VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València ha dado comienzo al proceso para la reforma de las normas urbanísticas del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Una modificación que, como ha venido contando Valencia Plaza desde hace meses, supondrá cambios en diferentes frentes, bien para adaptar las normas a la legislación vigente, bien para introducir nuevas disposiciones por parte de la concejalía de Urbanismo, cuyo edil Juan Giner anunció este viernes el inicio de los trabajos.
Una de las novedades, como adelantó este diario en septiembre, será la regulación del coliving, cohousing o flexliving, nuevos modos de alojamiento conocidos en términos genéricos como viviendas colaborativas, cuyos usos suelen encontrarse a caballo entre el residencial y el terciario. Algo que, hasta ahora, la rígida normativa urbanística de la ciudad, que data de 1989, no tenía previsto.
Se trata de soluciones más flexibles y temporales que basan su filosofía en compartir espacios comunes y servicios, pero con zonas privativas, fórmulas que los promotores reclamaban regular desde hace años en el Cap i Casal, puesto que ahora no tenían un encaje urbanístico claro, lo que ha ralentizado inversiones en la ciudad porque generaba dudas sobre si se debían acometer sobre suelo terciario o residencial.
Pero no será la única modificación. Además, Giner explicó que se busca facilitar la implantación de centros y galerías comerciales de tamaño medio. En este sentido, la novedad en la que trabaja la concejalía de Urbanismo aumentará de 2.000 a 5.000 metros cuadrados el tamaño máximo de un comercio en entornos residenciales. A partir de esta envergadura, las superficies comerciales quedarán relegadas a las áreas de predominancia terciaria, restricción que hasta ahora se aplicaba sólo a superficies superiores a los 12.000 metros cuadrados.
Pero además, el nuevo Plan General contemplará usos que hasta ahora no estaban incluidos, lo cual facilitará la implantación de negocios de estas categoría. Por ejemplo, del uso tecnológico, habida cuenta de que la ciudad busca constituirse como un nodo de empresas innovadoras en espacios como La Marina de València o el antiguo polígono de Vara de Quart.
También se introducirá el uso logístico o el de servicio de recarga eléctrica y de producción fotovoltaica, así como el uso artesanal, que permitirá, por ejemplo, pequeños talleres de imprenta, reparaciones, modistería o fabricación de instrumentos musicales o reparación de bicicletas en bajos comerciales de barrios residenciales.
Por otro lado, el departamento de Urbanismo busca actualizar conceptos y parámetros urbanísticos de la normativa que se habían quedado desactualizados. Por ejemplo, en cuanto a los nuevos desarrollos urbanísticos, el Plan General permitía que estos se hicieran por gestión directa (por parte de la administración) o por gestión indirecta (mediante un agente urbanizador). Ahora, se adaptará el Plan a las novedades de la legislación valenciana, que permite también la gestión por parte de los propietarios.
En cuanto a la edificación, se introducirán cambios en las parcelaciones, la edificabilidad, la ocupación de parcela y también en cuestiones como el patio inglés o las piezas habitables en el subsuelo para adaptarlos a la normativa y la realidad del sector. Cabe recordar que, como publicó también este diario, el departamento de Bomberos ha solicitado que en las modificaciones se asegure que se va a facilitar "el acceso de los bomberos a las plantas bajo rasante en la que se encuentren piezas habitables".
Una novedad será la regulación de aspectos relativos a elementos instalados en las azoteas, algo que hasta el momento no estaba contemplado en el Plan General de la ciudad de València. Así, se regularán los requisitos para ubicar elementos como piscinas o trasteros. Ahora mismo, explicaron en la concejalía, hay casos donde hay algunos de estos elementos "de facto" pero que no estaba permitido, con lo que se le dará cabida en las reglas urbanísticas municipales.
Giner detalló que, además, "se regula la realización de obras para la mejora de la accesibilidad, la eficiencia energética y las energías renovables de los edificios o se simplifica el régimen de las situaciones de fuera de ordenación de los edificios, dando una mayor seguridad jurídica a los propietarios".
"Tras casi 35 años de vigencia, se han producido números cambios legislativos en materia urbanística y del suelo tanto en el ámbito estatal como autonómico. Además, en la actividad urbanística de la ciudad ha tenido lugar una constante evolución de usos y actividades en los ámbitos urbanos, lo que ha propiciado la aparición de nuevas actuaciones que no estaban contempladas en la época en que se aprobó el Plan (1988)", según Giner.
El edil añadió que durante este tiempo "se han aprobado nuevas normas técnicas de la edificación que se han ido modificando durante la vigencia del Plan, lo que motiva que las normas urbanísticas del PGOU deban ser objeto de actualización". "La no actualización del PGOU trae como consecuencia problemas de aplicación práctica, por lo que es necesario simplificar, clarificar y agilizar la gestión y ejecución del planeamiento y con ello promover un desarrollo socioeconómico equilibrado y sostenible", concluyó el concejal.