VALÈNCIA. El expresidente de la Generalitat Ximo Puig participó este jueves como estrella invitada en un desayuno organizado por la Cadena Ser en el que analizó la actualidad política de las últimas semanas. Un encuentro al que acudió buena parte de la cúpula de los socialistas valencianos, aunque no sus dos principales referentes: la secretaria general del PSPV y ministra, Diana Morant; y la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, en ambos casos por motivos de agenda, según fuentes del partido.
Ahora bien, a nadie escapa en la formación socialista las crecientes apariciones en la agenda política autonómica del exlíder del PSPV. Si el miércoles celebraba una reunión que publicitó en redes sociales con la presidenta de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), Verònica Cantó, que ha tenido agrios enfrentamientos con el PP por los recortes presupuestarios, este jueves protagonizaba una cita en el medio radiofónico más relevante de la Comunitat para exponer sus opiniones sobre la actualidad política.
En este punto, no son pocos los que podrían pensar sobre los motivos por los que Puig permanece de forma activa en el candelero. De hecho, una de las preguntas del moderador y director de la Cadena SER en la Comunitat Valenciana, Bernardo Guzmán, fue si se consideraba un "jarrón chino", sobrenombre que se les adjudica a los altos dirigentes cuyos partidos no saben donde ubicar tras sus momentos álgidos: "Jarrón Ximo", respondió el expresidente de forma sarcástica durante la entrevista.
Más allá del momento distendido, lo cierto es que la actividad de Puig en los últimos tiempos ha dado que hablar en el PSPV. El expresidente no parece aspirar a nada, pese a que no son pocos analistas y miembros del partido que opinan que debería ocupar un puesto relevante en la política española -los más fervientes seguidores lo sitúan en las quinielas para suceder a Pedro Sánchez- o autonómica, como candidato para presidir la Generalitat de nuevo.
Unas teorías que no pasan de ser elucubraciones dentro del panorama político, pero que crecen con la actividad reciente del exjefe del Consell. En este sentido, Puig no realizó ninguna crítica a la actual líder del PSPV, Diana Morant, aunque al ser preguntado por la labor de oposición y en si la secretaria general debería dejar el Gobierno de España, sí recalcó sutilmente la necesidad de "concentrar los esfuerzos en levantar una alternativa en la Comunitat Valenciana".
Unas palabras que parecían enviar un consejo a través de los medios a la máxima dirigente de los socialistas valencianos, que en sus casi dos años de mandato no parece encontrar la fórmula, pese a la Dana, de situar al PSPV como clara alternativa frente a Carlos Mazón. Pese a que Puig se desmarcó en el encuentro a cualquier pregunta que tuviera que ver con realizar indicaciones sobre la labor de oposición que viene realizando su partido, la sensación que dejó el expresidente es que no mantiene una comunicación continua y fluida con su sucesora. Algo que en el PSPV muchos no comprenden, dado que consideran a Puig un activo vigente que, desde la segunda línea, puede aportar mucho al socialismo valenciano y a la propia Morant.