VALÈNCIA. No, no era Iceta. Era el alcalde de València, Joan Ribó, celebrando la reválida de su cargo para cuatro años más. Compromís obtuvo 10 concejales en unas elecciones muy disputadas. Con el PSPV-PSOE (7), agrupan apenas 17 ediles, la mínima mayoría necesaria para superar a la derecha, que se quedó a las puertas de hacerse con el gobierno municipal. La izquierda retuvo el ejecutivo local en una noche electoral que, si bien empezó otorgándole un edil más a los socialistas y cierta holgura al bloque de izquierda, acabó con unos resultados ajustados y cierta sensación de intranquilidad, máxime atendiendo al batacazo de Unides Podem, que quedará fuera del consistorio, y la incapacidad de otros gobiernos municipales autodenominados 'del cambio' para seguir gobernando, como el de Madrid. Ribó acabó bailando el 'Don't stop me now'.
El tema escogido para la celebración fue, más que simbólico por su significado, sintomático. La plaza del Pilar, que aloja la sede de la coalición, rebosaba este domingo por la noche una atmósfera de desmesurada alegría aliñada de alivio. Tras los moderados resultados de las elecciones autonómicas, la coalición necesitaba este revulsivo: sostener y liderar de nuevo el tercer Ayuntamiento de España, que no es poco. Carmena no puede decir lo mismo, y en ese sentido, las huestes de la fuerza del guiño se sienten una isla en un océano de decepciones. Sin embargo, pese a obtener un edil más que en 2015, el ambiente hablaba de "hemos salvado los muebles" -se oyó decir en el público-, de ahí ese brotar de emociones.