VALÈNCIA.- Una de las principales barreras para arrancar un proyecto tecnológico es contar con programadores expertos. Los costes de contratar a estos perfiles profesionales o el temor a una curva de aprendizaje elevada han obstaculizado, en gran medida, la digitalización de los pequeños negocios. El no-code y el low-code se postulan como la tecnología emergente capaz de desatascar este cuello de botella. «El no-code es un conjunto de herramientas y metodologías que permiten desarrollar productos digitales sin necesidad de saber programar ni escribir una línea de código. La diferencia con el low-code es que, en este caso, sí que se requiere de unos conocimiento básicos». Esta es la sencilla definición que ofrece Bosco Soler, fundador de las comunidades virtuales de makers Sin Oficina y Sin Código, del no-code y el low-code.
Sergio Brihuega, CEO y fundador de la plataforma Low Code Sygris, va un poco más allá: «se puede definir como una tecnología emergente que implica un cambio de paradigma, una nueva forma de hacer las cosas y construir las soluciones tecnológicas que necesita una empresa. La misión de una plataforma de low-code es desarrollar una tecnología base o una aplicación, que permita a los usuarios construir otras aplicaciones que precisen sin necesidad de recurrir a un programador profesional».