VALÈNCIA. Las intensas lluvias registradas este lunes en la provincia de Valencia, bajo la alerta roja decretada por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), han dejado acumulados históricos en varios municipios. Ejemplo de ello fue la comarca de La Safor, donde se superaron los 200 litros por metro cuadrado, según datos del observatorio de Gandia-Parpalló Borell.

No obstante y, a pesar de la magnitud de este episodio meteorológico, la coordinación de los ayuntamientos y las medidas preventivas activadas desde la víspera del temporal permitieron minimizar incidentes y garantizar la seguridad de la población.

En Gandia, las imágenes de las lluvias torrenciales de este lunes mostraban zonas anegadas en el paseo marítimo, mientras que Barx sumó 204 litros y Real de Gandia, 145. Cabe recordar que el Cecopal de la ciudad ducal decretó el cierre de colegios, escoletes, parques, instalaciones deportivas y el cementerio, además de recomendar a la ciudadanía permanecer en casa.

Según la Asociación Valenciana de Meteorología (Avamet), en apenas 40 minutos se recogieron 103 litros, con lluvias torrenciales y un núcleo estático que generó gran preocupación. En la Vall d'Albaida, Pinet acumuló 187 litros, mientras que en la provincia de Castellón se registraron 180,6 en Eslida, 162 en Sueras y 161,6 en l'Alcúdia de Veo.

En la madrugada, Aldaia vivió uno de los episodios más tensos cuando el barranco de La Saleta se desbordó junto al centro comercial Bonaire tras caer 57 litros en 35 minutos. El alcalde, Guillermo Luján, señaló que el agua anegó algunas calles, aunque las compuertas metálicas instaladas la semana anterior redujeron el impacto.

En Paiporta, el barranco del Poyo llegó a medio metro de altura, mientras que en Buñol se registraron desprendimientos en una carretera sin causar daños personales. Además, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) informó a primera hora de la tarde que los embalses mantenían la normalidad y que no se habían superado umbrales de caudal, aunque advirtió sobre posibles crecidas repentinas en cauces y ramblas.

Una respuesta municipal coordinada

Por su parte, los ayuntamientos articularon su respuesta a través de los Centros de Coordinación Operativa Local (Cecopal). Torrent suspendió las clases, cerró edificios municipales, parques y pasos subterráneos, además de reforzar la vigilancia en zonas críticas como el Parc Central. En Alfafar, el cierre del parque comercial -incluido Ikea- fue clave para la movilidad de los servicios de emergencia. La compañía habilitó su aparcamiento en altura como refugio para vehículos, alcanzando un 85% de ocupación.

El Ayuntamiento de Chiva suspendió las clases durante dos días, mientras que Manises , donde se registraron 74 litros por metro cuadrado, cerró centros educativos, parques y jardines, y sufrió la cancelación de cuatro vuelos en el aeropuerto, situado en su término municipal, debido a la alerta. En otros municipios como Bétera, Quart de Poblet o Paterna se adoptaron medidas similares con la clausura de instalaciones municipales y la suspensión de actividades deportivas y culturales.

Los municipios del Camp de Morvedre optaron por cancelar clases y recomendaron el teletrabajo durante el lunes. Riba-roja, aunque registró entre 30 y 40 litros, apenas sufrió incidencias en puntos cercanos a barrancos. La situación también tuvo impacto en la actividad económica. En el polígono industrial de La Reva, la mayoría de empresas paralizaron su actividad, mientras que Ford Almussafes detuvo la producción para el martes 30 de septiembre.

Suspensión de clases

Con la entrada de la alerta naranja a medianoche, los municipios planificaron nuevas medidas preventivas. Massanassa, que perdió dos colegios en la Dana de octubre, suspendió las clases tanto el lunes como este martes al estar los alumnos escolarizados en barracones. Catarroja, Picanya y Alaquàs se sumaron a la suspensión lectiva, con el cierre de instalaciones deportivas, culturales y sociales.

En Alaquàs, el alcalde,Toni Saura, volvió a reunir al Cecopal el lunes para evaluar incidencias y coordinar a los equipos de emergencia. Se reforzaron las medidas con la distribución de sacos de arena, limpieza extraordinaria de alcantarillado e imbornales y retirada de hojas en calles arboladas, con el fin de minimizar riesgos ante nuevas precipitaciones.

La experiencia de la última Dana marcó la diferencia y, en esta ocasión, la anticipación y las medidas de prevención permitieron a los municipios afrontar con mayor seguridad un temporal de lluvias que volvió a poner a prueba la capacidad de respuesta de la provincia.