VALÈNCIA. Este jueves tendrá lugar la primera sesión de investidura en Les Corts para convertir al diputado del PP Juanfran Pérez Llorca, en nuevo presidente de la Generalitat. Un proceso para el que son necesarios al menos el voto favorable de diez parlamentarios de Vox que, a día de hoy, no están asegurados.

Al menos es lo que se desprende de las palabras del portavoz nacional del partido de Abascal, José Antonio Fúster, quien anunció este lunes que este partido no definirá su apoyo hasta escuchar el discurso de Pérez Llorca y ver "exactamente cuál es la posición y los compromisos" que el candidato a la Presidencia de la Generalitat Valenciana asume con los ciudadanos.

Es más, el dirigente de Vox señaló que esta formación no quiere un acuerdo por escrito con Pérez Llorca porque, a su juicio, "no sirve para absolutamente nada" dado que los populares les han "engañado muchas veces". "Hemos aprendido a bofetadas que es papel mojado, queremos ver, aunque ya tenemos una impresión, lo que dice a los valencianos, por eso esperamos a su discurso de investidura", explicó el portavoz nacional, que le advirtió sobre "pastelear" o "adoptar posiciones bipartidistas". En ese caso, según afirmó, Vox votará que no.

De esta manera, lo que exige la formación ultraconservadora es que Pérez Llorca se retrate públicamente y se comprometa con las directrices que exige Vox, como por ejemplo el rechazo a las políticas ecológicas, a la inmigración ilegal o el compromiso para la construcción de presas y diques con el objetivo de evitar nuevas tragedias como la de la dana.

Una manera de actuar que ya se produjo en el pacto presupuestario a principios de año, cuando el entonces jefe del Consell, Carlos Mazón, compareció el 17 de marzo para anunciar el acuerdo con Vox asumiendo públicamente varios de los principales postulados de la formación ultraconservadora.

Así pues, este partido repite su estrategia que, de alguna manera, resulta sorprendente respecto a la manera habitual de funcionar de las formaciones políticas: no les interesa que se firme un compromiso en papel, sino que pretenden que el presidente de la Generalitat 'compre' su discurso en el hemiciclo frente a la opinión pública. Esa es la fórmula que prefiere Vox para demostrar su poder en este proceso y que ya se vio en aquella intervención de Mazón en marzo, que parecía en algunos pasajes estar pactada casi textualmente con Vox.

Por tanto, el partido de Abascal prefiere dejar en suspenso su apoyo antes de escuchar el discurso de Pérez Llorca. En líneas generales, el PP da por hecho que habrá investidura en primera ronda de votaciones, cuando se requiere de mayoría absoluta. De no ser así, se iría a una segunda tanda donde serían suficiente recibier más "síes" que "noes".