VALÈNCIA. El visitante que recorre hoy el paseo marítimo de La Pobla de Farnals se encuentra con un contraste arquitectónico que condensa medio siglo de historia. A un lado, se erigen los bloques de apartamentos turísticos propios de los años 70, levantados con ladrillo visto y formas robustas, herederos de un modelo que replicaba a menor escala el éxito de destinos como Benidorm o Gandia. A otro, la silueta contemporánea del hotel Estimar Marina Farnals, con su fachada minimalista, interiores de madera de roble y esparto. En lo alto, un rooftop que se ha convertido en punto de encuentro del nuevo turismo internacional en el municipio.
Entre ambos mundos, sobreviven símbolos de aquella primera etapa turística de La Pobla de Farnals, como un icónico tigre de mosaicos, vestigio colorista de un tiempo en que el municipio empezaba a soñar con atraer veraneantes a su entonces incipiente playa artificial, transformada a base de espigones y acarreos de arena. Ese mosaico, junto a otros que se pueden encontrar en las fachadas de los edificios con diferentes formas y colores, resume en sí mismo la convivencia entre el pasado y el presente que caracteriza a esta localidad de la costa valenciana.

- Un tigre de mosaicos en La Pobla de Farnals.- Foto: MARGA FERRER
Durante décadas, La Pobla de Farnals fue sinónimo de veranos fugaces. El urbanismo de los años 70 estaba diseñado para un turismo de segunda residencia, es decir, apartamentos que se llenaban durante los meses de julio y agosto, pero que quedaban desiertos en invierno. En la actualidad, ese modelo ha cambiado de forma radical. "Ya no somos un lugar que solo se habita dos meses al año", subraya el alcalde, Enric Palanca, a Valencia Plaza. "Cada vez más gente vive aquí de forma permanente. La Pobla ha dejado de ser solo turística para ser también residencial", añade.
El cambio se refleja en los números: más de 10.000 nuevos vecinos censados en la última década. La cercanía a la ciudad de València, la conexión metropolitana y unos precios de vivienda más accesibles han atraído a quienes buscan calidad de vida junto al mar. Sin embargo, este crecimiento, advierte Palanca, ha tensado la capacidad del municipio. "Crecemos en población, pero no en ingresos. Sin polígonos industriales ni grandes superficies, dependemos de los bienes inmuebles. Y los gastos se disparan cuando la población se multiplica en verano", apunta el alcalde.

- Playa Norte de La Pobla de Farnals.- Foto: MARGA FERRER
La trampa de la estacionalidad
El gran desafío del municipio se resume en un dato que cada verano se repite: su población habitual, que supera los 9.000 habitantes según el Instituto Nacional de Estadística (INE), se multiplica por tres en los meses de julio y agosto. Ese salto súbito desborda la capacidad de servicios dimensionados para el invierno. "Durante el verano, la vida normal de la gente se ve alterada por la llegada masiva de turistas: cuesta aparcar, las tiendas se saturan y los servicios públicos no dan abasto", admite Palanca.
El problema, insiste, no es solo logístico: "El derecho al descanso y la convivencia se ven comprometidos. Tenemos que hacer un sobreesfuerzo cada temporada para atender a una población flotante que triplica la habitual". Romper esa dependencia del verano es la prioridad. El equipo de gobierno local, formado por una coalición entre PSPV y Compromís, apuesta por diversificar las actividades deportivas y culturales durante todo el año.

- El alcalde de La Pobla de Farnals, Enric Palanca, durante la entrevista con Valencia Plaza.- Foto: MARGA FERRER
Y, al mismo tiempo, la concejalía de Comercio, Medio Ambiente y Turismo, que dirige Ferran Ortolà, aplica una estrategia de posicionamiento que combina turismo vacacional con residencial. "El futuro no pasa por construir más viviendas turísticas, sino por reforzar la hostelería y la hotelería, que aportan valor añadido sin saturar tanto el territorio", señala el alcalde.

- Paseo marítimo de La Pobla de Farnals.- Foto: MARGA FERRER
Ser un municipio turístico: ¿privilegio o carga?
Este incremento poblacional y la presión estival plantean un reto añadido: el reconocimiento de La Pobla de Farnals como municipio turístico. Una etiqueta que debería garantizar recursos extra, pero que llega acompañada de una infinidad de trabas burocráticas. "La Generalitat Valenciana lo pone muy difícil. Los trámites son interminables, con requisitos a veces desproporcionados. Y, mientras tanto, somos nosotros los que asumimos el sobrecoste de atender a una población que se quintuplica en verano", lamenta Palanca.

- El alcalde de La Pobla de Farnals, Enric Palanca, frente al Ayuntamiento. - Foto: MARGA FERRER
En paralelo, la discusión sobre la tasa turística despierta ciertos matices. "Podría tener sentido si realmente sirviera para cubrir los costes que genera el turismo. Pero lo que no se puede es cargar más al ciudadano sin garantizar que esos ingresos se reviertan en servicios", añade el primer edil. En este diagnóstico, el equipo de gobierno comparte la visión de mantener un equilibrio entre turismo y vida cotidiana. La apuesta pasa por reforzar el carácter familiar y sostenible de una playa donde la Bandera Azul ondea desde 2005, evitando que el municipio caiga en dinámicas de masificación que ya se han vivido en otros enclaves del litoral valenciano.
Por otro lado, la evolución turística del municipio no puede entenderse sin el Club Náutico Pobla Marina, también inaugurado en los años 70. Lo que comenzó como un refugio para embarcaciones recreativas se ha convertido en un espacio de referencia para actividades náuticas: paddle surf, charters, buceo o motos de agua que atraen cada año a miles de visitantes. "El puerto es nuestra mejor tarjeta de visita, la puerta de entrada a l'Horta Nord desde el mar", asegura Palanca.

- Unas bañistas practican surf en la Playa Norte de La Pobla de Farnals.- Foto: MARGA FERRER
Allí, la Generalitat estudia una inversión de 24 millones de euros para modernizar sus instalaciones y abrirlo más al uso ciudadano, una idea que ya se empezó a gestar en el año 1995. El reto, sin embargo, vuelve a ser económico: "El puerto genera mucha imagen turística para el municipio, pero no ingresos directos. Para el Ayuntamiento, supone gastos añadidos en servicios".
Un nuevo perfil turístico
En este contexto, la inauguración del hotel Estimar Marina Farnals en junio de 2024 ha supuesto un punto de inflexión. El municipio ha pasado de ser un destino casi exclusivo de veraneantes nacionales a captar también turismo procedente de otros países. "La Pobla es un lugar fantástico: familiar, residencial, con playas tranquilas y a un paso de València. No es un destino masificado y esa es su ventaja competitiva", explica el director comercial de Estimar Hotels, Sergio Baudot, a este diario.
El hotel ha introducido un nuevo perfil de visitante: británicos, holandeses, belgas y suizos conviven con el público español. Pero, sobre todo, ha logrado atraer clientela fuera de la temporada alta. "En invierno, más del 80% de nuestros clientes son corporativos, están vinculados a la actividad industrial del entorno. Eso permite mantener el hotel activo todo el año y contribuye a romper la estacionalidad", señala Baudot. Su visión apunta también al futuro: "Más que crecer en volumen, hay que crecer en calidad. La Pobla ya es un destino premium".

- El director comercial de Estimar Hotels, Sergio Baudot.- Foto: MARGA FERRER
Sin embargo, el Marina Farnals no solo busca posicionarse como hotel de gama alta, sino también como referente en sostenibilidad. Con certificación Biscore categoría A, incorpora sistemas de ahorro de agua y energía, control de residuos y un diseño pensado para reducir impactos sobre el medioambiente. "Un hotel está planificado desde el inicio para ser eficiente. Y, en ese sentido, puede ser más sostenible que un edificio residencial", sostiene Baudot.
Además, la cadena ha tejido alianzas con proyectos ambientales y sociales. Entre ellos, destaca su colaboración con la start-up Gravity Wave, que se traduce en la retirada de plásticos del Mediterráneo: "Por cada reserva, retiramos un kilo de plástico. Llevamos ya más de 20 toneladas". A ello, se suman programas de responsabilidad social en la Comunitat Valenciana, desde apoyo a familias de niños con cáncer hasta iniciativas solidarias en Ucrania. Para Baudot, la sostenibilidad no es una moda, sino una condición imprescindible: "El cliente internacional la valora y, además, no ser sostenible es caro. Supone más gasto de agua, más consumo eléctrico y menos eficiencia".

- El director comercial de Estimar Hotels, Sergio Baudot, durante la entrevista con Valencia Plaza.- Foto: MARGA FERRER
Un futuro de equilibrio
La Pobla de Farnals todavía dispone de suelo por desarrollar, aunque el consistorio prefiere mantenerse, de momento, prudente. "Debemos reflexionar si más viviendas turísticas son compatibles con una buena habitabilidad. El futuro no está en crecer en edificios, sino en calidad de servicios", resume Palanca. En este horizonte, instituciones y empresas parecen alineadas: consolidar el municipio como un destino sostenible, con un turismo desestacionalizado, de calidad y en convivencia con la vida vecinal.

- Bloque de apartamentos turísticos, con mosaicos en las fachadas, en La Pobla de Farnals. - Foto: MARGA FERRER
"Queremos crecer de la mano del municipio y situar a La Pobla en el mapa internacional sin perder lo que la hace única", concluye Baudot. Por tanto, el desafío es conservar su esencia de playa familiar mientras se abre a un turismo de mayor calidad y sostenibilidad. Un delicado equilibrio que marcará el futuro de esta localidad costera de l'Horta Nord, convertida ya en uno de los enclaves más singulares del litoral valenciano.