VALÈNCIA. El día de la Dana, la presa de Buseo no contaba con todas las garantías de seguridad en caso de un temporal extremo como el que se vivió. La infraestructura, única presa de titularidad de la Generalitat Valenciana, contaba con deficiencias notables que podían comprometer su estabilidad, lo cual no cumplía con la normativa vigente. Al menos así lo alertaban los técnicos de la compañía explotadora -la gestión está privatizada- en un informe previo a la catástrofe meteorológica.
El informe, aportado a la causa judicial que investiga la gestión de la catástrofe y al que ha tenido acceso Valencia Plaza, se elaboró en mayo de 2024, apenas cinco meses antes de la Dana, por la compañía Typsa, encargada de la explotación, la gestión y la conservación de la presa de Buseo, y hacía una revisión general del estado de seguridad de la infraestructura.
Entre sus conclusiones, a la hora de analizar la estabilidad de la presa, recogía que en una "situación normal", el coeficiente de seguridad resultaba "holgado". No así en situación de "avenida extrema", que produciría un "vertido por coronación", esto es un desbordamiento por encima de la presa como finalmente ocurrió el 29 de octubre. Eso, advertía el informe, podía provocar "daños significativos que comprometiesen la seguridad de la presa". Una situación que "no cumpliría con lo exigible en la normativa vigente".
No hacía falta que la avenida fuera extrema sino que ya en "situación de avenida de proyecto" el coficiente de seguridad era "insuficiente" y tampoco cumpliría con la normativa porque en tal caso la avenida "posiblemente provocaría daños en el pie de aguas abajo y en la zona de estribos que podrían reducir significativamente el coeficiente de seguridad". Y todo ello aun teniendo en cuenta el "efecto arco" que presentaría esta presa, que permitiría transmitir el empuje del agua a través de su estructura y reducir el que llega al cimiento.

- Presa de Buseo. -
- Foto: ROBER SOLSONA/EP
El documento explicaba que la normativa de presas "no permite el vertido sobre coronación" en presas de gravedad como la de Buseo, más allá de que se pudiese producir por el oleaje. "La presa actual no cumple con estas condiciones pues una avenida de período de retorno en el entorno de 50 años podría ya generar vertidos por encima del pretil resistente", aseguraba el técnico que suscribe la revisión. El problema no es otro, precisamente que la escasa capacidad de desagüe: "La capacidad del embalse no permite una laminación significativa de los caudales entrantes, sobre todo para periodos de retorno altos", recogía el documento sobre la presa, que depende de la Conselleria de Agricultura que dirige Miguel Barrachina.
Con el actual aliviadero, señalaba el técnico, solo se podían desaguar hasta 215 metros cúbicos por segundo y el día de la Dana, la presa acabó virtiendo por coronación hasta un caudal punta de 1.100 metros cúbicos por segundo, según la documentación aportada por la Generalitat. Pero esta situación no era "novedosa", decía el informe, y viene de lejos tras los daños sufridos en la avenida de 1957. Entonces se presentó un proyecto para aumentar la capacidad del aliviadero que fue invalidado por un informe de seguridad al resultar insuficiente. Finalmente no se hizo y la infraestructura continúa igual.
Una inversión necesaria de unos 10,3 millones a largo plazo
"Esta situación (insuficiente capacidad de laminación) es, actualmente, el principal condicionante para la seguridad de la presa y, no es posible resolverlo sin una actuación de gran alcance que necesitaría en primer lugar profundo estudio de alternativas", recoge el documento al respecto. En ese sentido, el informe de 2024 proponía precisamente un aumento de la capacidad del aliviadero a largo plazo que contemplara diferentes alternativas.
Desde la ampliación del aliviadero, el canal de descarga y nuevos desagües de medio fondo hasta construir un nuevo aliviadero de superficie en la zona cero o incluso la "puesta fuera de servicio" de la presa, eran algunas de las alternativas. La última opción, exponía el técnico, no era un mero "abandono" de la infraestuctura sino que debería contemplar antes una solución al problema de las grandes avenidas. En total, se planteaba una actuación a largo plazo con un presupuesto estimado de 10,3 millones de euros.

- Miguel Barrachina, conseller de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca. Foto: EP
Las deficiencias de los desagües
Uno de los técnicos de Typsa pasó a declarar como testigo en el juzgado de Catarroja y ya expuso las deficiencias para desaguar que tenía la presa. "Es una capacidad insuficiente y vierte por coronación", expuso. Así, explicó que la presa tiene dos desagües de fondo pero están "arruinados desde hace tiempo" debido a la acumulación de sedimentos. Asímismo, dijo que de las tres tomas, una estaba inoperativa por tener "enterrada la boca" y estar "obstruida", y una de las válvulas estaba cerrada el día de la Dana. "El motivo de tenerla cerrada es que la válvula apunta al estribo de margen izquierda, que está un poco delicado" y "si la hubieran tenido abierta, hubiera podido afectar" a dicho estribo, recalcó.
Los informes aportados por la Generalitat Valenciana a la causa revelan que el embalse alcanzó la cota de aliviadero y empezó a verter agua sobre las 21.45h de aquella noche y apenas 25 minutos después, el embalse alcanzó la cota de coronación. Es decir, se desbordó y empezó a verter por encima. Pero lo cierto es que la empresa gestora de la infraestructura -la gestión está privatizada- avisó hora y media antes del peligro de desbordamiento a causa de las intensas lluvias que se estaban registrando.
Los problemas del estribo el día de la Dana
La jueza de la Dana ha constatado sobre todo "la preocupación de los responsables de la presa de Buseo por la situación de la misma", sobre todo por los correos remitidos a partir de las 23h de la noche, tal como publicó Valencia Plaza. En el primero, ya se advertía de que era "probable" que la presa estuviera "vertiendo por coronación". Una información que, según la jueza, "fue conocida" en el centro de emergencias del 112, donde anotaron en el sistema interno que "posiblemente" había "vertidos elevados".
A las 0.10h de la madrugada del día 30 de octubre, el técnico informó "nuevamente" tanto al 112 como a la CHJ con datos que se habían obtenido dos horas antes y según los cuales se había "superado la cota de coronación de la presa". El mensaje explicaba que la presa tenía "un punto de debilidad" en el estribo de la margen izquierda, que en 1957 sufrió una brecha y el técnico, advertía, no podía determinar su estado, aunque dejaba claro que "su situación no es buena". En ese sentido, el empleado de Typsa era contundente: "Se debería avisar a Sot de Chera para que traten de desalojar la parte baja del pueblo".

- Imagen de archivo de trabajos en la presa de Buseo. Foto: GVA
A las 1.05h, apenas una hora después, el trabajador remitió otro tanto al 112 como a la CHJ, informando de que seguían intentando llegar a la presa y comunicar con el personal de presa "sin éxito", se reiteraba sobre la posible coronación y los niveles de caudal en el embalse e insistía: "Es probable que se haya superado el umbral límite (que corresponde a un estado de emergencia número 3 [...])". Aun así, la realidad es que el departamento de Emergencias, centrado aquella tarde y noche en la presa de Forata y otras inundaciones en l'Horta Sud, no activó ningún aviso hasta las 9.15h, cuando activó la emergencia por el Plan de Presa.