VALÈNCIA. Joan Ribó (Compromís) continuará ostentando la vara de mando en el Ayuntamiento de València con el apoyo del PSPV-PSOE cuatro años más y sin el concurso de Unides Podem-EUPV, que se ha quedado fuera del consistorio al no conseguir superar la barrera del 5% en las elecciones locales celebradas este domingo.
Así, la coalición valencianista ha logrado 10 concejales, uno más que los conseguidos en 2015 y un 27,4% de los votos, cuatro puntos por encima de su marca de los pasados comicios. Un ascenso sensible que le sitúa por encima de lo que venían marcando las encuestas y le convierten en la fuerza más votada.
De esta manera, Ribó ha hecho valer finalmente el 'efecto alcalde', que ha amasado 106.395 votos, 10.000 más que en 2015 y también por encima en cifras similares de lo conseguido en las autonómicas. El primer análisis empuja a pensar que Compromís ha absorbido buena parte de los votos que se ha dejado en el camino Unides Podem-EUPV, aunque tampoco hay que desdeñar el efecto bumerán de los ataques sufridos por la coalición valencianista a cuenta del carril bici y otras cuestiones. En cualquier caso, al margen de posteriores análisis detallados, resulta evidente la fidelidad y la consolidación del voto en la coalición valencianista.
En segunda posición se ha situado el PP liderado por María José Català. La candidata popular ha salvado los muebles con un resultado digno de ocho ediles que le ha dejado muy cerca de la Alcaldía. Así, aunque pierde dos concejales, se ha quedado a solo uno de conseguir la vara de mando y en una buena situación para ejercer de líder de la oposición.
El resultado de Català, con un 21,7% de los apoyos, viene a salvar una situación delicada. Dos puntos por encima de lo logrado en las pasadas elecciones autonómicas, la dirigente popular queda legitimada para erigirse como una pieza fundamental en el presente y futuro del partido de la gaviota. Una circunstancia que, unida a la cierta recuperación del PP de Pablo Casado en la jornada de ayer -opciones de gobierno en Madrid y Aragón-, la deja en una posición interesante como referente, no solo en València, sino también en la Comunitat.
En tercer lugar se ha situado la socialista Sandra Gómez. Su ascenso de cinco a siete regidores es un resultado aceptable aunque todavía lejos de alcanzar su objetivo que no era otro que competir con Ribó de tú a tú. El 19,2% conseguido está más de cinco puntos por encima del bagaje obtenido en 2015 y le puede ofrecer una segunda oportunidad para intentar el asalto a la Alcaldía en 2023.
La candidata del PSPV-PSOE ha firmado una campaña dinámica e incisiva que, si bien no le ha otorgado la victoria, puede haber sido clave en que el bloque de izquierdas continúe mandando en el Ayuntamiento de València. Ahora, será interesante ver cómo se articula el gobierno bipartito y el papel que asume Gómez en este nuevo ejecutivo.
Por otro lado, la candidatura de Ciudadanos liderada por Fernando Giner se ha estancado en los seis ediles pese a su ascenso de más de dos puntos hasta el 17,6%. La formación naranja no ha logrado superar al PP y volverá a atravesar un mandato como segunda fuerza de la oposición, un balance que tiene un sabor amargo para las huestes de Albert Rivera en la capital y que acrecentan las dudas sobre el papel del candidato al consistorio.
En este sentido, el crecimiento de cinco puntos en los comicios autonómicos de la candidatura de Toni Cantó generó unas expectativas de sorpaso al PP en la capital que no se han cumplido. Es cierto que es un hecho que guarda similitudes con lo ocurrido en toda España, pero el caso de València ya estaba bajo la lupa debido a que los populares han atravesado una tortura de mandato con nueve de sus diez concejales imputados por el presunto 'pitufeo' del caso Taula por lo que el peso de la oposición recaía en Giner.
La última fuerza que ha entrado en el consistorio es Vox. La formación de extrema derecha demuestra que su electorado ha sido relativamente fiel a la pasada cita con las urnas y entra por primera vez en el Ayuntamiento de València con dos ediles y más de un 7%, lo que supone un éxito para el partido de Santiago Abascal.
El gran perdedor de estos comicios que, además, ha hecho tambalearse al bloque de izquierdas, ha sido Unides Podem-EUPV. Pese a la confluencia del partido de Pablo Iglesias y Esquerra Unida -que sacó 4,7% en 2015 en solitario-, esta coalición solo ha obtenido un 4,2%, lejos de superar la barrera electoral. Así, la alianza ha perdido la mitad de sus apoyos de los que sacó València en Comú hace cuatro años y se ha quedado fuera del consistorio, por lo que el futuro Govern de La Nau solo estará compuesto de Compromís y PSPV-PSOE.