VALÈNCIA. Cuando el municipio de Torrent comenzaba a tomar aire tras el paso de la Dana, el ayuntamiento decidió encargar a la Universitat Politècnica de València (UPV) un exhaustivo análisis para entender qué falló durante la riada y qué debe cambiar para que el agua no vuelva a actuar con la misma virulencia del 29 de octubre de 2024.

El consistorio buscaba algo más que un diagnóstico, pues necesitaba una base técnica y sólida para exigir a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) las obras que considera imprescindibles. Ese informe ya está terminado y, con el documento en mano, Torrent ha presentado una serie de alegaciones al plan de resiliencia frente a inundaciones que promueve el organismo de cuenca. 

El punto de partida del estudio es contundente. La rambla del Poyo registró un pico de 7.700 metros cúbicos por segundo (m³/s) el día de la Dana, "el doble de la capacidad" para la que fue diseñada el histórico Plan Sur. Por su parte, el barranco de l'Horteta, que se desbordó una hora antes, alcanzó los 4.100 m³/s; el de los Giles superó los 1.000 m³/s y la Saleta rebasó los 1.300 m³/s tras recibir el caudal del Poyo por su margen izquierdo.

Durante la presentación del estudio, los técnicos de la UPV explicaron que esta suma "extraordinaria" de aportes simultáneos desbordó cualquier previsión y desencadenó los daños que, en la actualidad, el municipio todavía arrastra. Una afección que supera los 90 millones de euros solo en laderas y cauces, a la que se suma 5,8 millones en urbanizaciones, caminos, edificios y accesos. 

Actuaciones prioritarias en los barrancos de Torrent

El Ayuntamiento de Torrent asegura que el plan de la CHJ no aborda todos los puntos críticos que se han detectado en el análisis municipal. Por eso, el consistorio reclama que se incorporen actuaciones específicas en los barrancos del Poyo, l'Horteta, el Gallego y Pelos, así como en el llano entre la A-3, la A-7 y la CV-36, donde el agua generó un "efecto presa" y llegó a zonas residenciales como la Venteta y El Pantano, donde se registraron víctimas mortales.

Entre las intervenciones que considera prioritarias, Torrent sitúa en primer lugar la limpieza integral de l'Horteta, un cauce donde el informe de la UPV identifica acumulaciones de escombros; discontinuidades longitudinales que favorecen su desbordamiento; vegetación invasora y márgenes erosionados junto a viviendas e industrias del polígono Mas del Jutge. 

El consistorio insiste en que estas obstrucciones "reducen drásticamente la capacidad hidráulica" y convierten episodios de lluvia intensa en amenazas directas para la población. Otra de las actuaciones que destaca el ayuntamiento pasa por estabilizar las laderas en los distintos barrancos que surcan el municipio.

Las grietas de tracción detectadas, señala el estudio de la UPV, pueden colapsar incluso con precipitaciones medias. "Cada grieta en una ladera o cada depósito de sedimentos en un barranco puede convertirse en una amenaza para las personas", señala la alcaldesa de Torrent, Amparo Folgado, quien defiende que estas obras "no pueden demorarse".

Del mismo modo, el consistorio reclama la ampliación de la capacidad hidráulica del Poyo y de los barrancos Gallego y Pelos, con el fin de asegurar desagües bien definidos hacia el Pla de Quart. En su informe, la UPV apunta que, dentro del término de Torrent, el Poyo mantuvo "una buena capacidad de evacuación", pero se vio limitada aguas abajo. 

Habilitar la cantera de Perenxisa como una zona de laminación

Junto a estas obras de urgencia, el Ayuntamiento de Torrent propone una medida complementaria de mayor alcance: habilitar la cantera de la Sierra Perenxisa como zona de laminación controlada. Según el informe, durante la Dana el dique natural de la cantera actuó como un laminador, reduciendo el caudal punta que descendía hacia el municipio.

El consistorio plantea aprovechar esta función para mitigar riesgos y, además, regenerar el entorno y abrirlo a usos públicos. "L'Horteta y Perenxisa forman un sistema hidráulico que debemos aprovechar", apunta el concejal de Urbanismo, José Gozalvo. 

En sus alegaciones, el ayuntamiento también pide a la CHJ que clarifique los umbrales de avenida —qué se considera pequeña, mediana o extraordinaria— y que cada categoría vaya asociada a medidas correctoras concretas. Además, la alcaldesa reclama participar en el grupo de trabajo constituido el año pasado y del que forman parte la Dirección General del Agua, la Dirección General de Biodiversidad, la CHJ y la Generalitat Valenciana. 

"Nadie mejor que un ayuntamiento conoce las necesidades de su territorio y de sus vecinos", defiende Folgado. Con todo, la conclusión parece clara. Sin una intervención integral en cauces, laderas y zonas de desagüe, Torrent considera que el riesgo de padecer una inundación de estas dimensiones sigue siendo elevado.