Estamos construyendo poco a poco un mundo menos formado, menos crítico y menos preocupado. Las noticias se mueven a gran velocidad y los medios se centran en la emotividad para captar nuestra atención y nuestro corazón. Los hechos se suceden sin apenas estudio y reflexión, no por parte de cada uno de nosotros, pero al menos por parte de personas cultas, formadas e informadas, veteranas que puedan darnos luz sobre la cantidad de noticias que debemos asimilar y comprender. Algunos medios, minoritarios siempre, se preocupan de hacer análisis con perspectiva y realismo.
Quizá este primer párrafo le deja con una extraña sensación, “¿qué me quiere usted decir?”, puede estar pensando ahora mismo. Y le seré muy sincero, quiero decirle que cuando me paro a pensar sobre el mundo en el que vivimos, siento cierta preocupación y desasosiego. La gente de mi generación hemos crecido y vivido en una burbuja de bienestar donde hemos llegado a creer que todo estaba hecho, que jamás volverían los problemas: guerras, epidemias, hambrunas, crisis sociales y políticas, etc.; y lo bueno de cumplir años es ver que las cosas no son como cree uno cuando apenas tiene un cuarto de siglo, pese a que ya posea una carrera, un idioma y un máster. La vida es cíclica, los hechos se repiten y el ser humano tiene una maravillosa libertad para actuar y una lamentable capacidad de tropezar varias veces en la misma piedra.
Si preguntamos a cualquier persona de nuestro entorno sobre qué noticia conocen mejor y tienen más información sobre ella, e incluso les ha causado mayor conmoción: si la repentina muerte del famoso jugador de baloncesto Kobe Bryant mientras iba en su helicóptero o que estos días se conmemora el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio nazi en Auschwitz, me atrevo a decir que la inmensa mayoría responderá que la primera. Puede ser lógico por proximidad en el tiempo y la notoriedad del finado, pero para que la humanidad sea un lugar mejor donde habitar y el ser humano no se sienta atraído por el totalitarismo, el odio y la eliminación del adversario, ¿cuál debería ser más conocida y explicada?
La tentación está en pensar y decir que no hay ninguna relación entre ambas noticias, obviamente, pero la realidad es que cada vez más y en España lo podemos comprobar casi a diario, caminamos hacia el ‘mundo feliz’ que perfectamente describió en 1932 Aldous Huxley donde todo es bello y armonioso porque sí. La actitud del nuevo gobierno es a todas luces un canto a actitudes y comportamientos poco democráticas y partidarios de la libertad, a ello se le suma que la autocensura y el miedo hacen su efecto para que por ahora lo pensemos, pero a poder ser no lo manifestemos, y así hasta que llegue el día que ni lo pensemos. Porque lo que no se dice o no se escribe, al final no existe.
El cúmulo de burdas mentiras, actitudes chulescas y desprecio a una mínima crítica social y mediática es total, veamos: el presidente Sánchez repitió con su característica hipocresía que jamás pactaría con quien hoy está gobernando; el vicepresidente Iglesias aseveró que viviría en su barrio con su gente y ya se rumorea que busca su segunda mansión en la Costa Blanca, el ministro Ábalos ha llegado a decir que se reunió, que no se reunió, que no le pregunten cosas que no interesan. Mientras el gobierno planea otra reforma educativa que seguro será un rebaja y eliminación de los valores que sí recibieron las hijas de la ministra Celaa en su colegio privado, católico y bilingüe. Es un grado de manipulación social que debería tener en una actitud mucho más activa a la sociedad civil.
El aniversario y una preocupante opinión
La realidad es que en estos fríos días de finales de enero deberíamos estar recordando que ocurrió hace 75 años en Auschwitz, al menos algún interesante documental a altas horas de la madrugada explicaba cómo el nazismo creaba campamentos de niños y jóvenes y tenía sometida a toda la sociedad alemana que veía con normalidad la eliminación de los judíos. Esa manera de ingeniería social, de control de las mentes y de generar odio y rencor a otro ser humano me recordaba al modus operandi de los nacionalismos actuales. Una luz, ha sido la presencia de nuestro jefe del Estado, el rey Felipe VI en ese aniversario, que además de un motivo de orgullo, pronunció unas brillantes palabras donde destacó: “La Humanidad no puede caer en tal horror de nuevo”.
Una joven venezolana que lleva dos años viviendo y trabajando en España, huyendo del paraíso en el que se ha convertido la Venezuela creada y planificada por los líderes de Podemos y miembros del actual gobierno de España, me dijo el otro día: “A Venezuela venían desde Cuba sin nada y nosotros pensábamos, este es un país rico y aquí el comunismo no triunfará. Ahora estoy en España y recuerdo como empezó el declive económico, político y social de mi país, una de las primeras medidas fue eliminar los peajes, luego abaratar las medicinas, el pueblo se sentía feliz”.