Comunitat Valenciana

"Aciertos" e "imprecisiones" en el diagnóstico de la Dana: expertos pasan el 'examen' al Consell

  • Varios agentes de la Guardia Civil buscando cuerpos en la Albufera.
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VALÈNCIA. El pasado 21 de marzo, tras cinco meses de la Dana, la Generalitat Valenciana presentó en un solemne acto el Informe de Diagnóstico del Plan de Recuperación Económica y Social, que entre otras cosas analizaba las causas de la catástrofe social, el impacto de la destrucción y los principales ejes de actuación para la reconstrucción. Un trabajo elaborado por la Conselleria para la Recuperación que dirige el vicepresidente Francisco José Gan Pampols con la asistencia externa de una consultora. Ahora, un equipo de expertos ha examinado desde el punto de vista de la ecología y la biología la evaluación que hizo el Consell sobre las causas de la tragedia, sobre la que ha encontrado aciertos pero también "imprecisiones y algunas interpretaciones erróneas".

El artículo deja claro desde el principio un ánimo "constructivo" que no busca "cuestionar" la labor de la Generalitat sino "ayudar" a la comprensión de las causas porque ello "es útil para tomar las mejores decisiones, para la prevención y la recuperación". Y está elaborado por el director de la Fundación Matrix, Investigación y Desarrollo Sostenible, el profesor de Ecología de la Universidad de Vigo Javier Montalvo; la profesora de Ecología en la Universidad Complutense de Madrid Belén Acosta-Gallo; y el biólogo y especialista en ecosistemas acuáticos Ignacio Rojo; junto a varios másteres en Estudios Territoriales y Planeamiento, Geoinformación, Bioinformática y bioestadística o Datos geoespaciales.

En ese sentido, los expertos señalan que el diagnóstico acierta en señalar la Dana con intensas precipitacones como la causa fundamental además de otras "causas agravantes" o "contexto geográfico" que pudieron influir directa o indirectamente en las inundaciones. Pero "algunas de las causas de inundación señaladas no reflejan con precisión la complejidad del fenómeno" o presentan aspectos que "merecen ser matizados", señala el artículo, que ve "loable" la intención del Consell de "continuar trabajando con nuevos expertos".

Uno de los aspectos que destaca tiene que ver con la avenida torrencial que se produjo en el barranco del Poyo, que realmente tuvo una aportación mayoritaria de caudal de otras dos subcuencas -el barranco de l'Horteta y del Gallego-. Según el diagnóstico del Consell, se produjo una "intensa concentración de lluvias en las cabeceras de ríos y barrancos" y "el relieve favoreció el aumento del caudal". Sin embargo, los expertos indican que, a partir de los principios físicos, la gran "energía hidráulica" fue consecuencia "más del caudal excesivo y la altura de los flujos que del gradiente topográfico existente". Es decir, que "el desnivel topográfico desde la cabecera del barranco no fue una causa agravante" sino que fue "más bien la suave pendiente de la llanura litoral la causa indirecta general que facilitó la inundación relámpago".

  • Foto: Fundación Matrix

La cabecera de la cuenca, señala el artículo, tiene una pendiente promedio moderada del 11,7% en los relieves montañosos, lo cual ocupa un tercio de la cuenca. El resto, se considera llanura litoral con una pendiente media "muy suave o ligera" del 3,2%. De este modo, explica que una concentración de lluvias torrenciales en las partes altas de la cuenca provoca un aumento del caudal "pero no necesariamente una avenida causante de inundaciones graves en las zonas bajas". El barranco del Poyo, en concreto, tiene una "rápida conversión de lluvia en escorrentía", un comportamiento como "si fuese impermeable".

Ni la falta de vegetación ni la "antropización del suelo" fueron relevantes

Al respecto, el diagnóstico de la administración también cita como causa agravante los "indendios previos en la zona, que disminuyeron la vegetación y, con ello, la capacidad de retención del agua". Los expertos, por su parte, concluyen que fue la "reacción hidrológica" de la cuenca lo que "amplificó" la intensidad de las lluvias. "Ni la superficie afectada por incendios recientes ni la escasa vegetación fueron factores agravantes relevantes", señalan al respecto, y aclaran que los incendios de los últimos años suponen "menos del 1% de la superficie de la cuenca alta" del barranco del Poyo.

En ese sentido, explican que lo que ocurrió fue que las lluvias torrenciales "superaron con rapidez la capacidad de absorción del suelo por infiltración aunque no estuviera saturado" y "casi sin relación con la cobertura o densidad de la vegetación". De modo que el agua "empezó a fluir por superficie generando una escorrentía extremadamente intensa y erosiva" que resultó en la crecida súbita de los caudales. Citando a la catedrática de Geografía Física especialista en Hidrología de la Universidad de Valencia (UV) Ana Camarasa, señalan que en el barranco del Poyo basta con una precipitación de 36 litros por metro cuadrado para generar escorrentía. Las lluvias más intensas el 29-O superaron los 60.

También cuestiona el informe que la "antropización del suelo" empeorara las inundaciones: "No fue un factor relevante significativo de las inundaciones relámpago" porque, recuerda, fueron consecuencia del desbordamiento y no tuvieron una causa pluvial: ni siquiera llovío en muchos de los municipios afectados. Sí admite que "quizá" esta impermeabilización "contribuyó en parte a la inundación" en municipios como Chiva y Turís, donde se localizaron fuertes lluvias, aunque reuerda que Turís no registró "daños de gran magnitud" gracias a "su posición topográfica y ausencia de barrancos". Esto no quita, recuerdan los expertos, que se considere la ocupación urbana de la llanura litoral como un factor de vulnerabilidad ante las inundaciones de este tipo.

Asimismo, el artículo apunta a que "el cambio climático antropogénico fue un factor relevante" y una "causa agravante" importante en el episodio de lluvias, si bien es "invisible" en el diagnóstico hecho por el Consell. Así, citando otros estudios, señala que la Comunitat es uno de los territorios españoles con mayor aumento de la temperatura media del aire, lo que contribuye al calentamiento del agua ya constatado en el Mediterráneo, con "olas de calor marinas más frecuentes, intensas y duraderas". Y apunta que los episodios similares se han incrementado un 15% en la costa mediterránea, por lo que son cada vez más probables, aunque insiste en que "son fenómenos predecibles" y que "es poslbe anticiparse con cierto grado de fiabilidad", lo que permitió alertas meteorológicas como las que hizo Aemet.

Las obras hidráulicas

Por otra parte, los investigadores matizan las consideraciones del Consell sobre las obras hidráulicas, pues su diagnóstico consideró un factor agravante la "inversión insuficiente" en estas actuaciones, "limitando la capacidad de laminación, drenaje y gestión del agua". "Así expresado puede dar la impresión que la mera inversión económica previene la inundación", señala el artículo, según el cual esto sería así si las infraestructuras hubieran estado preparadas para "los caudales excepcionales" de aquella jornada: "La realidad fue que habría sido insuficiente".

  • Embalse de Forata en una imagen de archivo. Foto: EDUARDO MANZANA/EP

El artículo analiza "los efectos beneficiosos" y "la suficiencia protectora" de obras con nuevas canalizaciones, desvíos o embalses proyectados por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que no se ejecutaron, pero apostilla que algunas infraestructuras "pueden reducir el peligro de inundación en un lugar y acentuarlo aguas abajo de la cuenca o en otras cuencas receptoras", poniendo como ejemplo precisamente el proyecto del barranco de La Saleta que está trabajando la Confederación, puesto que la incorporación de "caudales adicionales" al Plan Sur "podría haber agravado las inundaciones de octubre". De hecho, el Ayuntamiento de València ha condicionado las obras en La Saleta a un aumento de la capacidad del nuevo cauce del Túria.

Así pues, analiza el papel que jugaron los embalses y las presas, amortiguando "en parte el caudal excesivo" del Magro en el caso de Forata, evitando "caudales excesivos" en el caso de Benagéber y Loriguilla, pero sin evitar la inundación de Riba-roja en el caso de Buseo: "No puede afirmarse con rotundidad que la falta de infraestructuras hidráulicas sea un factor agravante de las inundaciones, o que su presencia las hubiese evitado totalmente. En algunos casos, las infraestructuras presentes protegieron totalmente y en otros no evitaron inundaciones relámpago", asegura el análisis. En ese sentido, insiste en que "la confianza ciega en la eficacia de las construcciones de hormigón no está justificada" y supone a veces "la incomprensión del origen de las inundaciones", y que es "importante no promover una falsa sensación de seguridad total".

Además de todo ello, el artículo guarda un apartado para otros factores locales que agravan las inundaciones. Por ejemplo, el trazado y geometría del cauce o las infraestructuras de transporte. La V-30 "facilitó el flujo y acumulación de aguas desbordadas" del barranco del Poyo desde Paiporta al sur de Valencia (pedanías de Faitanar y La Torre) y la mediana de hormigón de la V-31 (Pista de Silla) "actuó de barrera y contribuyó a agravar las inundaciones, por ejemplo en Alfafar". Por ello, los expertos piden incluir estos análisis en el diagnóstico para una "comprensión más profunda de su variabilidad entre cuencas y municipios afectados".

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