Entrevista

Comarca y empresa

Pere Antoni: "Canet se ha puesto muy de moda y estamos muriendo de éxito"

El alcalde advierte sobre la presión del turismo en el acceso a la vivienda y defiende limitar los apartamentos turísticos a la zona de playa

  • El alcalde de Canet, Pere Antoni.
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VALÈNCIA. Pere Antoni (Canet d’en Berenguer, 1973) vive su segunda etapa al frente del Ayuntamiento de Canet, uno de los municipios del Camp de Morvedre donde el PSPV gobierna. Lo hizo por primera vez en 2019, cuando su candidatura pasó de uno a cuatro concejales y logró la alcaldía con el apoyo de Compromís y Esquerra Unida del Pais Valencià (EUPV). En las elecciones de 2023, revalidó el cargo y amplió su mayoría con cinco ediles y el 35,6% de los votos, consolidando un proyecto de gobierno que ha sido premiado en dos ocasiones por la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP): su apuesta se basa en un "municipio seguro, saludable y sostenible".

En esta entrevista con Valencia Plaza, Antoni aborda los grandes desafíos de la localidad. Entre ellos, figuran la urgente regeneración de la playa del Racó de Mar, donde Canet impulsa un proyecto piloto basado en inteligencia ambiental; el crecimiento turístico que dispara el precio de la vivienda y obliga a proteger el casco urbano; así como el reto de completar el desarrollo industrial con empresas que aporten valor añadido sin comprometer el modelo local.  

- La playa Racó de Mar, en Canet d'en Berenguer, ha vuelto a obtener este año la bandera azul. ¿Qué significa para el municipio este distintivo y qué se valora para renovarlo cada año?

- El distintivo de bandera azul valora un conjunto de factores, no solo el espacio medioambiental, sino también la calidad de los servicios y todo el trabajo que se hace para proteger ese tramo de litoral. Tenemos una playa pequeña, mil y pocos metros, pero trabajamos intensamente para proteger el cordón dunar y mantener la calidad del agua, que es excelente. Durante todo el invierno se trabaja en la limpieza, aunque los vecinos solo lo perciban en verano. Sin embargo, este año está siendo atípico por los efectos del cambio climático. El enfriamiento de la masa marina, que antes solía caer en septiembre -la famosa gota fría-, está entrando antes. Hemos tenido tormentas de más de 60 litros por metro cuadrado en apenas 15 minutos. Todo eso provoca escorrentías desde el casco antiguo hasta el mar y muchos accesos a la playa se ven afectados. También ha habido inundaciones en urbanizaciones, con viviendas situadas por debajo de la cota cero.

El cambio climático lastra cada vez más nuestra calidad turística. Una persona que viene una semana y se encuentra con estos temporales pierde dos o tres días de ese "Canet azul, verde y bonito". Se lleva otro recuerdo. Los visitantes se quejan de la piedra, de la basura o de un contenedor con bolsas. Pero, si analizamos el conjunto, la gente elige Canet d'en Berenguer porque es un destino turístico tranquilo, familiar y con muchos servicios. Yo siempre digo que Canet es un "mini resort". Terminas tu día de playa y, por la tarde, en la Plaza de los Pescadores, tienes bailes de salón, zumba, actividades deportivas y culturales gratuitas que permiten complementar esa experiencia turística. 

  • El alcalde de Canet, Pere Antoni, durante la entrevista con Valencia Plaza. -

- Usted afirmó a finales de junio que la playa atraviesa "la peor situación de su historia". ¿Cuál es el origen de esta situación?

- Nuestra playa ha cambiado mucho desde los años 80. Tenía un cordón dunar más pequeño y el ancho era menor. Estamos en la desembocadura del río Palancia, pero su aporte de sedimento a nuestra playa es nulo, porque las corrientes van de norte a sur, por lo que ese sedimento termina en la costa de Sagunto. En la ribera norte de los ríos, hay más erosiones y nuestra playa ya era, en parte, de grava. Luego se construyó el Puerto Siles, un espigón que retiene el sedimento que baja de playas como Corinto, Almardá y Malvarrosa. Esa estructura hizo que la playa creciera hasta 170 metros de ancho. Era como la de Gandía, pero, desde el temporal Gloria en 2020, hemos perdido 42 metros de playa. Y no solo nosotros: las playas del norte también han entrado en regresión. Cuando ellas no tienen sedimento, nos envían grava. El temporal se lleva el sedimento y deja la piedra, que es más pesada.

Si la playa que está al norte tiene sedimento, nosotros también. Y, si construyen espigones como en Almenara (Castellón), retienen el sedimento que debería llegarte. Es un problema estructural. El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico tiene aprobado un proyecto de regeneración que actuará en las playas de Sagunto y Canet, mediante una acción de refulado. Es decir, aspiran el fondo marino con una súper draga, extraen un millón de metros cúbicos de sedimentos y los vierten en las playas del norte. Más tarde, el mar hará su trabajo y ese sedimento llegará a Canet. Ahora estamos en el peor momento porque estamos justo antes del punto de inflexión. Si el proyecto se ejecuta, el año que viene empezaremos a remontar. Si no, estaremos peor. 

- Una vez aprobada la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) y licitado el proyecto de regeneración, ¿qué plazos se manejan para el inicio de las obras?

- La DIA está aprobada tanto para la extracción como para el vertido. El punto de extracción estará en Cullera, de donde se sacarán entre cinco y seis millones de metros cúbicos de sedimento, no solo para Canet, también para el puerto de València y otras playas. Se prevé que en 2026 esté ejecutada la regeneración.

- ¿Qué medidas ha adoptado el Ayuntamiento para responder a esta regresión mientras llegan las obras del Ministerio?

- El Ayuntamiento no puede adoptar medidas directas sobre el litoral porque el medio natural es competencia de la Demarcación de Costas, según recoge la Constitución Española. Aunque se esté planteando una modificación de la ley desde la Generalitat Valenciana, la gestión del litoral seguirá siendo competencia nacional. Lo que sí podemos hacer desde el Ayuntamiento es limpiar la playa y eso ya lo llevamos a cabo. Compramos una cribadora grande con la intención de pasarla cada dos días para recoger colillas, palos, plásticos... Pero, mientras había sedimento funcionaba. Ahora, con la grava, si la utilizamos, también nos la llevamos. Costas nos ha advertido que eso podría considerarse un delito medioambiental, porque estamos moviendo sedimentos sin respetar la normativa. Así que ahora solo podemos pasar el tractor, rastrillar la arena o allanarla con una pieza especial. Pero, cuando hay tanta grava, incluso eso es complicado.

  • El alcalde de Canet, Pere Antoni. -

- Sin embargo, Canet impulsa un proyecto de regeneración con tecnología puntera, como boyas inteligentes, que, además, ha sido premiado por su innovación. 

- Este proyecto nace de una reflexión clara: la acción de refulado, en términos coloquiales, es como un injerto capilar. Se pone arena donde ya no hay, aunque se pierda. Cada vez hay más temporales y menos tiempo entre ellos para que el mar pueda regenerar la playa de forma natural. Si un temporal quita el sedimento y viene otro antes de que se recupere, el segundo lo arrastra más adentro. Hay un punto de no retorno: si el sedimento pasa de cierta profundidad, ya no vuelve a la playa. Entonces, nos planteamos una alternativa basada en la naturaleza. La naturaleza se protege con arrecifes, así que nosotros también podemos simularlo. Si digitalizamos el fondo marino, con datos de cómo se mueve el sedimento, podemos instalar arrecifes artificiales en puntos estratégicos que frenen la fuerza de las olas. No queremos un espigón de un kilómetro que lo pare todo y rompa el ecosistema, sino estructuras quirúrgicas que reduzcan la regresión sin impedir la regeneración natural. 

El proyecto se basa en levantar datos: usamos drones aéreos y acuáticos, con tecnología Lidar para el perfil de la playa seca y sensores para registrar el fondo marino. Con todo eso, obtenemos un modelo matemático que nos dirá dónde colocar las barreras. La idea es que duren 30 o 35 años, frente a los 10 que dura una acción de refulado y que tengan el menor impacto ambiental posible.

- ¿Cree que este modelo puede replicarse en otros municipios que padezcan la misma problemática?

- Totalmente. Es un proyecto con vida. Nos permitirá aprender del Mediterráneo, que está en constante cambio. Si en 2030 la corriente ya no pasa por donde lo hacía, se podrá mover la estructura y adaptarse. Y, si lo copiara todo el litoral valenciano, podríamos tener digitalizado todo el recorrido del sedimento desde Castellón hasta Alicante. Eso permitiría saber por dónde se escapa y cómo actuar de forma precisa y sin dañar la biodiversidad. Compartiremos todos los resultados del Big Data con municipios del litoral que puedan buscar una solución más rápida, más eficiente y en menos tiempo, sin tener que perder los años que nosotros hemos invertido experimentando.

De hecho, se está estudiando implementar el proyecto piloto en un municipio del norte de España, para comparar el comportamiento entre el Mediterráneo y el Atlántico. Incluye arrecifes, boyas y bosques de posidonia. Con arrecifes, el oleaje mejora, se puede plantar bosques de posidonia y convertir a Canet en un captador de CO2 que fomente la flora y la fauna. Eso podría atraer turismo de buceo, snorkel... etc. Es un paquete muy completo y complejo.

  • El alcalde de Canet, Pere Antoni. -

- El proyecto cuenta con el respaldo del Ministerio de Ciencia e Innovación. ¿Está satisfecho con la respuesta del Gobierno ante este problema estructural?

- Se ha tardado mucho, llevamos desde 2015 peleando por esto. Pero está aprobado y vamos en la buena dirección. Aun así, no podemos permitirnos repetir este tipo de actuaciones cada 10 años. El impacto ambiental es enorme: desde el uso de gasoil de las dragas hasta la alteración de la microvida al mezclar sedimentos de distintas profundidades. Por eso, hay que pensar en alternativas sostenibles y a largo plazo. Nuestro proyecto ofrece eso.

- En diciembre del año pasado, el Ayuntamiento de Canet aprobó una suspensión temporal de nuevas licencias turísticas. ¿Qué motivó está decisión?

- Aún no la hemos puesto en marcha, porque hemos tenido que analizar muchas cosas. Le pedimos a la Conselleria de Turismo respuestas a varias dudas. Nuestra idea es clara: la ventana turística debe estar en la zona de la playa. Permitir apartamentos turísticos en el casco antiguo no tiene mucho sentido. Generaría dos problemas; por un lado, se perdería la escasa vivienda disponible para los jóvenes y, por otro, el visitante produciría un impacto en un entorno que no está pensado para eso. Por tanto, queremos blindar el casco antiguo. En la playa, el turismo tiene sentido; en el pueblo, no.

  • El alcalde de Canet, Pere Antoni, durante la entrevista con Valencia Plaza. -

- Usted ha advertido sobre el riesgo de "camuflaje" de apartamentos turísticos y la proliferación de infraviviendas. ¿Cómo lo están vigilando?

- Estamos encima del tema. Es una cuestión complicada porque hay muchas derivadas legales: si son más de once pernoctaciones, si están dadas de alta... Pero vemos claramente que estamos muriendo de éxito. Canet se ha puesto muy de moda y eso genera presión sobre el mercado inmobiliario. Queremos seguir siendo un pueblo, con buenos servicios, jardines cuidados, limpieza, tranquilidad... Si dejamos que esto se descontrole, lo perdemos. Por eso, estamos reforzando el control desde el Ayuntamiento, cruzando datos con plataformas, estableciendo inspecciones y exigiendo que los propietarios cumplan con las condiciones legales.

- ¿Qué normativa municipal están preparando para regular el alquiler turístico?

- Estamos trabajando en una regulación que permita limitar los apartamentos turísticos a la zona de playa. El casco urbano debe preservarse para la residencia habitual. Buscamos ese equilibrio entre turismo y pueblo. Queremos que Canet siga siendo un lugar donde se pueda vivir todo el año, no solo un destino estacional. Esa normativa contemplará también medidas sancionadoras para quien no cumpla y un sistema claro de licencias para poder tener un control real del parque turístico.

- Canet es uno de los municipios con el precio por metro cuadrado más alto del Camp de Morvedre. ¿Cómo valora este aumento?

- Lo valoro de forma ambivalente. Por un lado, es positivo porque demuestra que hay interés por vivir aquí. Por otro, genera un hándicap importante. Ahora mismo se construye, pero con viviendas de 50 o 60 metros cuadrados. Si eres joven y sin familia, es perfecto. Pero, si buscas algo más para formar un hogar, se dispara el precio. Además, la mano de obra y los materiales se han encarecido muchísimo. Esto nos obliga a plantear políticas públicas que faciliten el acceso a la vivienda, sobre todo para los más jóvenes o para quienes quieran establecer su vida aquí.

  • El alcalde de Canet, Pere Antoni. -

- ¿Cree que municipios turísticos como Canet están expulsando a los vecinos de toda la vida?

- No lo diría así. El que quiere vivir en Canet, acaba quedándose. Quizá reformando, comprando algo más modesto o recurriendo a una vivienda familiar. Sí que hay algunos casos en los que la gente se va a pueblos del interior, donde por el mismo precio pueden tener "un caserón". Pero no se van muy lejos, porque quieren seguir cerca de Canet. Eso sí, hay que estar muy atentos porque, si no actuamos ahora, esa expulsión que hoy es puntual podría convertirse en algo estructural en pocos años.

- En ese contexto, ¿por qué modelo se inclina Canet respecto al uso turístico de la vivienda?

- El turismo debe estar concentrado en la línea del litoral. Tenemos que blindar el casco antiguo para evitar la especulación. Se están desarrollando nuevas promociones, algunas de hasta 284 viviendas. Y también hay iniciativas para fomentar la vivienda protegida (VPO) en la zona neurálgica del municipio. Desde el Ayuntamiento, podemos facilitar información, orientar a empresas, pero no podemos hacer mucho más. Nuestro papel es poner los cimientos para que se construya un modelo equilibrado. Y, en ese modelo, el uso turístico debe estar bien definido y contenido.

  • El alcalde de Canet, Pere Antoni, durante la entrevista con Valencia Plaza. -

- Canet no es solo playa, también cuenta con tejido industrial. ¿Cómo evoluciona esta parte del municipio?

- Tenemos solo 4 kilómetros cuadrados (km²) de término municipal, muy poco. Comparado con Sagunto, que tiene 134 km², nosotros estamos muy limitados. Pero a pesar de esa limitación física, estamos bien situados estratégicamente. A nuestro alrededor hay un ecosistema industrial muy potente. Tenemos ArcelorMittal, PowerCo y otras grandes empresas a pocos kilómetros. Físicamente no están dentro del término de Canet, pero sí forman parte de nuestro entorno inmediato. Eso nos permite participar de esa dinámica económica sin necesidad de grandes extensiones de suelo.

En cuanto a nuestro propio suelo industrial, nos quedan por desarrollar unos 180.000 metros cuadrados. Es una superficie modesta, pero muy importante para nosotros. Nuestro objetivo es que lo ocupe una empresa adecuada, preferiblemente del ámbito tecnológico, que aporte valor añadido y que encaje con nuestra visión de desarrollo sostenible y a largo plazo. No queremos cualquier actividad. Buscamos algo que tenga impacto positivo en el empleo local, que sea respetuoso con el entorno y que se complemente con el modelo de municipio que estamos construyendo.

- Uno de los focos de tensión en los últimos meses ha sido el conflicto con la empresa Obeikan. ¿Qué posición ha adoptado el Ayuntamiento?

- Es un tema que me preocupa mucho. Estamos hablando de 153 familias que viven directa o indirectamente de esa empresa. Pensé que se había alcanzado un acuerdo, pero lamentablemente no fue así. Me duele personalmente, porque no hablamos solo de puestos de trabajo, sino de trayectorias vitales, de personas con experiencia que se quedan fuera del sistema. Hoy en día, el mercado laboral descarta a gente por edad como si fueran juguetes rotos. Es un error gravísimo. Hay profesionales que llevan toda una vida en una empresa, que conocen los procesos, que tienen un compromiso y una ética de trabajo que no se valora.

Pero ahora se prefiere contratar a jóvenes con ayudas públicas, aunque a veces sin experiencia ni vinculación real con el proyecto. Esa mentalidad cortoplacista nos va a pasar factura, porque se pierde talento, se deshumaniza el trabajo y se precariza aún más el empleo. Desde el Ayuntamiento, nuestro papel es limitado, porque no tenemos competencias directas en relaciones laborales, pero sí tenemos la obligación de estar al lado de las personas. Y eso es lo que hicimos: acompañar, escuchar, mediar en la medida de lo posible, y exigir responsabilidad a las empresas que operan en nuestro entorno.

  • El alcalde de Canet, Pere Antoni, en la biblioteca de la playa Racó del Mar. -

- ¿Qué criterios deben cumplir las empresas que se implanten en Canet?

- El criterio más importante para mí es la sostenibilidad. No solo en términos medioambientales, sino también sociales y económicos. Queremos empresas que vengan para quedarse, que tengan un proyecto a largo plazo, que se integren en el entorno y que generen empleo estable. También valoramos mucho la visión de proyecto y la vinculación con la comunidad. Si una empresa necesita personal con determinada formación, desde el Ayuntamiento, a través de la Universidad Popular, podemos ofrecer cursos de capacitación para preparar a la gente del pueblo. Eso facilita la inserción laboral de los vecinos y crea una conexión entre la empresa y el municipio. Pero no siempre se logra ese entendimiento. Hace falta mucha comunicación, transparencia y compromiso por ambas partes. Hay que trabajar mucho para lograr esa sintonía entre empresa y comunidad, pero cuando se consigue, el beneficio es mutuo y duradero.

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