Estos tres emprendedores, con una larga trayectoria que va desde trabajar en las cocinas de los mejores restaurantes con estrella Michelin, a fundar empresas tecnológicas, ser camareros y, sobre todo, amantes de la gastronomía, han unido sus experiencias de vida para crear Honest Greens.
Su búsqueda se basa en «queremos un lugar que tenga comida saludable, burbujeante, que te gratifique sin medida y que además sea asequible, que sea rápida —que no chatarra— en un ambiente acogedor actual». En realidad más que un restaurante han creado un concepto basado en comida real.
La primera vez que escuché hablar de Honest Greens, ni siquiera me sentí atraída por conocerlo. Sigo una alimentación basada en plantas y con la nueva tendencia «green» he visto abrir una procesión de restaurantes «sanos» con una imagen corporativa que recordaba a la cabaña del tío Tom, y que luego eran solo humo, el «green washing». Pero paso habitualmente por la calle Pascual y Genís de camino al gimnasio y siempre veo esas colas interminables que parece que regalaran algo, y decidí darle una oportunidad.
Con el primer bol que probé, el «latin lover», con arroz integral, frijoles negros, kale, maíz, cilantro, aguacate, pepino, que además lleva jalapeños encurtidos y horneados, con una untuosa salsa blanca vegana, me he dado cuenta que el viaje que han emprendido Cristofer, Ramus y Benjamin creando este restaurante tiene un verdadero sentido. Se siente la comida real.