Casa Silvestre le esperaba en la calle Pere Gil, 13. Volvió a su Vila-real y en julio de 2023 abrió de forma renovada lo que antes era un bar de tapas con una freidora y una cocina doméstica de inducción. Es un espacio diáfano con cocina abierta. Estilo bar, sillas y mesas de madera, colores otoñales en la decoración. Con ello casi consiguen una atmósfera nostálgica, casi porque la sensación es de cercanía: “como en casa, donde te sientas arropado, como cuando vas a casa de un amigo”.
El no artificio, acercar de algún modo la "buena" cocina al mayor número de público o lo que viene a ser la fusión entre las palabras bistró y gastronomía. Ni un bar ni un restaurante. Esta fusión de palabras se originó a partir de la Francia de los 90 y que Sébastien Demorand catalogó como un estilo gastronómico: bistronomie. A muchos de nosotros nos llegó gracias a las letras de Pau Arenòs, también nacido en Vila-real, quien dedicó cinco años a descifrar la cocina contemporánea y que explica en el libro 'La Cocina de los valientes'. La bistronomía recoge a estos restaurantes como minimalistas, con una cocina sabrosa y ágil, sin demasiado tecnicismo, con bases y una buena carta de vinos que acompañe. El crítico Philippe Regol le dedicó a Le Chateaubriand de Iñaki Aizpitarte (París) una definición que, salvando las distancias, podría representar un fenómeno que sigue vivo: “Un cocinero un poco gamberro proponía una ‘alta cocina’ de la inmediatez [perdón por el oxímoron] en un ambiente desenfadado de ‘bar à vins’. Cocina sin alardes técnicos, con combinaciones de sabor inesperadas y a precios imbatibles”.