VALÈNCIA. Dos semanas después de que la Dirección General de Infraestructuras Educativas visitara el CEIP Rosa Serrano y anunciara públicamente que las obras de reparación estaban finalizadas, el colegio de Paiporta, uno de los centros más afectados por la Dana, permanece cerrado. Según la Conselleria de Educación, "solo quedan pequeños remates", pero desde la comunidad educativa desmienten esta versión.
La situación, lejos de resolverse, se cronifica entre promesas incumplidas, lentitud en los trabajos de reconstrucción y una falta de respuestas que ha colmado la paciencia de las familias. "Seguimos igual", sentencia la presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) del CEIP Rosa Serrano, Gloria Fos. "El colegio todavía tiene pequeñas faltas, que no son graves, pero que no están invirtiendo en resolver con prontitud", añade Fos en declaraciones a Valencia Plaza.
Entre esos "detalles" pendientes, figuran puertas con moho aún por cambiar, reparaciones de carpintería y una limpieza final que no se ha llevado a cabo. Fos remarca que estas deficiencias "no son daños estructurales, pero sí necesarios para volver con garantías". Además, denuncia la ausencia de interlocución con el departamento que dirige el conseller José Antonio Rovira: "No se nos ha convocado a ninguna reunión, a pesar de tener una en firme que fue aplazada por el secretario territorial y nunca se volvió a concertar. Seguimos en un estado de incertidumbre y todo es verbal".
Cabe recordar que la situación ya fue denunciada por este centro el pasado 22 de marzo, en un comunicado que coincidió con la cremà de la falla solidaria SOM, cuando las familias colgaron pancartas en los balcones del municipio para visibilizar el abandono institucional. "No es un colegio declarado catastrófico, sus daños son estéticos y de reposición, no existen daños estructurales que dificulten su reforma y apertura", reclamaban entonces.

- Pancarta colgada en un balcón de Paiporta que exige la reapertura del CEIP Rosa Serrano. -
- Foto: VP
En ese escrito, ya apuntaban directamente a la Conselleria de Educación, que se comprometió a actuar "con premura", pero, hasta la fecha, aseguran que la administración no ha cumplido los plazos previstos para la reapertura del centro. "Hay pocos operarios de Tragsa trabajando en el colegio: van muy pocas horas y hay días laborables que ni aparecen", denuncia Fos.
"El pasotismo de todas las administraciones es total"
Cansadas de esperar, las familias han decidido actuar por su cuenta. La Ampa ha comenzado a adquirir material con fondos propios para poder acondicionar el comedor escolar. "Vamos a dotar de útiles al comedor con dinero que hemos recaudado mediante donaciones: bandejas, ollas, carros, mesas... Porque si esperamos a que se pronuncien, no volvemos en años", explica Fos.
Mientras tanto, el alumnado del CEIP Rosa Serrano sigue desplazado a otro centro en Alaquàs. La situación no solo es incómoda, sino también perjudicial para su educación: reciben una hora lectiva menos al día, comen en las aulas y regresan a Paiporta sobre las 15:15 horas, lo que impide la conciliación entre la vida laboral y privada de muchas familias. "Han perdido seis semanas sin atención educativa y llevan meses fuera de su entorno", lamenta Fos.
La presidenta de la Ampa también critica el papel del Ayuntamiento de Paiporta. Según explica, el consistorio asumió parte de las reparaciones del centro, como el sistema eléctrico, pero, de momento, esa intervención no se ha completado. "De esa parte se encargaba el ayuntamiento, pero aún quedan cosas por hacer y los operarios no están acudiendo. El pasotismo de todas las administraciones es total. No obtenemos ninguna respuesta", afirma.
Tras la protesta de las pancartas, continúa Fos, pareció que las obras comenzaban a coger ritmo, pero, "en cuanto se calmaron las aguas, volvió la desatención". La comunidad educativa insiste en que no se trata de grandes obras ni de una catástrofe estructural, sino de una dejadez injustificable. "Esta es la lectura que le damos a nuestra reclamación: no vamos a parar de denunciar esta situación hasta que veamos entrar a nuestros hijos por la puerta del colegio", concluye Fos. Una puerta que, casi medio año después de la Dana, sigue cerrada.