VALÈNCIA. La aprobación de los presupuestos de 2026 apunta a ser otro punto de inflexión en la compleja legislatura que atraviesa el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, en permanente lucha por dejar atrás su pérdida de crédito político derivada de la gestión realizada en la Dana.
Uno de los hitos para el jefe del Consell fue, precisamente, lograr aprobar las cuentas de este ejercicio el pasado mes de mayo. Aunque tarde, el también líder del PPCV pudo sacar pecho de sacar adelante unos presupuestos dirigidos precisamente a paliar la catástrofe. Ahora bien, para ello el precio a pagar fue una serie de concesiones a Vox que incluso tuvieron que plasmarse en una defensa pública por parte de Mazón de distintos postulados del partido de Abascal que hasta ese momento había tratado de eludir.
Sin embargo, en esta ocasión no parece que Vox parta de una posición negociadora al menos inicialmente. Prueba de ello son las declaraciones estos días del portavoz del grupo parlamentario, José María Llanos. "Hay que ejecutar y que poner en marcha todo lo que ya se acordó. Costó, pero se consiguió acordar esos presupuestos buenos para la reconstrucción, y creo que todavía tienen mucho que trabajar sobre esos presupuestos", comentó el diputado el lunes, en una postura que parece apuntar a una prolongada negociación tal y como ocurrió en la ocasión anterior.
Más claro si cabe fue el mismo parlamentario el martes, quien emplazó a alcanzar "un grado razonable de ejecución" antes de plantearse afrontar unos nuevos para el próximo ejercicio 2026. "Si hemos negociado un presupuesto, tiene que ejecutarse", señaló, para explicar que, a su parecer, que unas cuentas aprobadas el 21 de mayo "requieren de un tiempo para su ejecución". Dicho esto, deslizó además la posibilidad de que la aprobación de los presupuestos de 2026 "en lugar de ser en diciembre pudiera ser unos meses después", al considerar que la Comunitat sigue en una situación de "excepcionalidad", si bien se mostró dispuesto a negociar si el Consell insistía en presentar en octubre unos nuevos presupuestos.
Un razonamiento que, no obstante, parece estar más vinculado a una estrategia política que a una razón consistente en cuanto a la ejecución presupuestaria que esgrime Vox. Al menos así lo piensan fuentes del PP consultadas por este diario, que recuerdan que la ejecución se aplica desde el 1 de enero, no desde la aprobación de las cuentas el 31 de mayo. Más aún, a finales de julio la ejecución era de un 50,4%, cercano al del año anterior (55%), aunque con un volumen superior de millones de euros movilizados debido precisamente a la Dana, una tendencia que continuará en los datos de agosto -que todavía no se han hecho públicos-, evidenciando una mayor ejecución respecto al ejercicio anterior si se atiende al dinero total puesto en liza.
En cualquier caso, y aquí es donde el discurso de Vox parece tener un objetivo meramente político, el impulso a unas cuentas en tiempo y forma tampoco tiene por qué afectar a la ejecución de las cuentas, dado que se presupone que si existe una negociación por parte de las mismas fuerzas políticas, en este caso PP y Vox, estos últimos pueden seguir pidiendo que se incluyan las partidas que ya figuran en los presupuestos de este ejercicio e incluso negociar otras nuevas, por lo que tampoco esta cuestión se antoja determinante para no conversar sobre las cuentas; salvo que todo gire en relación a que el partido de Abascal quiera ver ejecutados determinados programas antes de sentarse a negociar.
En la otra orilla, las consellerias siguen los pasos habituales para presentar las cuentas en tiempo si bien desde el PPCV se muestran prudentes a la hora de calibrar la situación con Vox. Así, tal y como expresó este martes el portavoz de los populares en Les Corts, Juanfran Pérez Llorca, desde esta formación afrontan esta circunstancia con más "tranquilidad" tras haber sacado adelante las anteriores cuentas. De esta manera, el dirigente consideró "menos problemática" para la gestión del día a día prorrogar los presupuestos aprobados el pasado mes de mayo aunque admitió que siempre se pueden "mejorar o modificar algunas cosas". Unas reflexiones que indican que los presupuestos apuntan a reflejar un nuevo juego de nervios entre PP y Vox en los próximos meses.