Mavi ya en su momento engalanó de verde saludable Russafa con su entrañable Ki bio restaurant donde amparó a los veganos y vegetarianos que buscaban una comida con sentido basada en plantas lejos de los fake cheese, fake burguers, or plastic sausages.
Quién no recuerda sus estofados melosos de legumbres, la crema de calabaza en temporada y cómo no los postres, el colofón memorable –estaban tan ricos que costaba creer que fueran saludables–. Pero justo la tarde nefasta del 12 de noviembre del 2018, al salir de su jornada laboral fue envestida en su moto por un coche, que le obligó a cerrar el restaurante debido a las graves secuelas. Nos dice Mavi: “No ha sido fácil. Un largo camino de terapias, dolor, esfuerzos y la ayuda de muchos profesionales han devuelto parte de su destreza a mis manos”.
"La cocina es mi pasión, sé que tengo mucho que decir, mucha felicidad que repartir y compartir"
Cuando le pregunto a Mavi qué le animó a emprender de nuevo —en una edad que está más cerca de la jubilación y con ello el descanso que tantos anhelan— nos dice, “porque lo necesitaba, inicié de nuevo para perseguir mis sueños, la cocina es mi pasión, sé que tengo mucho que decir, mucha felicidad que repartir y compartir. Mis tartas saludables son testigos privilegiados de momentos felices que celebran la vida”.
Y así renace este proyecto, con la fuerza de una mujer que rompe barreras y tiene un objetivo claro en la mira, esta vez con otro matiz. Ya no es un restaurante porque sus limitaciones físicas no soportan las exigencias ni el ritmo vertiginoso.
Ha puesto en marcha un obrador gastronómico a camino entre lo tradicional y lo vanguardista, sin perder sus principios. El primer catering 100% ecológico, con una amplia opción vegana, kilometro cero equilibrado, trazabilidad, sin azúcar, libre de gluten.
Si eres un cacao lover nada más poner un pie en su obrador te das cuenta que has llegado al lugar indicado, la tarta Sacher dulce no azucarada es de un placer inenarrable, la fusión de texturas, melosa y crujiente consigue que se deshaga nada más entrar en la boca, no puedes dar crédito, es dulce sin empalagar con un magnífico cacao puro comprado en las tiendas de comercio justo: ¡cacao, cacao! Y si te la sirve caliente con una bola de helado de vainilla vegan of course, experimentas un orgasmo bucofaríngeo.