BURGOS (EP). Un fragmento maxilar izquierdo que preserva la dentición descubierto en la Cueva de Misliya (Monte Carmelo, Israel), con un rango de edad de entre 177.000 y 194.000 años, sugiere que la primera migración del Homo Sapiens fuera del continente africano se produjo al menos 60.000 años antes de lo documentado hasta ahora.
Científicos españoles forman parte del equipo internacional que acaba de publicar en la revista 'Science' este estudio sobre los restos fósiles de humanos modernos más antiguos hallados fuera de África.
El trabajo, liderado por Israel Hershkovitz de la Universidad de Tel Aviv (Israel), es el resultado de una colaboración entre investigadores procedentes de varias instituciones internacionales de América, Europa, Asia y Oceanía, entre los que se encuentran Jose María Bermúdez de Castro, Mathieu Duval, María Martinón-Torres y Laura Martín-Francés, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH); Juan Luis Arsuaga, del Museo de Evolución Humana (MEH), así como José Miguel Carretero, Laura Rodríguez y Rebeca García, de la Universidad de Burgos (UBU).
Hasta ahora, los restos más antiguos de Homo Sapiens fuera de África se habían identificado en el Corredor Levantino y en China, y estaban datados entre 80.000 y 120.000 años. "Este nuevo descubrimiento en Misliya sitúa la primera migración de nuestra especie cerca de los 200.000 años. Estamos descubriendo la parte no-africana de nuestra historia más temprana", ha declarado la directora del Cenieh, María Martinón-Torres, quien en 2015 ya había participado, junto a Bermúdez de Castro, en el descubrimiento de los Homo Sapiens más antiguos de China.
Afortunadamente, el techo de la cueva Misliya colapsó hace unos 160.000 años y protegió el fósil humano y los artefactos arqueológicos enterrados en los sedimentos hasta el día de hoy.
La rica evidencia arqueológica revela que los habitantes de la cueva de Misliya eran cazadores de grandes especies como uros, gamos persas y gacelas, controlaban la producción de fuego en hogares, utilizaban ampliamente las plantas y elaboraban utillaje lítico del Paleolítico medio temprano, empleando sofisticadas técnicas innovadoras, similares a las encontradas con los primeros humanos modernos en África.
Para determinar la especie a la que pertenece el maxilar de Misliya, los investigadores han realizado tanto mediciones antropológicas clásicas del maxilar y los dientes, como análisis mediante tomografía y microtomografía axial computarizada que han permitido estudiar la anatomía interna del fósil y la comparación de su forma mediante reconstrucciones y modelos virtuales en 3D.
La comparación con fósiles de homínidos africanos, europeos y asiáticos y con poblaciones humanas recientes ha mostrado que este fósil pertenece inequívocamente a un humano moderno arcaico. "Ni el maxilar ni los dientes comparten ninguno de los rasgos que caracterizan a otras especies humanas, incluyendo a los singulares neandertales", comenta José Miguel Carretero, director del Laboratorio de Evolución Humana (LEH) de la Universidad de Burgos.
Recientemente se publicaban los fósiles de Jebel Irhoud (Marruecos), con 300.000 años de antigüedad, y sus descubridores planteaban su posible atribución a nuestra propia especie. Pero como explica Juan Luis Arsuaga, director científico del Museo de la Evolución Humana, los fósiles africanos anteriores a Misliya, como los de Jebel Irhoud, podrían considerarse más bien pre-sapiens, y "en mi opinión, son antepasados de nuestra especie pero no pertenecen a ella, lo que todavía le da más importancia al hallazgo de Israel".
Con el objetivo de determinar su edad, se ha realizado la datación directa de un diente del maxilar mediante los métodos de Series de (U-Th) y Resonancia Paramagnética Electrónica (más conocido por su acrónimo en inglés, ESR). Parte de este se trabajo ha llevado a cabo en los laboratorios del CENIEH por el geocronólogo Mathieu Duval, dentro del marco de un proyecto de investigación europeo.
"Para conseguir una datación fiable, se ha tenido que desarrollar un protocolo especial que permitiera limitar el aspecto destructivo del método, similar a lo utilizado recientemente para datar los restos de Homo naledi, en Suráfrica", ha explicado Duval.
La importancia de este trabajo, en el que han participado también otros miembros del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA), como Rolf Quam de la Universidad de Binghamton (EE.UU.) y Carlos Lorenzo, de la Universidad Rovira i Virgili, permite posicionar al equipo científico español en la vanguardia de los estudios sobre evolución humana, particularmente en materia de paleoantropología y datación de los asentamientos prehistóricos del circunmediterráneo.