VALÈNCIA. El 29 de octubre, a mediodía, el río Magro se desbordó a su paso por el municipio de Utiel y anegó calles, viviendas y edificios públicos. Uno de los más afectados fue el Instituto de Educación Secundaria (IES) Alameda, donde la corriente del agua arrastró lodo y sedimentos hasta la planta baja del centro, por lo que provocó graves destrozos en despachos, aulas, talleres, la cafetería y la sala de música. Las pistas deportivas también quedaron inutilizadas, y tanto el frontón como la galocheta sufrieron daños estructurales severos.
Cuatro meses después, el instituto sigue sin un plan concreto de rehabilitación y su comunidad educativa está desplazada en distintas ubicaciones de la localidad. En concreto, las clases se imparten en cinco espacios diferentes mientras la Conselleria de Educación mantiene el centro en la categoría de "rojo", lo que implica que, oficialmente, no puede ser rehabilitado. Para revertir esta situación, se espera un informe técnico de la empresa Tragsatec, encargada de evaluar los daños.
Sin embargo, el documento todavía no ha llegado al departamento que dirige José Antonio Rovira. "No se ha dado ni un solo paso para la reconstrucción del instituto", lamenta el director del IES Alameda de Utiel, Jorge Fuentes, a Plaza. Los técnicos, que visitaron el edificio el pasado mes de febrero, indicaron que no existen daños estructurales graves, pero, según explica Fuentes, la Conselleria aún no ha recibido el informe que permitiría catalogar el instituto como "naranja" y dar inicio a las obras.
Desde la riada, la docencia en el IES Alameda es un ejercicio de adaptación constante. "Nuestro alumnado está repartido en cinco espacios distintos de Utiel: la Escuela Oficial de Idiomas; el CEIP Canónigo Muñoz; el polideportivo El Nogueral; el IES Miguel Ballesteros y la Escuela de Hostelería", detalla el director.

- Interior del IES Alameda de Utiel tras la Dana. -
- Foto: JORGE FUENTES
Una fragmentación, insiste Fuentes, que afecta a toda la comunidad educativa: profesores que deben desplazarse de un centro a otro en coche, alumnos que han cambiado de compañeros y rutina, así como equipos de coordinación que trabajan en escenarios distintos. "El esfuerzo es enorme y estamos sobreviviendo, pero la situación no es sostenible a largo plazo", advierte el director del centro.
A esta logística tan compleja se suma la falta de personal administrativo, que complica aún más todas las gestiones en materia burocrática. "Esto, sumado a la dispersión del alumnado y el profesorado, hace que nos cueste sacar adelante muchas cosas", lamenta Fuentes.
Soluciones 'a medias'
En noviembre, la Conselleria de Educación aprobó la instalación de seis aulas prefabricadas para aliviar la situación. Sin embargo, los plazos se han alargado más de lo previsto. "El informe de inspección educativa que daba luz verde a estas aulas se emitió el 4 de diciembre, pero a día de hoy solo se han instalado dos", señala Fuentes.
No obstante, estas primeras aulas, ubicadas en la Escuela de Hostelería, todavía no están operativas del todo, ya que falta parte del acondicionamiento. "Las otras cuatro, que deben ir en el CEIP Canónigo Muñoz, aún no han comenzado a montarse. El retraso es evidente", denuncia el director. Las consecuencias son palpables en el día a día del instituto: "No tenemos taller de tecnología, el profesor de música imparte clases en un aula ordinaria y seguimos sin los espacios que solicitamos hace meses".
Al respecto, el emplazamiento del IES Alameda, situado junto al cauce del río Magro, ha reabierto el debate sobre su reconstrucción en el mismo lugar. Desde la Generalitat se ha insistido en la necesidad de evitar levantar infraestructuras en zonas de riesgo de inundación, pero la propuesta actual no contempla el traslado del edificio.
"Nos plantean una rehabilitación en la que la planta baja quedaría diáfana, sin cerramientos, para que el agua pueda circular en caso de otra riada", explica Fuentes. Además, se construiría un anexo para recuperar las dependencias perdidas. "Nos parece una solución viable y rápida, pero lo que necesitamos es que se tome una decisión ya", insiste el director.

- Interior del IES Alameda de Utiel. -
- Foto: JORGE FUENTES
La urgencia de un plan claro
El tiempo juega en contra del IES Alameda y su comunidad educativa. "Ya estamos en marzo y tenemos que planificar el próximo curso sin saber si en septiembre podremos usar la primera planta del instituto", advierte Fuentes. De forma paralela, el Consejo Escolar, que se reunió este martes por la tarde, acordó implementar medidas para presionar a la Administración, incluyendo la movilización de las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Ampas) y la colaboración con los centros que han acogido temporalmente al alumnado.
"Esto no solo afecta al IES Alameda, sino también a todo Utiel", recalca el director. La exigencia es clara: que el informe de Tragsatec se entregue cuanto antes y que las obras arranquen sin más dilaciones. "El curso sigue avanzando, la Semana Santa está a la vuelta de la esquina, luego vendrá el verano... Y cada retraso juega en nuestra contra", concluye Fuentes. Mientras tanto, la incertidumbre marca el día a día de un instituto que, cuatro meses después de la catástrofe, continúa sin respuestas claras.