VALÈNCIA. La exasperación en el PSPV-PSOE ha comenzado a trasladarse a sus posicionamientos públicos. La estrategia de los socialistas valencianos pasa por la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y la convocatoria de elecciones autonómicas, una exigencia sustentada en la gestión del jefe del Consell el día de la Dana, día en el que no anuló su agenda, se fue de comida a un céntrico restaurante y llegó al Cecopi cuando las inundaciones ya se habían cobrado el grueso de las 229 víctimas mortales de la tragedia.

Ahora bien, los socialistas valencianos han dado un paso más -hasta patinar- al considerar una "provocación" que Mazón asista a la Procesión Cívica el próximo 9 d'Octubre. Una palabra utilizada por la líder del PSPV y ministra, Diana Morant, este viernes, quien manifestó: "Al final está pervirtiendo también lo que significa ser valenciano y, sobre todo, lo que significa ser presidente de la Generalitat porque no merece estar sentado como presidente de la Generalitat", sentenció. Unas palabras que continuaban la línea expresada por su 'número dos', el secretario de Organización, Vicent Mascarell, quien el día antes acusó a Mazón de "ensuciar" el sentido cívico de la procesión con su mera presencia.

Una estrategia socialista en cierta medida sorprendente y con poco talante institucional, dado que fija el punto de mira en el presidente de la Generalitat de cara a la tradicional procesión que recorrerá las calles de València el próximo 9 d'Octubre. Dicho con otras palabras; resulta lógico e incluso razonable que el PSPV pueda reclamar la dimisión de Mazón -algo que para muchos ya debería haber ocurrido-, pero este tipo de manifestaciones parecen contribuir públicamente a la crispación o a las protestas focalizadas en el jefe del Consell, con el objetivo aparente de "calentar" la jornada y elevar la presión sobre el presidente, lo que evidencia un comportamiento de poca responsabilidad institucional y dudosa altura de miras. De hecho, tal y como apuntaban algunos cargos populares preguntados por este diario, si Mazón no acudiera a la procesión, probablemente sería acusado por la oposición de "cobardía" y se le afrentaría por "no poder salir a la calle".

De hecho, las reacciones de diferentes cargos del PP no se hicieron esperar. El propio Mazón, manifestó su incredulidad ante esta postura política al ser preguntado por los medios: "¿Qué quiere que le diga? No doy crédito. Yo creo que es la primera vez que no encuentro palabras". Más concreta se mostró la alcaldesa de València, María José Catalá, quien mostró su alta "preocupación" respecto a que una ministra del Gobierno de España, "competente de la seguridad de todos los territorios, se dedique a provocar" y "a hacer estos enunciados o estas declaraciones incitando, provocando totalmente".

En esta línea, el secretario general del PPCV, Juanfran Pérez Llorca, calificó de "sorprendentes y surrealistas" las declaraciones de la líder del PSPV.  "Está incitando a que sea una batalla campal", afirmó, para subrayar que como ministra debería "defender la institucionalidad del acto, no pedir que el president no acuda", zanjó.

Unas réplicas que ponen de manifiesto el alto nivel de unión y coincidencia en el PP respecto a la posición de Morant sobre la presencia del presidente de la Generalitat en la Procesión Cívica del 9 d'Octubre. Una estrategia, la de la líder del PSPV, que también sufría críticas internas desde su propio partido, donde no se acababa de comprender el empeño en aplicar un discurso público de estas características.

En este sentido, algunos dirigentes socialistas consultados por este diario temen que la dirección del PSPV, con esta estrategia, pueda contribuir a "victimizar" a Mazón y termine situándose en el foco ante cualquier incidente que pudiera ocurrir el 9 d'Octubre, al presentarse, con las mencionadas declaraciones, como los principales agitadores antes de la Procesión Cívica.