VALÈNCIA. En Alfafar abundan los locales con las persianas bajadas. La mayoría son pequeños talleres de ebanistería del antiguo "Triángulo del Mueble" que, junto a los municipios de Benetússer y Sedaví, marcaron hace décadas el pulso industrial del área metropolitana de València. En la actualidad, muchos de esos bajos permanecen vacíos mientras el precio del alquiler se dispara y encontrar vivienda asequible se ha convertido en una misión casi imposible.
En respuesta a esta problemática, que cada vez comparten más personas, el Ayuntamiento de Alfafar estudia la reconversión de estos bajos comerciales en viviendas, siempre que cumplan los requisitos de habitabilidad y accesibilidad. El alcalde, Juan Ramón Adsuara, asegura a Valencia Plaza que el consistorio "ha abierto el debate" sobre la transformación de estas plantas bajas en hogares.
"Muchos de estos locales nunca volverán a ser negocios. Si reúnen condiciones de iluminación, ventilación y accesibilidad, pueden ofrecer una solución habitacional para familias que no encuentran piso o que no pueden pagar los nuevos precios", explica Adsuara. La medida, subraya, se enmarca dentro de un conjunto de actuaciones municipales para evitar desahucios, bonificar a pequeños promotores y promover alquileres sociales.

- Un hombre realiza tareas de limpieza en Alfafar tras la Dana. -
- Foto: MATIAS CHIOFALO/EP
Aprovechar el parque inmobiliario
Es indudable que la propuesta de Alfafar parte de un diagnóstico evidente: el mercado del alquiler en el área metropolitana de València está tensionado como nunca. Según un informe reciente de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de València (UPV), los precios han subido un 17,1% en el último año, el mayor incremento del país.
En la comarca de l'Horta Sud, la vivienda nueva cuesta ya un 26% más que hace seis años. Esta escalada de precios ha empujado a muchas familias con rentas medias y bajas a desplazarse a municipios periféricos, donde la oferta asequible sigue siendo escasa.
Frente a esa presión, el Ayuntamiento de Alfafar quiere aprovechar el parque inmobiliario existente. "No se trata de generar vivienda nueva, sino de no perder la que ya tenemos", resume Adsuara. Por eso, el consistorio ha modificado el coeficiente constructor para facilitar pequeñas actuaciones en el casco urbano y ha bonificado la edificación en altura, con el objetivo de reactivar la inversión a nivel municipal.
Sin embargo, la iniciativa más llamativa es la de revalorizar esos bajos abandonados, considerados por el propio alcalde de Alfafar como un "recurso infrautilizado".
Una medida sensible tras la Dana del 29-O
Cabe recordar que el debate llega en un momento de especial sensibilidad. La Dana del 29 de octubre de 2024 tuvo especial afección en las viviendas de l'Horta Sud, ya que, en estas poblaciones, los hogares se suelen situar a ras de suelo. El escenario, por tanto, es predecible: tanto los garajes como las plantas bajas quedaron inundadas.
Desde entonces, la mayoría de los municipios afectados por la riada han revisado su urbanismo. Por ejemplo, Sedaví, Albal o Massanassa han iniciado modificaciones de sus planes generales para limitar o incluso prohibir el uso residencial de las plantas bajas, consideradas zonas de alto riesgo en episodios de lluvias torrenciales.

- Montaña de coches apilados en Alfafar. -
- Foto: MATIAS CHIOFALO/EP
Esa tendencia contrasta con la propuesta de Alfafar. Mientras otros ayuntamientos endurecen la normativa, Adsuara plantea abrir una vía alternativa para que se transformen los bajos en viviendas cuando cumplan todos los parámetros de seguridad y habitabilidad exigidos por la Generalitat Valenciana. "No podemos dejar locales cerrados para siempre si pueden ofrecer una solución de vivienda a personas mayores o familias que necesitan accesibilidad", insiste Adsuara.