Comarca y empresa

Camporrobles formaliza en València una propuesta para incluir el municipio en la red de Cercanías

La Plataforma Tren a Camporrobles se concentrará en la Estación del Norte de València el próximo mes de mayo

  • Estación de tren de Camporrobles.
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VALÈNCIA. El próximo 7 de mayo, la histórica Estación del Norte de València volverá a escuchar una vieja reclamación que, lejos de apagarse, se aferra al derecho a existir: el tren a Camporrobles, un municipio de poco más de mil habitantes en la comarca de la Plana Utiel-Requena. Lo que podría parecer una causa menor, un susurro rural en el bullicio de la capital, es en realidad el reflejo de la tensión creciente entre lo que se decide en los despachos y lo que se vive en los pueblos. 

La Plataforma Tren a Camporrobles, nacida como reacción a la clausura de la línea ferroviaria que conectaba esta localidad del interior de la provincia con València, ha convocado una nueva movilización. En esta ocasión, presentarán formalmente una propuesta en las oficinas de Renfe y Adif, con el objetivo de aprovechar la inversión actual de 100 millones de euros que el Gobierno central ha destinado a la remodelación del tramo ferroviario entre Buñol y Utiel para extender esa renovación hasta Camporrobles.

Porque ahora, según afirman a Valencia Plaza, hay una "ventana abierta" y no saben cuánto durará. La portavoz de la plataforma, Inma Alemany, ha recorrido este camino tantas veces que lo podría narrar con los ojos cerrados. "Llevamos ya cuatro años concentrándonos cada día 7 en la estación de nuestro pueblo. Este será el cuarto viaje a València y también hemos ido a Cuenca y Madrid. Pero sentimos que ahora tenemos una oportunidad que no podemos dejar escapar", afirma.

Una ventana que se abre... por una catástrofe

La Dana del pasado mes de octubre provocó graves daños en la infraestructura ferroviaria de la zona, lo que ha activado inversiones millonarias para su reparación. "Ahora que ya están allí las máquinas, los operarios, los recursos... ampliar el tramo hasta Camporrobles no supondría un sobrecoste inasumible. Serían 20 kilómetros más dentro de una inversión ya en marcha. Es ahora o nunca", insiste Alemany.

En el argumento de la plataforma para reabrir el servicio ferroviario hay un punto de resignación, pero también de estrategia. Alemany señala cómo el fenómeno meteorológico puede, de forma paradójica, convertirse en una oportunidad: "Camporrobles podría ser cabecera de línea y dar servicio no solo a nuestro pueblo, sino también a Fuenterrobles, Villagordo del Cabriel o Las Cuevas".

En definitiva, el impacto de una infraestructura bien diseñada iría mucho más allá de un solo municipio. En ese sentido, la portavoz también cuestiona el informe técnico de la empresa estatal Ineco que sirvió de base para cerrar el tramo ferroviario: "Se justificó por baja demanda, pero nadie se planteó si la red estaba pensada para funcionar bien. Nunca hubo horarios coherentes ni una coordinación real con otros medios de transporte". Para Alemany, no se trató de un problema de usuarios, sino de voluntad.

  • Una concentración en Camporrobles por la reapertura de su tren. -

Y en eso insiste: si se planifica con visión de comarca, si se pone el foco en lo que realmente necesita la ciudadanía rural, la red no es solo viable, sino que puede convertirse en "una herramienta de cohesión, desarrollo y retorno poblacional". Sin embargo, la situación judicial no es sencilla. 

El Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de la agrupación Pueblos por el Tren, que integra a una decena de municipios afectados. El fallo considera que el tramo Tarancón-Utiel no cumplía los requisitos de viabilidad económica y que debía reconvertirse en una vía verde. Un proyecto, por cierto, que a juicio de la plataforma solo busca enterrar de forma definitiva la posibilidad de recuperar el tren.

"La sentencia la dicta un juez, pero la decisión es política. Igual que se presentó un informe técnico que decía que no era viable, puede hacerse otro que diga lo contrario si hay voluntad de invertir", concluye Alemany.

El peso de la descoordinación

Mientras tanto, la alternativa al tren ha resultado ser "un auténtico despropósito". Ahora, para llegar a València desde Camporrobles, los vecinos deben coger hasta tres autobuses, con tiempos de espera y trayectos que pueden alargarse más de dos horas y media. "Esto nos aboca al coche privado, a la carretera, a asumir más costes personales y más riesgos", dice Alemany y recuerda que muchos tramos que quedaron afectados por la Dana siguen sin arreglarse.

Además, la portavoz de la plataforma insiste en que la mayoría de los jóvenes del pueblo estudian en la capital. "Antes, con el tren, volvían los fines de semana a casa. Ahora, muchos ya no lo hacen. Si perdemos ese retorno semanal, también perdemos tradición y comunidad", explica Alemany. En Camporrobles, como en tantas otras localidades del interior, el reto de la despoblación se combate con servicios públicos.

Por eso, la plataforma considera que seguir luchando tiene más sentido que nunca. No obstante, Alemany reconoce que se han sentido ignorados por las instituciones, a pesar de haber recibido visitas de representantes de todos los colores políticos. "Han venido todos: PP, Compromís, Podemos... Pero no se ha materializado nada. Somos pocos votos y eso pesa", lamenta.

A pesar de todo, la plataforma volverá al Cap i Casal en autobuses organizados el próximo mes de mayo. Porque creen que todavía queda una rendija por la que puede pasar su tren. Y porque, aunque las vías sigan oxidadas, no piensan permitir que se las lleven sin plantar cara.

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