El euro se mantiene por encima de 1,13 dólares, su nivel más alto desde principios de mayo, impulsado por datos económicos mixtos en la eurozona. Alemania revisó al alza su crecimiento del primer trimestre hasta el 0,4 %, gracias al consumo y la inversión. Sin embargo, la confianza del consumidor en Francia cayó inesperadamente.
Aunque el índice Ifo de clima empresarial sorprendió al alza, el PMI de la eurozona mostró una contracción imprevista en la actividad del sector privado. Los inversores ya descuentan una bajada de tipos del BCE el 5 de junio y otra más este año. Al mismo tiempo, la presión sobre el dólar aumenta por la preocupación sobre la deuda de EEUU y la ajustada aprobación del nuevo plan fiscal de Trump.
Por su parte, la libra esterlina superó los 1,34 dólares, impulsada por datos económicos positivos y cierto alivio en el coste de vida. Las ventas minoristas en abril crecieron un 1,2 % mensual, encadenando cuatro meses al alza, reflejo de la fortaleza del consumo pese a las subidas fiscales y tensiones comerciales. La confianza del consumidor mejoró en mayo, con mayor disposición a gastar.
Además, Ofgem anunció una bajada del 7 % en el tope de precios de la energía a partir de julio, lo que aliviará la presión sobre los hogares. Aun así, la inflación sigue elevada, situándose en el 3,5 %. El mercado estima un 50 % de probabilidad de que el Banco de Inglaterra recorte tipos en agosto y otra bajada antes de fin de año.
El yen japonés se fortaleció respecto al dólar, con una subida semanal superior al 1 %, impulsado por una inflación más alta de lo previsto. La tasa subyacente alcanzó el 3,5 %, su nivel más alto en más de dos años, lo que aumenta la presión para que el Banco de Japón mantenga su giro hacia una política más restrictiva.
La inflación general se mantuvo en el 3,6 %. Además, la divisa se vio favorecida por la debilidad del dólar ante las dudas sobre la situación fiscal en EEUU. Por otro lado, el ministro de Finanzas japonés descartó que se abordaran temas relacionados con el tipo de cambio durante la reunión del G7, enfriando los rumores sobre una posible intervención coordinada.