VALÈNCIA. Bartolomé Pérez Gálvez es desde diciembre de 2024 el director general de Salud Mental y Adicciones, un puesto creado tras la Dana del 29 de octubre y que elevó el rango de la oficina autonómica que el actual Consell puso en marcha poco después de su llegada a la Generalitat Valenciana. Pérez Gálvez es doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Psiquiatría y profesor de la Universidad Miguel Hernández de Elche. A comienzos de legislatura, se impulsó el Plan Valenciano de Salud Mental y Adicciones 2024-2027, con la previsión de que el Ejecutivo autonómico desembolse más de 720 millones durante el citado periodo en la prevención y el tratamiento de problemáticas relacionadas con la salud mental y las adicciones.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, Pérez Gálvez atiende a Plaza para abordar la gestión del departamento que encabeza a lo largo de esta legislatura, hacer balance de la situación de la zona afectada por la Dana hace casi un año y, entre otras cuestiones, ofrecer más detalles sobre los dos nuevos observatorios que la Conselleria de Sanidad prevé poner en marcha en breve.

- El director general de Salud Mental y Adicciones, Bartolomé Pérez. -
- Foto: EDUARDO MANZANA
El director general repasa la situación actual en materia de salud mental y hace una crítica a la "banalización" de cierto tipo de problemáticas. "La salud mental ha estado muy abandonada y tenemos que atender una necesidad que abarca a una de cada cuatro personas de esta sociedad, pero seamos conscientes de que hay gente que tiene serios problemas de salud mental", considera.
En este sentido, asegura que el "esfuerzo" del área que dirige se ha centrado "desde el primer momento" en aquellas personas "con serios problemas". En síntesis, valora en este Día Mundial: "Existe una gran prevalencia de la población y, por otra parte, debemos respetar los recursos que van dirigidos a los pacientes con mayor problema y no banalizarlos".
P: Tras la creación de la Oficina Autonómica de Salud Mental y Adicciones, con usted al frente, el Consell elevó en diciembre del año pasado su departamento a Dirección General en un contexto marcado por la Dana. ¿Qué balance realiza de la gestión durante el último curso?
R: Puede parecer un poco triunfalista porque hay mucho que hacer todavía. Cuando lleguemos al examen final, creo que se verá que efectivamente se ha cumplido. Cuando se hace un plan de salud mental, se puede hacer en dos momentos: al final de legislatura, lo que significa mentiras y vergüenzas; o al principio de legislatura, que significa que te la estás jugando, porque o lo cumples o te lo van a exigir.
Con ello, hemos creado 631 puestos de trabajo, más otros 15 que están en Hacienda, equivalen en torno al 60% de la plantilla. Los primeros 200 puestos los firmó el conseller - de Sanidad - en septiembre del año pasado, y en agosto firmó otros 431. Hay gente que dice que estamos creando más puestos de los que hay, pero es que antes generábamos 20 y creábamos 4, con lo que se nos iban todos. Ahora tenemos una red muy grande para que, cuando pase alguno, podamos pillarlo.

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En infraestructuras, no bailo de alegría porque hayamos incrementado un 30% las camas para menores con trastornos mentales, porque es pasar de 19 a 25, pero es cierto que ya hemos abierto la unidad de hospitalización de Elche con seis camas. Pero tenemos 40 más proyectadas, por lo que esto va a ir cada vez a más, con obras en marcha en Gandía, Peset, Arnau, San Juan, Alcoy…
En las unidades de detección precoz hemos atendido a más de 1.000 usuarios en apenas tres meses, con 180 jóvenes con ideación autolítica que han podido ser abordados con este sistema. Todo esto ha costado, porque ha habido palos en las ruedas, pero esto va de poner a nuestra comunidad autónoma donde corresponde.
En definitiva, el plan de salud mental no es un plan hecho a comienzos de legislatura, con lo cual la garantía es o cumples o echas por tierra todo el trabajo que has hecho en toda tu vida.
De hecho, estamos cerca del ecuador del plazo marcado para el desarrollo del plan autonómico de salud mental y adicciones. ¿Cuál es el grado de ejecución y la previsión de cara a 2027?
Seguro que los grupos parlamentarios me irán pidiendo porcentajes, pero yo no los miro porque cada acción contemplada en el plan tiene un peso distinto. Conseguir 631 puestos de trabajo son dos resoluciones, pero cuesta mucho de hacer, es el 74% de lo que el Botànic hizo en 8 años. Es un compromiso importante en un momento tan crítico para esta comunidad, no solo por la Dana, sino por la infrafinanciación histórica.
La primera acción que intentamos fue integrar en la cartilla escolar y del embarazo un ítem al menos en materia de salud mental. ¿Eso qué costó? Poco. Pero tenía un peso brutal. A partir de ahí, hicimos acciones gordas como el personal, las obras puestas en marcha, el tema escolar. El porcentaje no lo sé porque ni lo he hecho ni pienso gastar un segundo en sacarlo porque lo que sé es dónde están los puntos fuertes a atender.

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Esas son las cosas gordas. Queda mucho por venir, seguro que sí, pero no voy a dar un dato. Yo estoy aquí para que al final se saque algo positivo y que al final podamos decir que lo hemos hecho bien.
Apenas días después de la Dana, anunció un plan específico con unidades en varios departamentos y con el objetivo de evitar el estrés postraumático. ¿Cómo definiría el estado de la salud mental de la población afectada por la Dana? ¿Se empiezan a detectar este tipo de casos más graves?
Ese plan se definió el día 30 - de octubre - por la mañana. El escenario de la Dana, psíquicamente hablando, lo teníamos claro. Si se compara con el principal referente, que son las inundaciones del sur de Inglaterra, se observa que lo que pasó aquí fue mucho más bestia. Allí, marcaban la gravedad a partir de un metro de agua, aquí comparamos el mapa de inundaciones de la UPV con la prevalencia y nos vamos a 1,8 o 1,9 metros.
Entonces, sabíamos muy bien lo que había y a partir de ahí aplicamos la lógica. Trabajamos conjuntamente para dar una atención inmediata, pero sabíamos que nuestra función no era acompañar el duelo, sino evitar la transición de estrés agudo a estrés postraumático. Eso es lo serio. Nuestra historia empieza, por tanto, a partir de este enero y se prolongará a lo largo de dos o tres años.
Ahora bien, fuimos sobre el terreno y tuvimos que buscar un espacio seco porque eso estaba como estaba. Entonces abrimos Feria Valencia, desde donde se detectaba a los afectados y equipos de varios departamentos que no estaban afectados pero que colaboraron en estas tareas se dedicaron a contactar con los pacientes para hacerles seguimiento hasta que pudiéramos retomar la normalidad.

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Con el regreso a la normalidad, propuse al conseller el tema de las unidades de trauma para evitar que el sistema se tensionase aún más. En cuanto a evolución, hemos visto ya en torno a 2.000 personas que presentan cierta complejidad. También es cierto que hay mucho falso positivo porque hemos preferido que no se nos escape nadie.
Nuestros tiempos era intentar que a los seis meses no se hubieran disparado los casos en esta zona. Ahora vamos a ver cómo esa peluquería que tenías en tal población funciona después de reabrirla, si te sigues sintiendo identificado con tu entorno. Esto ha generado movilidad de personas, cambios sociales y vamos a ver cómo funciona todo este tema y la economía en general.
El resultado, ahora mismo, es mucho menos de lo esperado. El indicador más próximo de lo que me preocupa, que son los suicidios, es el de urgencias por autolesiones. Es verdad que han bajado un 7% en territorio no Dana, mientras que en el Dana ha bajado un 8% cuando la tendencia histórica era ir en ascenso. Esperábamos que todavía se disparara más y ha bajado. Seguro que llega un momento en el que subirá, pero ya no será tan vinculado a la Dana, sino por otros factores.

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La previsión que teníamos era de que Navidad pudiera ser terrorífico para nosotros, pero la situación ha aguantado, se ha mantenido, por lo que la sensación objetiva y subjetiva es que esto es menor de lo esperado.
Cumplido prácticamente el primer año tras la Dana, ¿en qué aspectos se debe centrar la atención de la salud mental de la población afectada?
No hemos tenido que cambiar nada del plan de salud mental, porque todo nos aporta. Por ejemplo, a partir de noviembre vamos a tener indicadores de control trimestral de los escolares sobre depresión, ansiedad y consumo.
De hecho, en la Dana, me pregunto qué hubiera pasado si el mes antes no hubiéramos dispuesto de 200 nuevos efectivos. Si hubiéramos tenido que afrontar esto sin más medios, me tendrían que explicar cómo tiramos adelante el tema. Por tanto, vamos a seguir exactamente igual teniendo en cuenta que hay dos comunidades distintas: la Comunidad Valenciana, que sigue exactamente igual; y la zona más afectada por la Dana.
El presidente anticipaba el otro día que las unidades de trauma se van a normalizar y vamos a hacer un centro de referencia de trauma no solo para la Dana sino para trauma psicológico en general con dos sectores que nos parecen muy importantes como es la mujer maltratada y los menores. Lamentablemente, nos ha tocado ser la comunidad del trauma a nivel mundial, pero vamos a aprovechar eso también para desarrollar soluciones.
A finales de agosto salía a información pública el decreto por el que se creará el Observatorio Contra el Estigma y el de Salud Mental y Adicciones, contemplados en el plan de salud mental. ¿Qué perspectivas tiene acerca de estos dos órganos?
La idea es sacar ya el decreto. Yo no quiero consejos asesores de hacerse fotos, eso se lo dejo al Botànic. El estigma es algo que afecta a la sociedad que te estigmatiza y a ti que te autoestigmas, que es lo que más me preocupa. Por tanto, este Gobierno va a hacer lo que le digan los que lo sufren y los que lo saben, no lo que nosotros pensamos. En ese observatorio habrá unos asesores, algunos por afectados y otros por expertos, y luego el tejido social, para que pueda participar. Buscaremos cómo intentar luchar contra el estigma desde este órgano.

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El otro observatorio es simple y llanamente un grupo de expertos en epidemiología psiquiátrica de distintos sitios. Habrá valencianos, del resto de España y extranjeros. Lo que queremos es que haya un sistema de monitorización serio en salud mental. Mientras en drogas creo que somos el país que mejor monitorizado está, aunque sea cada dos años, en salud mental esto es caótico, no hay datos en España. Vives de una encuesta que ha salido, por un lado, un dato que ha salid por otro. No tenemos nada. Por tanto, queremos un sistema de monitorización para saber casi en tiempo real cómo está la Comunitat y saber dónde poner más medios.
¿Existe alguna previsión concreta sobre la gestión de las plazas de personal en esta segunda mitad de legislatura?
En este aspecto hay una cuestión que es fundamental, que es el acuerdo complementario de gestión. Esta legislatura se ha acabado el llanto de no tengo en materia de salud mental, que era cierto. Es verdad que hay dos categorías profesionales en las que tenemos déficit, pero vamos buscando poco a poco, incluso fuera de la Comunitat Valenciana. Por lo menos, hay plazas y si pasa un profesional se puede quedar.
A partir de este punto es donde entra el acuerdo complementario de gestión. Quiero que se vean muchos pacientes y que la espera baje, para eso está el acuerdo de gestión. En cualquier caso, esta comunidad ya empieza a tener medios, tiene profesionales que son la leche y que, además, pueden tener un incentivo. Con ello, la asistencia va a mejorar, evidentemente.
Por otro lado, hace pocos meses se creó la figura estatutaria del Psicólogo General Sanitario (PGS) a través de la Ley de Acompañamiento. ¿En qué consiste esta nueva fórmula? Sobre la que varias asociaciones de la psicología clínica han mostrado su rechazo…
En psicología hay una cosa que es muy atípica, y es comprensible que uno se confunda, y es que hay dos profesiones distintas: la de Psicólogo Especialista en Psicología Clínica y la del Psicólogo General Sanitario. Por tanto, si tú eres especialista puedes o no tener otra profesión. En base a ello, la crítica es como si yo soy médico y crítico que hay enfermeros.
Por otro lado, el tema de la crítica por que se ocupen puestos de psicólogo clínico con un psicólogo general sanitario. Esto fue una idea del Gobierno anterior. Lo hacen muchos gobiernos, los TSJ de distintas comunidades ya han rechazado estas críticas y la Audiencia Nacional también se pronunció en esta línea.
Es de cajón. Si no hay especialista, se mete un PGS. Pero ojo, tenemos que estar continuamente buscando psicólogos especialistas y, en el momento que encontramos uno, se mete inmediatamente. Nadie se va a la calle porque se hayan creado más plazas de psicólogos que las que hay.

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Entonces, si es legal, si la Audiencia Nacional lo avala y hay una ley autonómica que, cuando menos hace que no sea ilegal, ¿cuál es mi obligación, ahorrarme el dinero o dar la asistencia? Porque la alternativa es que la gente vaya a la privada a que le atienda también un PGS o incluso un graduado.
Yo quiero un perfil de PGS que esté formado para sustituir un psicólogo clínico cuando haya huecos. Por encima del interés corporativista está la población. Yo no pongo ambas profesiones al mismo nivel. Lo más primario, como la detección precoz, lo hacen los PGS, y luego ya actúan los psicólogos clínicos. Además, no olvidemos que esta gente entra a estos huecos, pero no van a quedarse fijos ni pueden opositar. Se ganan un sueldo atendiendo a la población. Y en ese tipo de atención, las consultas han subido.
Sobre la categoría del PGS, es la única profesión regulada por ley que no tiene categoría profesional. Habrá que hacerlo. Aquí el problema es que, acto seguido, todas las comunidades autónomas han dicho que quieren hacerlo como lo hemos hecho nosotros.
Los PGS en la categoría nueva van a hacer funciones que no pertenecen a la cartera común de servicios. Por ejemplo, funciones de incrementar la adherencia terapéutica en patologías crónicas no mentales, como puede ser la atención a pacientes oncológicos. Si yo tengo una depresión oncológica, me atenderán por mi depresión, pero también necesito un apoyo específico que no figura en la cartera común de servicios.
Insisto en que la cartera común de servicios dice que la promoción y prevención de la salud mental corresponde a los psicólogos clínicos. Un PGS lo hace cuando no hay suficientes. Además, es que no hubo ningún voto en contra en Les Corts a la creación de esta categoría. PP y Vox lo apoyaron y los otros dos grupos se abstuvieron porque es que ellos hicieron una cosa incluso más avanzada cuando estaban en el Gobierno.
En materia de adicciones, la última Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España, revela datos como que más de 100.000 valencianos consumen cannabis a diario y el 17% de los jóvenes tienen un consumo problemático de alcohol. ¿Qué puede hacer la Generalitat para tratar de revertir esta situación?
Entre 1995 y 2005 se tecnificó el tema de las adicciones en base a lo que dicen los profesionales. En torno al 80% de las escuelas desarrollaron programas de prevención escolar en una comunidad que suele tener un consumo alto, como Baleares, Cataluña o Murcia. Bajamos una barbaridad, pero cuando regreso me encuentro con que la evidencia científica de los programas no tenía nada que ver.

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Por tanto, lo primero de todo es la prevención otra vez. Hemos buscado materiales basados en la evidencia en los que bien su programa o bien el modelo teórico tuviera evidencia en prevención de ansiedad, depresión, suicidio, bullying, adicciones, etc. Una vez se saca el material, viene la implementación, que es lo complejo. Pero Educación se ha volcado a lo bestia y hay ya 1.000 centros adheridos.
Hay una cosa que nunca va a cambiar en la escuela y es que forma al ser humano. No buscamos medidas de corto impacto, porque no hay ninguna medida de bajar mañana el consumo. Lo triste es porque se había dejado de prevenir, y que banalicemos dependencias o adicciones a las pantallas. Tenemos que promover los factores de protección de la salud mental. Eso va a ser fundamental y se une a otros aspectos como los psicólogos en los colegios, los refuerzos de salud mental o el incremento del 40% de financiación en la prevención.
¿Cómo valora la nueva Ley del tabaco impulsada por el Gobierno de España?
Dado que soy fumador, lo primero que valoro es si alguien me va a pagar ya el tratamiento. Sí pienso que las prohibiciones son buenas, pero lo de fumar en las terrazas ya se prohibió antes. También creo que es más lógico dejar espacios porque también está la hostelería.

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Pero, al margen de todos estos temas, lo que echo en falta sinceramente es que se del dinero a las comunidades autónomas para financiar los tratamientos. Cuando una ley conlleve, no la obligación de financiar tratamientos, sino el dinero para hacerlo, me la creeré. Primero va la salud del no fumador, pero luego también va la del fumador, y eso no lo estoy viendo reflejado.
¿Puede haber un repunte de las adicciones tras los efectos de la Dana teniendo en cuenta el impacto de la catástrofe en la salud mental de la ciudadanía?
Sí, ya históricamente ha sido una zona con una demanda importante. La gente inicia el consumo de las drogas por probar, pero no se mantiene por un mono, no estamos en la época del caballo. Muchas veces se usan las drogas como para algo como fármacos, porque no dejan de ser fármacos, pero malos.

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Entonces, si tenemos unos factores de riesgo en la zona, evidentemente pueden subir las adicciones. Por eso repito a los políticos: sigan ustedes metiendo el dedo y revictimizando a la gente e igual consiguen algún voto, pero eso empeora la salud mental de la población.
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, anunció una remodelación del Consell para el próximo 5 de noviembre. ¿Espera algún cambio en la conselleria de la que forma parte?
Mi opinión es absolutamente irrelevante para eso. Si la pregunta es quién es el mejor conseller de sanidad en la historia, le digo que Marciano Gómez. Y lo voy a decir hasta el último día.