VALÈNCIA A TOTA VIROLLA

València o Málaga: los datos culturales que desmienten el relato

Convertidas en capitales de modelos culturales distintos, los indicadores relacionados con el impacto de sus modelos desmienten la impresión del éxito de Málaga frente a otras ofertas

17/12/2022 - 

VALÈNCIA. En los últimos meses se ha convertido en un clásico -una especie de derbi- la comparación entre València y Málaga. Una derivada del combate eterno en la competición entre ciudades, con la exhibición de imaginarios urbanos como factor para valorar sus éxitos. 

Málaga ha girado, desde luego, su propio relato, repleto de nuevos ingredientes. En clave regional incluso jibariza a Sevilla. El reportaje de El País el pasado 3 de diciembre -Málaga, en boca de todos- oficializaba la impresión en curso de Málaga como ciudad de moda. València, con cierto resquemor, vuelve a preguntarse qué hay de lo mío. En ese hilo, esta semana Víctor Maceda titulaba en El Temps ‘Màlaga és millor que València’, ironizando sobre cómo la competitividad de la capital valenciana no tenía el mismo eco en la prensa, en un debate que trae otras connotaciones: la lucha de las ciudades españolas por recoger las migajas mediáticas que deja Madrid. 

En el fondo, medio oculto, hay una discusión sobre dos modelos distintos en la orientación cultural; ambas ciudades los ejemplifican a la perfección. De manera simple, el modelo de las atracciones adquiridas (compras de museo, apuesta por eventos culturales de tracción nacional) frente a un modelo de abajo-arriba en el que son los alicientes ya existentes en una ciudad los que definen su marco cultural. 

Desde València existe también la percepción de Málaga como un buen ejemplo de definición de ‘producto’. La ceramista -con un fructífero pasado en la publicidad- Ana Illueca habla de “un posicionamiento claro a partir de la creatividad y la innovación. Van a por ello desde todos los sectores y con todos los actores en juego. Empujar en una dirección clara es fundamental para conseguir resultados y también para ser percibidos de manera contundente. Ser tibio, no renunciar y querer agradar a todos te resta fuerza”. El director de Cinema Jove, Carlos Madrid, focaliza el caso del Festival de Málaga, “el festival de cine español por excelencia. Se le dotó de esa identidad y siempre ha tenido un puñado de buenos títulos. La asociación con Atresmedia le supone una visibilidad televisiva de grandes audiencias, si bien le obliga a programar algunos títulos de la plataforma que no siempre van en consonancia con el resto de selección oficial”.

Y en esa búsqueda por las grandes audiencias puede que esté una de las claves del modelo. Fuera del caparazón, queda la pregunta central por resolver: ¿cómo impacta esa estrategia por la creatividad y la cultura en el propio territorio?, ¿cuál es la repercusión real?

Cargado de cifras, el responsable de Econcult en la Universitat de València, Pau Rausell, hace una primera valoración: “El modelo de especialización de Málaga es mucho menos sólido y consistente que el de València, su ecosistema cultural es mucho más superficial (más de ‘mirar y ver’ que de hacer y desarrollar). Ni siquiera obtiene la ventaja definitiva en el impacto turístico”.

Hay varios indicadores que dibujan cierta distancia entre realidad y relato. Rausell considera que “València se sitúa claramente como tercer espacio en términos de cultura, por detrás de Madrid y Barcelona, pero claramente por delante de Málaga y por supuesto Bilbao”. Si bien los informes anuales de la Fundación Contemporánea a propósito de la calidad en la oferta cultural las sitúan a la par, cree Rausell que “existe una una visión distorsionada por la mayor relevancia pública de eventos culturales (festival de cine) y la relevante notoriedad de las instituciones museísticas de franquicias globales de la ciudad”.

Atracción turística

Si la oferta cultural se pudiera juzgar solo por su conversión en visitantes, en ningún indicador sobre la competitividad turística basado en la cultura, Málaga mejora a València. “Tampoco es cierto -sigue Rausell- que los visitantes de Málaga sean más internacionales, ya que la proporción de visitante extranjeros muestran valores muy similares y por encima del 50%”. 

 

Gasto público 

En la atención a la cultura dentro del gasto municipal, las dos ciudades muestran valores parejos (inversión del 6,26% en el caso de València, del 6,11% en Málaga) si bien la andaluza concentra más inversión en el concepto de Equipamientos culturales y museos mientras que València lo hace en el de Administración General y en la Promoción cultural.

Tendencia digital 

Usado como termómetro del interés medio, las búsquedas en Google dentro del campo del arte y el entretenimiento, dibujan una línea donde es Sevilla la que se cuela en la competición con València, quedando Málaga muy por detrás. La gráfica, a la que apela Rausell como reflejo de la capilaridad de la oferta cultural, muestra una evolución constante en ese equilibrio entre capitales. 

Resulta llamativa la ausencia de Málaga en el Cultural and Creative Monitor, el indicador cultural de la Comisión Europea donde València aparece con un 20,7 en el índice de vitalidad cultural.

Niveles de ocupación

Con “una misma especialización turística” los niveles de ocupación en los sectores de la cultura y la creatividad dejan a València bastante por delante de Málaga (3,8% frente a 2,4% en el total de afiliados), mientras que en hostelería reflejan datos casi idénticos (8,2% frente a 8,4%).

Lejos de autocomplacencias, este debate parece estar marcado de nuevo por la dicotomía entre relato y realidad: ¿qué importa más?, ¿aquello que sucede o lo que parece que sucede? En la trastienda, refleja la dificultad de València para verbalizar y reflejar con nitidez su posicionamiento. Representa bien el reto de las ciudades por generar atracción más allá de la superficialidad. 

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