Rojas Clemente, ese pequeño y desconocido mercado que se erige entre El Carmen y La Pechina tiene solo 17 puestos. En uno de ellos tienen el mejor queso feta de la ciudad.
La responsable de que en el barrio del Botánico se conozca un poco más la cultura y la gastronomía helénica se llama Manuela y abrió Sabores Griegos hace justo un año.
Es la parada más reciente del mercado, pero en estos doce meses, su queso feta, con D.O y curado en barrica, se ha convertido en uno de esos descubrimientos que se propaga de boca en boca hasta que traspasa los límites geográficos del barrio. Después de probarlo, uno ya no puede volver a las tristes imitaciones que venden en los supermercados y que de griego solo tienen la tipografía del envoltorio. En el escaparate, las aceitunas de Kalamata comparten protagonismo, con un calibre considerable y un sabor poderoso, se complementan a la perfección con el queso feta. Si les añades cebolla, tomate, pepino y un poco de orégano, ya tienes una estupenda ensalada griega.
Esta es una de las recetas que comparte Manuela con los clientes que se acercan hasta su parada. Cada semana coloca en el mostrador los pasos para elaborar un plato griego e imprime octavillas para que la gente se las lleve a casa. Esta semana tocaba pastitisio, una especie de pastel de macarrones griego. A Manuela le gusta la cocina, así que no vende los productos sin más, sino que también aconseja, recomienda y explica. Sabe de lo que habla. Treinta años casada con un griego han dejado poso. Fue en Grecia, durante el tiempo que vivió allí con Tasos, donde aprendió la esencia de la cocina griega de la mano de su suegra. Pero no fue hasta hace un año cuando esta antigua profesora decidió compartir los secretos de la gastronomía helena, que tan bien conocían en casa, con los demás, y de paso hacer que la cada vez más grande colonia griega asentada en Valencia no se sienta tan lejos de sus raíces.
Aquí se pueden encontrar, además de algunos productos habituales en tiendas gourmet, como los tomates secos en aceite o los pimientos rojos rellenos de queso, otro más desconocidos como las dolmadakia, esas hojas de parra rellenas de arroz originarias no solo de Grecia sino también de Turquía, Siria o Bulgaria y que tanto gustan a la población vegana. El yogur griego, otro de esos alimentos tan dado a plagios mediocres, es otro de sus reclamos.
Los adoradores de Dionisio, conocido posteriormente como Baco, pueden recalar en este puesto y probar el retsina, un vino blanco que se macera en barricas con la resina de los árboles y que tiene unos dos mil años de antigüedad, cuando se sellaban las ánforas con la resina de pino de Alepo. Si uno se quiere acercar más a las costumbres del país, puede llevarse las jarras de latón donde se sirve el vino en las tabernas locales, una parte esencial de la cultura y la gastronomía griegas. Otra bebida interesante que se puede encontrar aquí es el ouzo, un licor anisado con un 40% de graduación, muy popular en Grecia para tomar en el aperitivo rebajado con agua y acompañado siempre de mezzedes si se quiere llegar a la hora de la comida en plenas facultades. Las cervezas Fix y Mythos y los refrescos Epsa sin gas de distintos colores y sabores completan el catálogo en lo que a bebidas se refiere.
Los viernes y sábados Manuela prepara moussaka casera que vende en porciones para llevar a casa, además de spanakopitas, hojaldres rellenos de feta y espinacas y tiropitas, otro pastel salado hecho de pasta filo y relleno con una mezcla de queso y huevo. Y por supuesto hay tzatziki (salsa de yogur, ajo y pepino), taramosalata (crema elaborada con huevas de bacalao para untar en pan de pita) y unos dulces bien cargaditos de azúcar y frutos secos con nombres evocadores como baklavadaki, galatobureki o kataifi.
Se nota la ilusión de Manuela, no solo por su negocio sino también por el barrio donde se ubica, ese Botánico reivindicativo cuya lucha empieza a cosechar sus frutos, y por un mercado que tanto ella como otro de los últimos puestos en incorporarse, la Masereta, tratan de impulsar y rejuvenecer. Hoy Rojas Clemente tiene una zona habilitada para niños, reparten a domicilio la compra en bicicleta y abren los viernes por la tarde con el objetivo de llegar a un público más amplio. El próximo viernes 21 de octubre, Sabores Griegos celebra su primer aniversario y lo hará compartiendo una copa y un aperitivo con todo el que quiera acercarse hasta allí por la tarde. Esperan brindar con clientes yamigos y exclamar Στην υγεία μας (Stin igia mas), el equivalente de nuestro ¡salud! El balance de este año es positivo. Manuela sabe que el camino que ha elegido no es sencillo, pero se muestra contenta de haber contribuido a traer un pedacito de Grecia al corazón del barrio.