VALÈNCIA. (EP) El vicealcalde de València y concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo, ha ordenado este lunes el cierre inmediato del Parque Gulliver por "prudencia" ante las quejas de varias familias que a lo largo del día han comunicado incidencias relacionadas con rozaduras y picores en los niños y niñas después de utilizar los toboganes. El consistorio ha iniciado una investigación para determinar las causas.
El Gulliver, uno de los espacios de juegos "más emblemáticos" de la ciudad, había reabierto este lunes después de un periodo cerrado desde el inicio del estado de alarma, en marzo de 2020.
La reapertura, según apunta el consistorio en un comunicado, contaba con el aval de los informes técnicos de los ingenieros del Organismo Autónomo de Parques y Jardines Singulares, encargado de su mantenimiento, después de revisar la estructura y haber reparado algunos desperfectos menores, entre otros, añadir piedra para amortiguar caídas.
Al respecto, Sergi Campillo ha asegurado que el Gulliver "siempre ha tenido fama de romper algunos pantalones, pero ante las incidencias detectadas hoy se ha ordenado el cierre inmediato de las instalaciones".
El consistorio ha iniciado una investigación para determinar las causas y el vicealcalde pedirá un informe externo que valide las condiciones de seguridad. Mientras tanto, el parque permanecerá cerrado, ha apuntado.
"Es una noticia imprevista y mala pero la seguridad de los niños y niñas es aquello más importante", ha concluido Campillo.
El Ayuntamiento de València reabría este lunes nuevamente al público el Parque Gulliver, que se encontraba cerrado desde el inicio del estado de alarma en marzo de 2020. El recinto está a la espera de una próxima reforma integral del parque que ya está licitada.
No obstante, durante el tiempo que ha permanecido cerrado, se han llevado a cabo trabajos de reparación de los elementos de ensartado y las barandillas de cuerdas debido a su desgaste, además de algunas fisuras aparecidas en la cubierta de la figura y se han incorporado 70 toneladas de grava de canto redondo a su alrededor que, siguiendo el diseño original, permite amortiguar los posibles impactos y caídas. La zona ajardinada que rodea el Gulliver también ha sido intervenida con trabajos de poda, siega y recorte.