VALÈNCIA. El relato de los diferentes trabajadores de Emergencias de la Generalitat Valenciana permite construir el puzle de lo que sucedió el pasado 29 de octubre en el centro de emergencias autonómico, sito en l'Eliana. A mediados de mes, pasó a declarar ante la jueza de la Dana un operador de llamadas del servicio del 112 autonómico, explotado por la empresa Ilunion. Una comparecencia que abonó la reconstrucción ya hecha por otros empleados sobre el alud de llamadas recibidas aquel día, de las que se atendieron 20.000 en toda la jornada. "No lo había visto nunca", llegó a decir.
Este lunes se ha tenido acceso a la transcripción de su declaración, en la que además, el empleado hizo referencia a una circunstancia que, no por ser desconocida, deja de ser menos reseñable. Y es que gracias a la geolocalización de las llamadas, se podía hacer una trazabilidad de las incidencias, y por tanto, de la riada en el barranco del Poyo, donde se acumularon la mayoría de los 228 fallecimientos contabilizados.
El trabajador, que empezó su jornada laboral a las 15h de la tarde, explicó que a partir de las 17h, el buzón de llamadas estaba "en rojo", con una gran cantidad de llamadas a la espera. "Había más de 150 y la cifra no bajó", aseguró. Al principio de la tarde, venían de Utiel y Requena, según dijo, también de Cheste o Loriguilla, pero después empezaron a registrarse muchas llamadas de polígonos industriales, coincidiendo con la salida de los trabajadores. "Estas llamadas, aunque hubiera esta dificultad de atenderlas con normalidad, dado el volumen que había, se iban gestionando", aseguró en este sentido.
Fue a partir de entre las 18h y las 19h cuando se desató el caos aguas abajo del barranco del Poyo. "Recuerda llamadas de Catarroja, Paiporta, Massanassa", reza su declaración, según la cual el empleado dijo tener un listado que incluía también municipios como Picanya, Benetússer, La Torre... Así, "conocían el camino, la trazabilidad de donde venía la emergencia", explica su intervención, según la cual los empleados se hacían "una idea de por dónde va bajando el agua a razón de las llamadas que iban recibiendo", que se iban registrando cada vez más cerca del litoral.
"El contenido de las llamadas era mayoritariamente por las lluvias, carreteras intransitables, gente que no podía salir de su vivienda por el agua, gente que le estaba entrando agua en la vivienda", expuso en su comparecencia, para añadir que aquel día "el nivel de prioridad era alta, superior al resto de días", dado el elevado volúmen de llamadas. "Cuando hay rescates con riesgo para las personas la prioridad es 1 que es la más alta, había muchas incidencias de ese tipo", aseveró en ese sentido.
En cuanto al personal, el testigo dijo que la plantilla la conforman entre 180 y 185 trabajadores y, por turno, suelen trabajar unos 20 por la mañana, 22 o 24 por la tarde y 10 por la noche. Así, interpelado por si hubiera sido posible que ese día hubieran trabajado más empleados, explicó que cuando él llegó ya había más gestores que los normales en un turno. Y añadió que normalente, cuando hay una situación sobrevenida se intenta ampliar la plantilla. Si bien el número máximo de técnicos de emergencia, de gestores de llamadas, que había trabajando ese día podía ser en torno a los 50, aunque dijo desconocer el número exacto. Eso sí, apostilló, estaban "todos los puestos ocupados".