Comarca y empresa

Los cementerios de la 'zona cero' recuperan la calma tras la Dana: abrirán con normalidad para Todos los Santos

Sedaví, Alfafar, Catarroja, Benetússer y Paiporta avanzan en la recuperación de estos espacios, un año después de la riada del 29 de octubre

  • Estado actual del cementerio de Sedaví, un año después de la Dana.
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VALÈNCIA. Hace un año, miles de personas en l'Horta Sud no pudieron despedirse de los suyos. El agua lo impidió. La Dana del 29 de octubre de 2024 anegó calles, viviendas y también los lugares donde reposan generaciones enteras. Los cementerios de Sedaví, Alfafar, Catarroja, Benetússer y Paiporta, acostumbrados al silencio y a la calma, se convirtieron durante semanas en escenarios de destrucción: desde nichos arrastrados por la fuerza del agua hasta lápidas sepultadas entre el lodo. Era la víspera de Todos los Santos, el día en que se recuerda a los que ya no están. Pero aquel año no hubo flores ni rezos. Solo barro, incertidumbre y un duelo suspendido.

En la conocida como 'zona cero', el agua alcanzó los muros de los cementerios y, en algunos casos, los sobrepasó. Durante días, estos espacios quedaron inaccesibles. Ante esta situación, las alternativas que quedaban a las familias eran la incineración o el entierro en un cementerio de otra localidad que sí estuviera abierto. La coincidencia con la festividad más simbólica del calendario convirtió la catástrofe en una doble herida: material y emocional. 

  • Efectos de la Dana en el cementerio de Sedaví, a 5 de noviembre de 2024. -

Todos los Santos, una tradición arraigada en la cultura popular, es una jornada de reencuentro y memoria. Cada 1 de noviembre, los cementerios se llenan de flores, responsos y conversaciones en voz baja entre quienes visitan a los suyos. En 2024, la Dana interrumpió esa celebración. Un año después, los municipios afectados se preparan para recuperar este día con todo su significado.

Alfafar y Sedaví, obras en curso y accesos mejorados

El cementerio de Sedaví fue uno de los más dañados. La riada arrancó la fachada principal -declarada bien patrimonial-, arrastró varios coches hasta el interior del camposanto y derribó decenas de nichos. Durante meses, el recinto permaneció cerrado salvo por una pequeña puerta lateral que se habilitó para los entierros más urgentes. Según explican desde el consistorio a Valencia Plaza, las obras de recuperación, valoradas en medio millón de euros, permitieron reabrir el cementerio en mayo. 

La entrada principal, ya restaurada, luce de nuevo su arco original. Además, este miércoles, el ayuntamiento celebró un responso especial e inaguró una placa con los nombres de las víctimas de la Dana. Solo una pequeña parte del muro continúa vallada, pero el resto del recinto está completamente operativo. "Queríamos que las familias pudieran volver a este lugar con tranquilidad. El año pasado no hubo ni tiempo de visitar a los nuestros", explican fuentes municipales. 

Por su parte, en Alfafar, las obras de reconstrucción continúan, aunque el recinto estará completamente accesible para las visitas de Todos los Santos. Tras la Dana, el cementerio quedó cubierto de lodo y sufrió daños estructurales en la capilla y los baños. Desde entonces, se han invertido unos 600.000 euros en mejorar la entrada, los desagües, las aceras y las zonas verdes. 

  • Una mujer subida a un banco para esquivar en el barro, en el cementerio de Alfafar. -

El ayuntamiento ha puesto especial cuidado en garantizar la seguridad y la dignidad del espacio, incluso mientras las obras siguen su curso. Además, ofrecerá como cada año un servicio gratuito de autobús para facilitar el acceso a las personas mayores durante toda la semana.

Benetússer, Catarroja y Paiporta, una rápida recuperación 

El cementerio de Benetússer fue de los primeros en recuperar la normalidad. Su emplazamiento, en la parte alta del municipio, evitó daños estructurales, ya que el agua apenas alcanzó el camposanto. Solo la entrada, llena de barro y la avería de la máquina elevadora para las inhumaciones obligaron a suspender, de forma temporal, los entierros. Desde el ayuntamiento, explican a este diario que, gracias a la solidaridad de municipios como Paiporta y Catarroja, que prestaron maquinaria, las sepulturas pudieron retomarse en cuestión de días. 

A finales de diciembre de 2024, el recinto reabrió por completo. Desde entonces, el consistorio ha aprovechado los planes de empleo vinculados a la Dana para pintar y renovar las instalaciones. Este año, el horario especial vuelve a ser de 8:00 a 19:00 horas, lo que permitirá que las familias puedan celebrar Todos los Santos "como cada año y con total normalidad", explican fuentes municipales.

En Catarroja, el consistorio también actuó con prontitud. Solo diez días después del temporal, el cementerio volvió a acoger entierros. Los trabajos, con una inversión de 450.000 euros, se centraron en retirar lodo, revisar y reforzar los nichos, así como reparar los colectores de drenaje para evitar nuevas inundaciones. 

  • Cementerio de Catarroja, a 10 de noviembre de 2024, en Catarroja. -

"La recuperación del cementerio fue una prioridad por necesidad y por respeto a las familias", subrayó la alcaldesa, Lorena Silvent. En cuanto a las obras del camposanto, se ha culminado la restauración de la fachada principal, dañada por la presión del agua y se construyeron 56 nuevos nichos para ampliar la capacidad. El recinto, completamente operativo, se presenta este año "más limpio, accesible y digno".

Aunque Paiporta fue uno de los municipios más golpeados por la riada -fallecieron 56 personas-, también reaccionó con rapidez. Cuenta con dos cementerios: el más alejado del núcleo urbano, que estuvo intacto; y otro, más próximo al casco antiguo, que sufrió importantes daños. Sin embargo, nueve días después de la Dana, ambos recintos retomaron los sepelios. El ayuntamiento construyó nuevos nichos de urgencia para acoger a las víctimas locales y reforzó la red de drenaje para evitar nuevas filtraciones. En la actualidad, los dos espacios funcionan con normalidad y han sido completamente reacondicionados. 

Un año después, los cementerios de la 'zona cero' volverán a llenarse de flores y visitantes. Entre las lápidas restauradas y los muros recién pintados, resuena aún la memoria de aquellos días en los que el agua lo arrasó todo. Pero también el testimonio de una comarca que, paso a paso, ha sabido reconstruir no solo sus calles, sino los lugares donde se guarda lo más íntimo: el recuerdo.

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