VALÈNCIA. Nadie puede negar el impacto emocional que tuvo la catástrofe de la Dana en la sociedad valenciana. Vecinos que perdieron sus viviendas, vehículos o negocios, o hasta sus seres queridos, tuvieron en la catástrofe un antes y un después que difícilmente se borrará de la memoria. Pero no solo para ellos. No son pocas las personas vinculadas a la gestión de la emergencia que han relatado cómo aquella jornada les cambió la vida de alguna forma. También la periodista Maribel Vilaplana, que comió con el president del Consell, Carlos Mazón, aquella jornada, y que este lunes en su declaración como testigo en la investigación judicial reflejó la profunda herida que provocó en ella el encuentro casual y su repercusión mediática y social.
Ya desde bien pronto, la misma noche dle 29 de octubre, Vilaplana supo que el encuentro al que Mazón le invitó para, entre otras cosas ofrecerle dirigir À Punt, iba a traer cola. No en vano esa madrugada, al hablar con el president de la Generalitat, y después de que este le dijera que lo que había ocurrido en la provincia de Valencia era "muy gordo" y "muy grave", la comunicadora le preguntó si él "lo sabía" durante la comida y él le dijo, según el relato de Vilaplana, que "no sabía nada". Así, la periodista le pidió que no saliera su nombre y por eso, dijo ante la jueza, se siente una "cobarde".
Fue uno de los varios momentos en los que Vilaplana rompió a llorar, antes de contar que dos días después, el jefe del Gobierno valenciano le contactó de nuevo para decirle que "lo sentía mucho pero que tendría que salir su nombre porque tenía mucha presión" y que lo mejor era cortar "todo contacto". La testigo, dijo, entró en un ataque de pánico y como respuesta no solo borró la conversación con él sino que, además, eliminó también su contacto telefónico. Y así sigue hasta hoy.
"No es responsable, como mucho la persona que estaba con usted"
En diferentes puntos del interrogatorio, la instructora de la causa, titular del juzgado de instrucción 3 de Catarroja, Nuria Ruiz Tobarra, ofreció a la testigo paralizar temporalmente la sesión al ver que la testigo se rompía en lágrimas y le resultaba complicado continuar. Con todo, Maribel Vilaplana se negó porque quería acabar con el mal trago cuanto antes.
En uno de esos momentos, la magistrada intervino para calmar a la periodista y consolarla hasta el punto de decirle: "Tranquila, usted no es responsable de nada, en todo caso la persona con la que usted estaba", en referencia al hecho de que ella se hubiera encontrado en esa situación en un momento tan trágico.
"La persona más triste del mundo"
Vilaplana explicó que la gestión emocional de la tragedia no fue nada sencilla pues, según expuso, también perdió a una persona querida el día de la riada. Pero el encuentro con Mazón le supuso un quebradero de cabeza por la presión social que le generó. "Tengo una imagen que no se me quita de la cabeza", dijo, para relatar un momento en el que, estando en Picaña junto a su hija ayudando en la reconstrucción, apareció en su movil una foto de ella donde le llamaban "puta". "Voy a tener que vivir toda la vida con esto", lamentó con lágrimas entre los ojos, para asumir que desde entonces se convirtió en "la persona más triste del mundo".

- La periodista Maribel Vilaplana entrando en el juzgado de Catarroja -
- Foto: KIKE TABERNER
La periodista insistió en su narración en que aquel día le parecía una jornada "normal" porque en València no llovía y ella no se enteró de la Dana porque no suele ver la televisión ni los medios de comunicación. "Sabía que podía hacer mal tiempo, pero ¿cuántas veces ha habido gota fría y lluvias?", preguntó: "¿Cuántas veces hemos hecho vida normal?". "Por eso pasó lo que pasó", y por ello, insistió, tuvo "la mala suerte de comer con el president", pero relató que ni siquiera tuvo conciencia de lo que estaba pasando.
Las "presiones" de los medios
Durante el interrogatorio, fue preguntada si había recibido algún tipo de presión, pero negó la mayor. Con todo, sí dijo que había "gente en la calle" que le había dicho: "Tienes que salvarnos". Y eso, apuntó, sí le había generado presión. Entre otras cosas porque se ha snetido "utilizada", en especial por los medios de comunicación. De hecho, Vilaplana llegó a hablar de extorsiones de periodistas para que ella rompiera su silencio. En concreto, la periodista señaló que había habido medios que le habían amenazado con publicar unas presuntas imágenes de ella saliendo de la casa de Carlos Mazón en València si bien, según su relato, ella nunca estuvo allí.
En sede judicial, la periodista dijo que han sido "extorsiones de periódicos muy serios" aunque más tarde, repreguntada por algunas acusaciones, Vilaplana no especificó qué medios han cometido estas extorsiones, aunque insistió en las presiones de "todos" los medios: "periodistas" que buscaran que hablara a cualquier precio en plena "guerra mediática" por la catástrofe. Algunos, dijo, habíansido "más o menos sutiles" y otros, "más o menos hostiles" con el objetivo de que, entre otras cosas, diera alguna entrevista sobre aquel día.
Comentó también en otro momento de la declaración que todo lo que hace o dice se "tergiversa" por parte de los medios. Es más, la periodista fue consultada por la vestimenta de Mazón y respondió que no la recordaba pero que sí recordaba que iba con mochila y que, al llegar, tras pedirle permiso, se quitó la amerciana que llevaba y se puso un suéter, aunque dijo que no sabía si era el mismo suéter que más tarde se le vería portar en el centro de emergencias. A ella no le importó, según reconoció ante la magistrada, pero sí fue contundente al señalar que Mazón "no se cambió de ropa". Y volvió a derrumbarse al temer, dijo, que los medios de comunicación dijeran que Mazón "se desnudó" en su presencia.