VALÈNCIA. Este lunes, España vivió una desconexión inédita. A las 12:33 horas, un apagón eléctrico interrumpía el suministro de forma abrupta, dejando fuera de servicio redes de transporte, estaciones, hospitales y parques empresariales. Durante más de diez horas, el país quedó paralizado sin una explicación clara por parte de las autoridades, que aún el martes seguían sin esclarecer las causas de una caída que borró del mapa, en cuestión de segundos, 15 gigavatios de energía.
En la Comunitat Valenciana, la coincidencia con la festividad local de Sant Vicent Ferrer amortiguó su impacto en el tejido empresarial. Muchos parques industriales se encontraban cerrados o con servicios mínimos, lo que redujo el alcance económico inmediato del suceso. "Fue un apagón total, pero la casualidad de que fuera festivo en gran parte del área metropolitana de València y en numerosos municipios de la Comunitat ayudó a que el trastorno no fuera aún mayor", explica a Valencia Plaza el presidente de la Federación de Parques Empresariales de la Comunitat Valenciana (Fepeval), Diego Romá.
Pero, a pesar de dicha celebración, no toda la actividad empresarial estaba detenida. Algunos parques industriales situados en municipios sin festivo local, sobre todo en zonas del sur de la provincia de Valencia o del interior de Alicante, sí se mantuvieron operativas. Para estas áreas, la jornada se convirtió en una carrera a contrarreloj hacia la nada: sin electricidad, sin telefonía, sin datos y sin previsión de recuperación a corto plazo, las empresas se vieron forzadas a cerrar.
"El apagón interrumpió videoconferencias, detuvo maquinaria y desconectó servidores. En cuanto se vio que no se trataba de una caída puntual de cinco minutos, la mayoría optó por enviar al personal a casa", señala Romá. En su caso, relata que tuvo que abandonar su propia oficina al no poder continuar con la jornada laboral.
Aunque la situación generó un importante trastorno, desde Fepeval no tienen constancia de incidentes graves ni de daños materiales relevantes. "Por suerte, no ha habido averías destacadas ni maquinaria afectada. Se trató de una paralización molesta, pero sin consecuencias estructurales en términos operativos", añade Romá.
La reconexión fue "desigual"
El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, anunció que el territorio valenciano había recuperado el 100% del suministro eléctrico durante la madrugada del martes. Sin embargo, la vuelta a la normalidad en los parques empresariales no ha sido inmediata ni homogénea. Romá subraya que la reposición del servicio fue "muy desigual": dentro de un mismo municipio, hubo barrios que recuperaron la luz a las cinco de la tarde y otros que no lo hicieron hasta bien entrada la noche.
A esta intermitencia se sumaron este martes problemas de conectividad en varios polígonos. "Los parques empresariales reportaron fallos intermitentes en la red de telefonía móvil y datos. La cobertura iba y venía, lo que complicó tareas administrativas, comerciales y logísticas que dependen completamente de Internet", explica el presidente de Fepeval.

- Cierre de establecimientos por el apagón eléctrico este lunes. -
- Foto: NACHO CUBERO/EP
En ese sentido, la federación que agrupa a la mayoría de las áreas industriales de la Comunitat Valenciana advierte desde hace años de la necesidad de profesionalizar la gestión de estos espacios. Una de las carencias más graves es la ausencia de planes internos de seguridad o protocolos de actuación ante emergencias, como la vivida este lunes. "Muy pocos parques empresariales cuentan con este tipo de herramientas", lamenta Romá.
Por ese motivo, desde Fepeval reclaman inversiones en sistemas de autoconsumo energético, almacenamiento mediante baterías colectivas y soluciones de comunicación alternativa que pueden garantizar un mínimo de operatividad en caso de fallo generalizado. "El mundo es incierto y este tipo de crisis nos recuerdan que debemos estar preparados para escenarios imprevisibles", subraya el presidente.
Hacia una normalidad con cicatrices técnicas
Aunque la mayoría de las empresas han retomado su actividad, el martes fue todavía una jornada irregular. A lo largo de ese día, muchas compañías contactaron con sus operadores de telefonía para tratar de resolver los problemas de conectividad, mientras se esforzaban por reorganizar la actividad paralizada. "Puede considerarse como un día de transición a la normalidad", resume Romá.
"Las incidencias fueron puntuales, pero condicionaron el funcionamiento de algunos polígonos", insiste. El episodio ha dejado claro que la recuperación completa no depende solo del restablecimiento de la corriente eléctrica, sino también de la capacidad para sostener las infraestructuras digitales y garantizar la continuidad del trabajo.
Lo que comenzó el lunes como un fundido a negro dejó algo más que un apagón. Fue una advertencia de alto voltaje que ha hecho visibles las costuras de unas áreas industriales que, más allá de su peso económico, dependen de estructuras poco preparadas para lo inesperado.