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‘XEITO I ESPENTA’ DESDE MADRID

Carisma y poder

  • El nuevo presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. Foto: JOSE MANUEL VIDAL/EFE
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Definición. El diccionario, ese sabio consejero de la RAE, dice que carisma es “una cualidad o don natural que tiene una persona para atraer a los demás por su presencia, su palabra o su personalidad”. En otra acepción añade que “es la capacidad de ciertas personas para motivar y suscitar admiración de sus seguidores gracias a una supuesta cualidad de “magnetismo personal”. Y la tercera definición señala que “en el cristianismo es una gracia o don concedido por Dios o algunos hombres en beneficio de la comunidad”. Pues con esta materia prima vamos a analizar la actualidad política.

Juanma Moreno Bonilla, el ya flamante nuevo Presidente de Andalucía.  Es un hito histórico en nuestra política. Por primera vez Andalucía gobernará otro partido que no es el PSOE. En este caso el PP llega a la junta después de 37 años de mando socialista. De aduladores está lleno el reino político. Moreno Bonilla ya investido Presidente, recibe cariño por arrobas y con fruicción. Ya tiene carisma. Y pensar que tras el novísimo liderazgo de Pablo Casado y antes de los comicios nadie daba un duro por el bueno de Juanma porque era un sorayo reconocido. No solo será ya  carne de memes, sino que también pasará a engrosar el liderazgo con un Boletín Oficial bajo el brazo en el que firmará nombramientos, subvenciones, decretos, partidas presupuestarias, etc…lo dicho ya tiene carisma  y todos acuden en socorro del vencedor. No niego que no lo tenga per se, ahora deberá mostrar con su gestión, harto dificultosa por mor de los pactos con Ciudadanos y por el apoyo incómodo de Vox, su capacidad de liderazgo. Los que le conocen de cerca, dicen que es dialogante, simpático y preparado. Tendrá que demostrar no solo magnetismo personal, sino también eficacia. No lo tiene fácil. La mayoría conseguida con Ciudadanos es precaria porque dependen del socio molesto que les intentará apretar las clavijas. Veremos hasta donde llegan los unos y los otros.

Susana Díaz, la ex. Lo tiene difícil, muy difícil. Desalojada del Palacio de San Telmo, a pesar de su amarga victoria que no le ha dado para mantenerse, las hordas de Pedro Sánchez se ciernen sobre ella como negros presagios. En Ferraz descuentan ya su tiempo. Ese carisma con el que pretendió arrebatarle a Sánchez el liderazgo en el partido y a futuro intentar la presidencia del gobierno en España se quedó en nada por una aritmética electoral que la ha dejado fuera de juego. Despojada del Boletín Oficial correspondiente solo es líder de la oposición y no sabemos por cuánto tiempo. Lo que es la vida, ahora tendrá que ahormar pactos con su archienemiga, la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez. Es una relación complicada, pero la necesidad limará asperezas. Siempre y cuando tenga tiempo, ese bien escaso que sus jefes en Madrid determinen. Las elecciones de mayo a ayuntamientos, diputaciones y Europa aclararán si Díaz cuenta o no con apoyos o sí Ferraz ha marcado territorio. Se me antoja que se le va a hacer muy largo o muy breve si Madrid decide el relevo inmediato. Ahora ya se ha visibilizado su pérdida de poder, y eso es un factor determinante.

40 años de carisma. Adolfo Suárez y Felipe González tenían ese carisma per se. Buena imagen, don de gentes, don de palabra, oportunidad política del momento, amén de otros muchos dones. Leopoldo Calvo Sotelo, era peculiar, intelectual brillante, pero con poca imagen y además  le tocó un tiempo difícil con intentona golpista incluida. Así era difícil tener carisma. Sin embargo el inspector de hacienda, José Mª Aznar no lo tenía, pero ay … ese BOE y esas maneras adustas de dirigir, que al final consiguió el ansiado liderazgo carismático que algunos quieren que perdure ahora. Y qué decir de Mariano Rajoy que se inventó su propio personaje resiliente con frases imposibles de reproducir que provocaban hilaridad, desconcierto y en ocasiones ternura. Aún hoy muchos en su partido y en Parlamento le echan de menos. Algunos decían que era abulia o ingenio. Quién sabe. Siempre estaba, hasta que se fue en una tarde de sobremesa resacosa.  A José Luis Rodríguez Zapatero, muchos le recuerdan por sus cejas que se convirtieron en marca corporativa del personaje o también  por su optimismo compulsivo y su talante, ahora en entredicho por sus gestiones internacionales (Venezuela). En fin, que como vemos, hemos tenido todo tipo de liderazgos con más o menos fortuna carismática.

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