VALÈNCIA. Mucha expectacíón había generado la declaración de la periodista Maribel Vilaplana en el marco de la investigación judicial de la Dana. Todos los ojos estaban puestos en la comunicadora por si pudiera revelar algo que apuntara indiciariamente al recién dimitido president de la Generalitat, Carlos Mazón, con quien comió el día de la catástrofe en el restaurante El Ventorro. Pero el interrogatorio, más o menos acotado a lo que pudo saber el jefe del Consell a través de su teléfono, dejó poca novedad respecto a lo que ya se conocía, más allá de algunos detalles curiosos y de color acerca de aquel encuentro: ni Mazón salió salpicado ni hubo grandes revelaciones sobre la reunión de emergencias en el Cecopi, que ha centrado la instrucción hasta ahora por el envío tardío de la alerta masiva a la población.
Varias acusaciones salieron del interrogatorio entre la decepción y la resignación -"poco más se ha sabido hoy", comentaron algunas- porque la comparecencia de la periodista sirvió más para completar la narración sobre su mediática "reunión profesional" con el president, coincidiendo este lunes con la dimisión como jefe del Gobierno valenciano, que para esclarecer cómo funcionó aquella tarde el Cecopi, dirigido por la entonces consellera de Interior, Salomé Pradas, y que ha sido el foco de la instrucción judicial hasta el momento.
En su testifical, Vilaplana narró el desarrollo del encuentro y se derrumbó en varias ocasiones, admitió que Mazón le planteó dirigir la televisión pública valenciana, À Punt, pero negó haber escuchado sus llamadas, que este le informara sobre las mismas, o que ella le preguntara al respecto, y dijo no haber percibido prisa en el máximo representante de la Generalitat. Todo ello en una declaración en la que se derrumbó en varias ocasiones al relatar el sufrimiento que esa jornada le ha reportado hasta el punto de que la magistrada intervino para calmarla -"la responsabilidad, en todo caso, era de quien estaba con usted"-. No sin dejar algunos misterios colaterales por resolver: un sobre que firmó Mazón, una foto a la que se refirió el president o el cambio de suéter del dirigente popular.
La comunicadora aseguró que la comida transcurrió dentro de la normalidad y que el president en ningún momento le transmitió intranquilidad. "Ni oigo palabras como Dana, Cecopi o lluvias", dijo ante la magistrada, para insistir acerca de los contactos telefónicos que mantuvo: "No oigo nada y él tampco me transmite nada de esas llamadas". "A mí nunca me comenta nada", recalcó. Así, negó que Mazón estuviera incomunicado pero no recordaba que sonara su teléfono: "Él se giraba y escribía y me miraba, yo no recuerdo que el teléfono sonara". De hecho, dijo estar "segura" de que si hubiera sonado y él no lo hubiera cogido, ella le hubiera dicho que lo cogiera.

- La periodista Maribel Vilaplana en su llegada al juzgado. -
- Foto: KIKE TABERNER
Con todo, Mazón se levantó varias veces para atender el teléfono. En ese sentido, Vilaplana dijo que tenía la "percepción" de "escucharle poco hablar". "Él estaría más escuchando que hablando", aseguró. Según ella, el jefe del Gobierno valenciano se disculpaba cuando tenía que hablar, se levantaba y "se apartaba cuando sonaba el teléfono". "¿Me salgo?", le preguntaba Vilaplana según su relato, a lo que él respondía negando con las manos que no hacía falta. Mazón no salió de la sala para hablar -"se levantaba y se alejaba, pero no salía"-. Y preguntada por si escuchó el nombre de Pradas, dijo que no lo recordaba. "No percibía ningún tipo de preocupación o inquietud en el president", remarcó la periodista: "Sí le hubiese visto preocupado, le hubiese preguntado".
La dirección de À Punt
La periodista definió el encuentro como "una reunión informal" donde Mazón quería "establecer algún tipo de colaboración" y hablaron de "muchos temas". De hecho, expuso que el president fue el que promovió la comida días atrás precisamente planteándole dicha colaboración. Pero a su juicio, podrían haber quedado "cualquier otro día". Uno de los asuntos tratados giró en torno a la televisión pública, À Punt. Mazón le preguntó si se había "planteado ir a la tele", a lo que ella dijo que no quería volver a la televisión y que "ni siquiera tenía un buen recuerdo" tras el cierre de Canal 9, que fue para ella "un drama".
Así pues, el president le aclaró que la oferta no era como periodista, sino que le estaba planteando acceder a "un cargo". "Él me decía que era una profesional que podía ser buena candidata", relató Vilaplana, según la cual se negó en rotundo porque dijo estar "muy a gusto" en su actual trabajo además del hecho de que no sabe dirigir. Fue entonces cuando Mazón le pidió consejos sobre el rumbo de À Punt. "Recuerdo que hablamos del cambio de nombre, de recuperar presentadores antiguos y de la lengua", explicó, y la periodista confesó que le "enervaba que no se utilizara más la lengua". Mazón, aunque dijo hacer algunos discursos en valenciano, aseguró encontrarse "más cómodo" haciéndolos en castellano y ella le ofreció un asesoramiento "de manera extraoficial", aunque se negó a trabajar para altos cargos porque "no quería trabajar para la política". "Era darse un tiro en el pie", aclaró.
Las llamadas se aceleran y la despedida en el parking
Siempre según la declaración de Vilaplana, bebieron una botella de vino -negó que hubiera copas después de la comida-. Y en la segunda mitad de la comida, ambos se pusieron a "trabajar" en un discurso de Mazón. Y fue en ese momento cuando el titular del Consell empezó a ausentarse "más continuamente". "Y cada vez que volvía, decía 'continuemos'". Es ahí cuando, dijo Vilaplana, tuvo la "percepción de que las llamadas eran más continuadas". En cualquier caso, insistió, no escuchó su contenido, tampoco que se refiriera al alcalde de Cullera o a Pradas. "Esto es muy normal en mi trabajo, los directivos atienden llamadas y no les pregunto por ellas", apuntó.

- La periodista Maribel Vilaplana entrando al juzgado de Catarroja -
- Foto: MANUEL BRUQUE/EFE
Preguntada por un vídeo que recibió en su móvil sobre las 17.30 horas en el que aparecía Utiel inundado, la comunicadora lamentó que se le estuviera "utilizando". Indicó que lo recibió en un chat familiar, que se trataba de un link de Twitter que pasó su exmarido y que no abrió, aunque respondió con un emoticono de sorpresa. "Me atormenta no haber abierto ese link porque si lo hubiese visto antes, hubiera dicho... 'ostras'", señaló, e indicó que miró el mensaje familiar en una de las ocasiones en las que Mazón se había levantado de la mesa.
En cuanto a la salida del restaurante, que señaló sobre las 18.30h de la tarde, Vilaplana confirmó que se dirigieron al parking, que se encuentra en las proximidades del establecimiento. En su carta abierta, no lo mencionó porque le pareció que no era "relevante". En el trayecto, como ella trabaja para el Levante, le pidió que fuera a ver un partido de fútbol, un derbi contra el Elche, y le pidió que se comprometiera a asistir. El paseo discurrió "con normalidad" y sin prisa, y una vez allí, la periodista tuvo que ir a su coche a recoger el ticket y luego fue al cajero a pagar, por lo que tardaría unos cinco minutos. Aseguró que no podía entregar el ticket porque no lo tenía pero la jueza lo pedirá a la empresa que gestiona el aparcamiento.
Pidió a Mazón que "no saliera" su nombre
Además, aseguró que tras la comida con el president del Consell, por la noche le llamó Mazón y le dijo que lo que había ocurrido era "muy gordo, muy grave". "Le pregunté si él lo sabía durante la comida y él me dijo que no sabía nada", declaró ante la magistrada. Es ahí cuando la comunicadora le pidió que "no saliera" su nombre. "Por eso me considero una cobarde", admitió en su declaración. Dos días después, Mazón le contactó para explicarle que iba a tener que dar su nombre por la "presión" mediática y social, y le pidió que dejaran de tener contacto. Vilaplana tuvo un "ataque de pánico", según sus palabras, y borró toda la conversación con el president e incluso su contacto.