Era una tarde tranquila en la universidad, con la escasa asistencia de alumnos que predecía la llegada de las fallas. Era una tarde tranquila, en la clase de Instituciones Jurídicas de la Unión Europea, asistiendo en directo on line a la presentación del presidente de la Comisión ante el Parlamento Europeo de su nueva hoja de ruta, el white paper. Era un presidente tranquilo, Jean-Claude Juncker, leyendo ante los eurodiputados en sesión plenaria los seis puntos que marcarán el camino de la Unión para los próximos 15 años. Era un Parlamento tranquilo, el europeo, aquella tarde de pleno semivacío en la que uno de sus miembros se levantó para proclamar la inferioridad de la mujer. “Las mujeres deben cobrar menos porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes”.
El exabrupto salió de debajo del mostacho del eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke. Y el Parlamento siguió la sesión de forma tranquila. No hubo alboroto entres sus filas. No se oyó el pataleo en los escaños. No se escucharon abucheos en las gradas. Ni gritos de “¡fuera, fuera!". No se levantaron al unísono sus señorías para dejar en el vacío de su soledad al autor de tamaño desafuero. No se escuchó el clamor popular que llenaría las calles por el insulto infringido al 51% de la población. Tan sólo la eurodiputada española socialista, Iratxe García, que acababa de denunciar la brecha salarial entre hombres y mujeres, se atrevió a levantar su voz, de forma tranquila y educada aunque enérgica, poniendo en su sitio al parlamentario polaco Janusz Korwin-Mikke —recordemos su nombre—. En ese momento, debía haber sido expulsado.
Pero llueve sobre mojado. Se trata del mismo eurodiputado que se atrevió a hacer el saludo nazi en la Cámara antes de verter su odio hacia las mujeres y los inmigrantes. el mismo que fue sancionado por el Parlamento Europeo en 2012 por sus comentarios racistas contra los negros. El que tuvo que pagar una multa en 2015 por hacer el saludo nazi en esa misma Cámara. Diez días de suspensión de sueldo y 3.000 euros. No es mucho para alguien que sigue negando el Holocausto nazi y exonerando a Hitler. Este matemático de 74 años, casado tres veces y con ocho hijos -a quien tal vez no le salen las cuentas-, llegó a decir ante los eurodiputados que los hombres pobres no tienen acceso a las mujeres y que las mujeres no quieren hombres pobres. Parece ser que ésta es su experiencia vital con las mujeres, la de una compraventa… Y también parece que ya no tiene ninguna otra forma de humillarlas.
No conozco en este momento de ningún procedimiento sancionador por parte de la Eurocámara hacia este eurodiputado que no merece el privilegio de sentarse en un foro democrático representando a sus votantes. O al menos no se ha hecho público hasta ahora, diez días después. Tan sólo el anuncio de una investigación por el Presidente de la Eurocámara, Antonio Tajani. Pero lo voy a buscar y vuelvo. Exacto. "El presidente ha decidido abrir un procedimiento en base al artículo 11 del Reglamento del Parlamento Europeo", dice el comunicado de prensa. El apartado tercero de este artículo, que regula la conducta de los parlamentarios, dice: “En los debates parlamentarios, los diputados se abstendrán de adoptar un lenguaje o un comportamiento difamatorio, racista o xenófobo, así como de desplegar pancartas o carteles”. Y punto. Parece ser que no se preveía que individuos de esta calaña entraran en un foro democrático representando a la voluntad popular, y menos desde un partido llamado Libertad y Esperanza.
¿Y qué más se puede hacer? Sólo he visto una Campaña de Avaaz en las redes para expulsarle del ParlamentoEuropeo y que lleva ya más de 900.000 firmas recogidas en tan sólo 10 días. Su objetivo es llegar al millón. En su Facebook sigue el debate, llamándole idiota la que menos. Un debate estéril si no llega a la calle. Y no hemos visto movilizaciones ni declaraciones de repulsa a lo largo y ancho de las calles y los hemiciclos de Europa, una Europa mancillada por representantes como éste. No quiero ni imaginar lo que dice en su blog…, porque tiene blog ¡que está en polaco sin traducción! Ni lo que pensará su tercera mujer de él, Dominika Sibiga, una modelo 44 años más joven que él… ¡Ah! Vale. ¡Por eso defiende que los hombres ganen más!