Rajoy está dispuesto a negociar con el PNV sobre financiación, ferrocarril e inversiones en el País Vasco, a cambio del apoyo de sus cinco diputados, uno más que Compromís
VALENCIA. El consejero vasco de Hacienda y Economía, Pedro Azpiazu, fue recibido el otro día por Cristóbal Montoro en su despacho del Ministerio durante dos horas y media. Y a mí qué me importa, pensará el lector que espera encontrar en la columna del director de Valencia Plaza algo relativo a asuntos cercanos a la Comunitat Valenciana. Pues se lo cuento, a ver si notan algo cercano, aunque sea algo tan humano como la envidia.
Nótese, en primer lugar, porque las formas son importantes, que el ministro de Hacienda a quien recibe en su despacho es a su homólogo vasco, no al presidente de la comunidad autónoma, porque el lehendakari a quien va a visitar cuando quiere pedir es a Mariano Rajoy. Algo que debería aprender Ximo Puig, que dirá que no se le caen los anillos por ir a mendigar a Montoro, pero no es cuestión de anillos ni de demostrar que es capaz de reunirse con un subsecretario del Ministerio si hace falta con tal de conseguir una financiación justa. Se trata de formas, de protocolo. Montoro discute con Vicent Soler de financiación y Puig presiona y se hace la foto con su homólogo, que es Mariano Rajoy.
Dirán que Montoro recibe a Azpiazu porque el País Vasco es caso aparte en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) debido a su régimen foral, como Navarra. Vale, pero eso no explica por qué el ministro recibe al consejero vasco y no al navarro, ni que este mismo año despachara en solitario con el vicepresidente del Govern catalán, Oriol Junqueras, para hablar de la ‘pela’, ya que, igual que Urkullu, el president Puigdemont cuando tiene que ir a pedir va a ver a Rajoy. Cuestión de formas. La escenificación catalana con Junqueras nos abre la posibilidad, eso sí, de que la próxima vez sea nuestra vicepresidenta la que vaya al Ministerio, o que acudan Oltra y Soler. Pero que no lo haga Puig, porque queda de autonomía de segunda.
Decía que el régimen foral no fue el motivo de la reunión de Montoro y Azpiazu porque el motivo era, y aquí entramos en el fondo de la cuestión, que el PP necesita que el PNV le apoye con sus cinco diputados –uno más que Compromís, y ya no lo digo más– en esta legislatura, empezando por los Presupuestos Generales del Estado. No es que lo necesite matemáticamente, porque sin el PSOE no le salen las cuentas –le faltaría un escaño–, pero quiere tener ese apoyo a mano por si en un momento dado el ‘no’ del PSOE es ‘no’. En ese caso, a lo mejor tiene que tirar la caña a los catalanes o, vamos a hacernos ilusiones, a los valencianos.
De momento, de lo que ya se está hablando tras la reunión Montoro-Azpiazu es de "la agenda vasca", como reveló este viernes el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, en una entrevista con la Agencia Efe que llevaba el siguiente titular: "Ortuzar ya tiene hilo directo con Rajoy para hablar de la agenda vasca".
Copio sólo el primer párrafo porque creo que es suficiente para poner los dientes largos: "Tras una legislatura en la que no se ponía al teléfono, Mariano Rajoy ya contesta a las llamadas de Sabin Etxea e incluso él mismo marca el número. Andoni Ortuzar desveló ayer (el jueves) que tiene hilo directo con el presidente del Gobierno español para hablar de los Presupuestos Generales del Estado de 2017 y de la agenda vasca. El fin de su rodillo parlamentario y, en definitiva, la necesidad ha obligado al mandatario español a torcer el brazo y abordar en primera persona la interlocución con el partido que gobierna en Euskadi".
¿Y qué es la agenda vasca? Pues una serie de reivindicaciones de las que destacaré las tres económicas, a ver si nos suenan: el gobierno de Urkullu pide que el Gobierno central le devuelva entre 1.500 y 1.600 millones de euros supuestamente pagados de más al Estado desde 2007 por el llamado cupo vasco, que también exige que se renegocie; en segundo lugar, el desarrollo de la "Y griega vasca", el AVE que no acaba de llegar –sobra decir desde dónde porque siempre es desde el mismo sitio– y que allí ofrecen financiar si luego se les descuenta del cupo, y tercero, el aumento de las inversiones de los Presupuestos Generales del Estado en el País Vasco. Financiación autonómica, ferrocarril e inversiones. ¿Sigue sin sonarnos?
Luego está el tema de las competencias por transferir y la retirada de recursos de inconstitucionalidad, que, según nos dijo el ministro Rafael Catalá cuando lo del Derecho Civil Valenciano, no se podían retirar así como así.
Lógicamente, todo esto no lo negocia el consejero de Hacienda, qué va, lo suyo era sólo una toma de contacto. Esto lo negociarán próximamente el presidente del PP y el presidente del PNV, Rajoy y Ortuzar, de partido a partido. Como ya ocurrió con Aznar, todo indica que la tajada que van a sacar los nacionalistas vascos de su odiado PP con sólo cinco diputados va a ser la envidia nacional.
Mientras, Sáenz de Santamaría se pasea por Cataluña con la mejor disposición para apaciguar el independentismo, a ver qué se les ofrece, que algo se les ofrecerá. Y los valencianos, a seguir llorando. Lo de siempre.