VALENCIA. 80 años dan para mucho. El aniversario de la capitalidad republicana, que se trasladó de Madrid a Valencia el 7 de noviembre de 1936, ha sacado a relucir historias y recuerdos. Algunos escondidos; otros olvidados. Cuestión de desempolvar el pasado, ese breve pero intenso periodo en el que Valencia fue la ciudad desde donde se combatió el franquismo está hoy muy presente gracias a un aniversario que ha sido asumido desde el ámbito cultural y patrimonial. Encabezado por Francisco Largo Caballero y con representantes de los partidos del Frente Popular, los miembros del gobierno de la República iniciaron entonces una mudanza que duraría algo menos de un año, un viaje en cuyo equipaje también contaban con numerosas obras de arte del Tesoro Artístico español, incluyendo los cuadros de mayor valor del Museo del Prado. También mutó con la ciudad su callejero, años en los que la Gran Vía Marqués del Turia se convirtió la Gran Vía Buenaventura Durruti; la calle Corona, en calle Pasionaria, y la calle Caballeros, en la calle Metalurgia. Ahora todos esos nombres e historias suben como aceite en agua.
Con un traslado efectuado durante la noche del 6 al 7 de noviembre, fue entonces cuando Valencia despertó como capital de la República, celebrando ya el primer consejo de ministros en el Palacio de Benicarló, un gobierno que a finales de octubre de 1937 volvió a cambiar de sede, en esta ocasión a Barcelona. La cartografía urbana de la ciudad se transformó en tiempo récord, reflejo de su sociedad, hombres y mujeres que vivieron y actuaron en medio de una cotidianeidad asaltada por un episodio trascendental. Y es precisamente en este punto, el de lo cotidiano, el día a día en un momento, aunque sea una palabra manida, verdaderamente histórico que se centra Tot està per fer. València, capital de la República, muestra que se puede ver hasta el próximo 19 de febrero en el Centre Cultural La Nau que, por cierto, albergó en ese periodo las dependencias del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Precisamente esta muestra recurre a objetos personales, como puede ser un carné de socio del Valencia C.F., el trofeo que acredita al Levante UD como campeón de la Copa de la España Libre en 1937 y documentos cotidianos, como dibujos infantiles o fotografías de un enlace, pues, incluso en tiempos cambiantes, la vida seguía su curso. Más de 450 piezas, entre las que también se incluyen carteles y artículos de periódicos de la época, que desmontan el "estereotipo del Levante feliz que reflejaba la prensa madrileña", explican sus comisarios, para dibujar un mosaico con todas las piezas del puzzle que fue una ciudad en guerra en la retaguardia. Esta exposición se vincula también a LA TRACA. La transgressió com a norma, que acoge La Nau hasta el 15 de enero, una muestra que suma dos centenares de ejemplares de la mítica revista satírica valenciana, una sonrisa que se apagó en 1940, cuando su editor, Vicente Miguel Carceller, fue fusilado en Paterna a causa de las constantes burlas en torno a la figura del dictador Francisco Franco.
Importante el contenido y los contenedores, también los edificios son testigo y huella de la Historia (con mayúscula). Desde hace apenas unos días, la ciudad cuenta con ocho paneles informativos que señalan aquellos espacios que tuvieron un papel político, cultural o civil destacado durante la guerra y el periodo republicano. El proyecto ‘València en la memòria’, impulsado por el área de Cultura del Ayuntamiento de Valencia, señala la propia casa consistorial, las Torres de Serranos, el refugio de las calles Alta-Ripalda, el palacio del Marqués de Campo, el entorno del Palau de la Generalitat, el palacio de los Borja, el Museo de Bellas Artes y el edificio del Monte de Piedad. Cada uno de estos, por distintos motivos, con un papel determinante en ese corto periodo de tiempo, un espacio de tiempo en el que las Torres de Serranos resguardó buena parte del patrimonio artístico español y el actual Museo de Bellas Artes funcionó como hospital militar.
El traslado del gobierno obligó a la administración a reubicarse, buscando nuevas sedes en el mapa valenciano. Así, el edificio del Ayuntamiento alojó al Comité Ejecutivo Popular (gobierno municipal), fue sede del Congreso de los Diputados, sede del II Congreso Internacional de Escritores y, además, dispone también de un refugio antiaéreo; el palacio del Marqués de Campo acogió al Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, mientras que el palacio de los Borja fue sede de la Presidencia del Gobierno y del Ministerio de Defensa. Por su parte, el edificio del Monte de Piedad fue sede del Ministerio de Propaganda y el Palau de la Generalitat acogió la sede del Consell Provincial de Valencia, y en su entorno se localizaban un refugio antiaéreo y el Centro de Defensa Antiaérea (en el Micalet).
“Tenemos un potencial cultural muy grande, muchas cosas que contar y un pasado que ha ayudado a conformarnos como sociedad, pero todos estos aspectos tan enriquecedores de por sí, si no conseguimos contarlos, mostrarlos y compartirlos quedan reducidos a nada”, explicó la concejala Glória Tello al respecto. El proyecto ‘València en la memòria’ se irá ampliando en fases sucesivas, añadiendo otros edificios y lugares relevantes, una acción que forma parte del Plan de Recuperación de la Memoria que lleva adelante la concejalía de Cultura, y que también contempla la edición de publicaciones y la recuperación y adecuación de los refugios como espacios museográficos. Así las cosas, el gobierno municipal prevé poder inaugurar para el primer trimestre de 2017 el refugio de la casa consistorial y el de las Torres de Serranos en la segunda mitad del próximo año, una vez se ejecuten los trabajos de rehabilitación.
Del mismo modo, con motivo del aniversario, el Ayuntamiento ha editado el libro 'El món mira a València, capital del antifeixisme', coordinado por Javier Navarro y Sergio Valero, obra en la que han participado 14 historiadores. Éste es el primero de los tres volúmenes que el consistorio va a publicar para conmemorar la capitalidad república, en el que repasa los cambios políticos y económicos del momento. El segundo, que verá la luz en abril versará sobre la vida cotidiana de la valencia de la época, mientras el tercer y último ejemplar que saldrá entre octubre y noviembre de 2017 se centrará en el mundo cultural, una serie de acciones que buscan “romper un período de silencio”, declaró el alcalde de Valencia, Joan Ribó.
Por su parte, también el Museu Faller ha organizado actividades en torno a la producción de cartelería y ninots durante la Segunda República. La próxima cita está fijada en el 13 de diciembre a las 19 horas, una charla coloquio a cargo de J.Mozas y Ll.Fernández en el casal-refugio de la falla Ripalda-Soguers que versará sobre las comisiones falleras durante la capitalidad valenciana. Esta no es la primera charla que conecta el mundo festivo con la Segunda República, pues anteriormente desde el museo se ha hecho lo propio con los ninots indultados de Vicent Benedito o la cartelería entre 1931 y 1936. Será en enero cuando llegue la cuarta actividad, en torno a la figura de la fallera mayor.
El aniversario de la Segunda República se traduce en señalización patrimonial y exposiciones, aunque no es el único formato. Durante el mes de diciembre, el teatro también se sumará a este aniversario con el estreno de una obra, 'La guerra civil europea', interpretada por Escena Erasmus y dirigida por el dramaturgo Antoni Tordera. La obra se representará entre el 12 y el 16 de diciembre en la Matilde Salvador de La Nau, sala que también acogerá dos montajes más dentro de este programa conmemorativo de la capitalidad republicana. Centrados en los brigadistas internacionales, la pieza conecta ese momento con los conflictos y problemas de la Europa actual.
"En el año 1936 estalló la guerra en España, al sublevarse parte del ejercito contra el Gobierno legal. Era una guerra en la que se enfrentaban dos maneras de ver la vida. Por eso en todo el mundo salieron de su casa jóvenes para defender la libertad y la democracia. Vinieron nada menos que de 54 países, desde China o Cuba hasta Suecia, Polonia o Estados Unidos. Se les llamó los brigadistas internacionales. Nuestro espectáculo muestra situaciones de este viaje y lucha, pero nos centramos en algo que a veces se olvida: las mujeres brigadistas". Por su parte, en febrero, las obras programadas son 'La carta (1931-1941)', de Emili Chaqués, interpretada por L'Últim Toc Teatre y Malatesta Teatre, y dirigida por Moreno y Amparo Pedregal; y 'Prohibida la reproducción', de José Ricardo Morales, dirigida por Inma Garín e interpretada por el Aula de Teatre de la Universitat. También en febrero, el Aula d'Història i Memòria Democràtica de la Universitat, dirigida por Marc Baldó, realizará unas jornadas sobre esta temática.
Si Escena Erasmus ofrece una mirada única a ese periodo, también lo hace la fotógrafa Kati Horna en su recién inaugurada exposición La mirada de Kati Horna. Guerra y Revolución (1936-1939), que se puede ver en el Centre del Carme. Horna es sin duda una de las creadoras más inusuales y auténticas del siglo XX, "una obrera de la fotografía" como se definía ella misma. Feminista, solidaria y libertaria, la artista nacida en Budapest en 1912 y participante de las vanguardias de entreguerras, fue llamada a documentar y dar testimonio del trabajo transformador que estaban llevando adelante la CNT y la clase trabajadora durante la Guerra Civil. "Se trata de una exposición que recupera la memoria histórica de nuestro país y a su vez pone en valor el trabajo de una creadora comprometida con su trabajo y con su tiempo. Si con la exposición de Fragments. Mitologia del periodisme gràfic reivindicamos la labor del fotoperiodismo en España, con la La mirada de Kati Horna estamos poniendo el acento sobre las aportaciones de la mujer en este ámbito y la importancia de esa otra mirada de nuestro pasado", indicó el director del Consorci de Museus, José Luis Pérez Pont.
Habrá que esperar el próximo mes enero para saber si el Ayuntamiento de Valencia repite experiencia con la cabalgata capitaneada por las "reinas magas" Libertad, Igualdad y Fraternidad, un acto laico y de tradición republicana que no se celebraba desde 1937 recuperado por el gobierno municipal, bajo la organización de la Societat Coral El Micalet y que forma parte de la denominada 'Setmana de la infantesa' (Semana de la infancia en valenciano), una celebración que organizó entonces el Gobierno republicano para los más pequeños.
El lejano e intencionadamente idealizado, 14 de abril de 1931, día en que se proclamó la II República en España, sigue siendo una fecha histórica edulcorada y mitificada con una letal dosis de maldad y puerilidad, pues los mismos que la proclamaron la destruyeron