VALÈNCIA. Nadie sabe quién es pero, tras años siendo firmada por ‘anónimo italiano’, parece contar ya con autor. El Museu de Belles Arts de València ha presentado la Dama de perfil, una pintura inédita del maestro Diego Velázquez procedente de la colección privada Delgado y que se podrá ver por primera vez en una exposición el próximo mes de mayo. La pieza, un óleo sobre lienzo de 24,5 cm por 18,5 cm, fue adquirida por el coleccionista hace apenas dos años, una compra intuitiva que resultó en un enigma que solo podía resolver una persona: Carmen Garrido. Doctora en Historia del Arte, conservadora y antigua Jefa del Gabinete de Documentación Técnica del Museo Nacional del Prado, ha sido Garrido quien ha autenticado la pieza, atribuida al autor sevillano, que la habría pintado en su primer viaje a Italia, entre 1629 y 1631.
Si el autor y el tiempo de ejecución parecen claros, las dudas siguen con respecto a la protagonista de la pieza, cuya identidad está todavía por concretar. “Se me escapa”, respondía Garrido sobre la cuestión. Según indica, podría proceder de otro cuadro, un boceto de alguna pintura que viera en Italia, aunque desconoce cual. Del misterio de La Mona Lisa al de la Dama de perfil. La pintura supone un boceto, una pieza de pequeño tamaño que, sin embargo, realizó en la misma época en la que firmó Apolo en la fragua de Vulcano (La fragua), La túnica de José y las dos Villas Médicis, entre otros. El boceto de la mujer está pintado "alla prima", a base de toques muy rápidos que captan lo esencial del personaje con gran facilidad, una pieza que representa un avance dentro de la pintura de Velázquez, puesto que el personaje gana en volumen y desarrollo y el pintor logra con soltura llevar al lienzo el espacio interpuesto entre el fondo y la figura.
La radiografía revela que la técnica seguida por el artista y los materiales con la que ha sido pintada responde al estilo practicado durante su estancia en Roma. Velázquez comenzó a pintar sobre telas de alta densidad de hilos, a incorporar la luz en los cuadros, a utilizar el albayalde como blanco fundamental de sus obras y a trabajar cada vez con menos cantidad de pintura que le permitía una ejecución rápida. La pieza supone una obra en sí misma pues, a pesar de su pequeño tamaño, no procede de una mayor, aunque presenta un desgarro y recortado por las cuatro esquinas, formando un octágono. A pesar de que la “apreciación visual es muy rápida” y Garrido “estaba convencida” desde el primer momento de que el retrato era de Velázquez el proceso de autentificación ha sido largo, desde que cayó en sus manos por primera vez.
“Un día apareció el señor Delgado por mi casa con el cuadro bajo el brazo… ¡era tan pequeño”, recuerda. Y así empezó todo. Esta no es la primera pieza del autor que autentica Garrido, autora de los libros Velázquez: técnica y evolución (Madrid, Museo del Prado 1992), Velázquez, la técnica del genio (Madrid, Encuentro Ediciones 1998, en colaboración con Jonathan Brown) y El trazo oculto. Dibujos subyacentes en pinturas del siglo XV y XVI, (Madrid, Museo Nacional del Prado, 2006. En colaboración con Grabiele Finaldi), aunque la incógnita sobre su protagonista sí es novedad.
Según explica la doctora Carmen Garrido en su argumentación para atribuir el cuadro a Velázquez, en el inventario realizado por Gaspar de Fuensalida en la Villa de Madrid, el 8 de agosto de 1660, en la Casa del Tesoro, a la muerte de Diego Velázquez y de su mujer Juana Pacheco, aparece una entrada en la línea primera del Fol. 699r que reza: "Otro retrato de media cara de un borrión". Si se toma la palabra borrión, según se ha interpretado como borrón, práctica muy habitual de los pintores venecianos y posteriormente de los españoles Greco y Velázquez, ¿podría ser este borrón el descrito? La palabra borrón es empleada por los tratadistas españoles antiguos, como Pacheco o Palomino, referida a una mancha, apunte o boceto realizado de manera rápida a golpe de pincel, precisamente tal como está pintado este cuadro.
“No tengo dudas de que esto es un Velázquez, me gusta que esté cerquita de su autorretrato”, añadió Garrido. Efectivamente, la dama pasará a acompañar a Autorretrato, procedente de la colección de la Academia San Carlos, y San Simón de Rojas difunto, depósito del Duque de Infantado en la pinacoteca valenciana. Dama de perfil se expondrá a partir de mayo junto al resto de piezas pertenecientes a la colección Delgado, cuyo propietario depositará tras la exposición en el Museu de Belles Arts. Fue el propio director de la pinacoteca, José Ignacio Casar Pinazo, quien insistió sobre la necesidad de "mimar" a los coleccionistas particulares, ya que contribuyen de manera muy activa en la custodia, estudio y difusión de nuestro patrimonio.
Dentro de la colección, comprendida por más de 73 piezas, se encuentra Yo soy el pan de la vida, el Sorolla más grande que ha salido a la venta (415cm x 532cm sin marco) sin tener en cuenta las obras del catálogo de la Hispanic Society