VALÈNCIA. La Dana que asoló decenas de municipios valencianos el pasado 29 de octubre dejó a su paso un panorama complejo para cerca de 49.000 alumnos de más de un centenar de centros educativos. Miles de alumnos se quedaron sin poder asistir a las aulas durante las semanas posteriores a la riada y un buen número de ellos regresó a las clases en centros de municipios cercanos, dada la imposibilidad de hacerlo en su propia localidad. El panorama provocado por las inundaciones obligó, por tanto, a redibujar un curso escolar que terminará el próximo miércoles y que ha estado especialmente marcado por la gestión de la riada.
Lo cierto es que los días inmediatamente posteriores a este episodio estuvieron marcados los sus esfuerzos de la población en dar respuesta a las necesidades más básicas. La limpieza y retirada de barro de las calles y plantas bajas de los edificios apenas fue el comienzo de todas las gestiones que vendrían después. En materia educativa, lo primordial fue buscar la manera en la que retomar las clases y tratar de encajar la manera en la que el alumnado cuyo centro se había visto gravemente afectado pudiera ser desplazado a otro enclave. En torno a 24.000 alumnos fueron reubicados en las dos primeras semanas posteriores a la catástrofe en espacios de València y su área metropolitana, según anunció en su momento la Conselleria de Educación. Desde la Administración autonómica, además, remarcan que el 100% del alumnado afectado pudo retomar la actividad lectiva antes de Navidad.

- Alumnado afectado por la Dana regresa a su centro educativo en una imagen de archivo. -
- Foto: GVA
En cualquier caso, durante las primeras semanas después de la riada, se empezó a determinar el estado en que había quedado cada una de las infraestructuras afectadas. Mientras algunos centros apenas necesitaban arreglos menores, en otros se auguraba una recuperación lenta: un balance de la Conselleria elaborado durante el mes de noviembre cifraba en 13 los centros que no podrían reabrir a corto plazo debido a la gravedad de los daños. Entre ellos, el CEIP Blasco Ibáñez de Beniparrell y el CEP Lluís Vives de Massanassa, sobre los que Plaza ha venido informando en los últimos meses acerca de las novedades en la reubicación del alumnado y la situación de las instalaciones. Sobre el colegio de Massanassa, cabe mencionar que cuando aún no se cumplía un mes desde las inundaciones, un operario que estaba trabajando en la limpieza del exterior del centro falleció tras el derrumbe de un muro.
Este centro también estuvo en el foco mediático debido al enclave elegido para su reubicación: la antigua Facultad de Magisterio de la Universitat de València (UV). Este espacio, que hasta la Dana albergó las clases del Máster de Formación al Profesorado, fue cedido a la Conselleria de Educación para poder trasladar al medio millar de alumnos del CEP Lluís Vives. Los estudiantes de máster de la UV fueron, posteriormente, reubicados en la Facultad de Magisterio del campus de Tarongers, y no regresarán a la antigua Facultad de Magisterio, pues su centro de estudios será, finalmente, el nuevo aulario que la universidad está construyendo en el citado campus.

- Alumnado del CEP Lluís Vives de Massanassa a su llegada a la antigua Facultad de Magisterio. -
- Foto: UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
Más allá de este caso concreto, el alumnado de centros desplazados ha contado a lo largo del curso con servicio de transporte y comedor escolar, tal y como ha venido contando Plaza a partir de las adjudicaciones - por vía de emergencia - de algunos de estos contratos. En algunas de estas situaciones, la gestión de los servicios por parte de la empresa adjudicataria ha causado tensiones con las familias de los centros afectados. Es el caso del CEIP Blasco Ibáñez de Beniparrell, cuyo traslado diario de estudiantes hasta Silla ha sido llevado a cabo por la empresa Monbus. El Ampa de este centro denunció problemas como retrasos y falta de monitor acompañante, lo que llevó a convocar varias protestas en la calle principal del municipio. A comienzos de este mes, la presidenta del Ampa aseguró a este periódico que la situación detallada anteriormente había mejorado en las últimas semanas, aunque la empresa concesionaria mantendría hasta final de curso el horario de invierno, pese a que en junio terminan más pronto las clases.
Las obras de reparación de este centro terminaron la pasada semana, aunque la presidenta del Ampa apuntó a que aún "queda un junio y julio largo" en el que la comunidad educativa deberá rematar la adecuación del interior del edificio antes del inicio del próximo curso escolar. Y es que, si las situación varía según cada centro, las diferencias son aún mayores a nivel individual. Este periódico ha contactado con Ana, una de las madres de alumnado afectado por la Dana. En este caso, sus hijos están inscritos en el IES Albal. En declaraciones a Plaza, esta madre considera que la evolución de la situación causada por la Dana ha sido "lenta" y asegura que las obras en el instituto aún no han terminado pese a que se les ha anunciado que el próximo curso arrancarán las clases con normalidad. Por todo ello, valora: "Me da la sensación que se podría haber hecho todo mucho más rápido". En cualquier caso, destaca que desde el Ayuntamiento de Albal ha ofrecido instalaciones para llevar a cabo actividades educativas y confía en una pronta recuperación completa del edificio del instituto.
El balance siete meses después de la riada
Respecto al balance global de todos los enclaves afectados, el conseller de Educación, José Antonio Rovira, presentó anunció a comienzos de este mes que un total de 100 centros educativos afectados se encontraban ya en funcionamiento, mientras que 15 todavía tenían alumnado desplazado a otros enclaves, seis de ellos en otros municipios. La previsión de la Conselleria es que todos los estudiantes afectados por la Dana arranquen el próximo curso en sus respectivos municipios, aunque ocho centros tendrán que reconstruirse por completo, lo que llevará a situar a su alumnado en aulas prefabricadas mientras dure este proceso.

Desde el Consell se marcan el objetivo de los ocho centros arrasados por la riada "estén construyéndose" antes de que termine la legislatura. No obstante, reconocen que llevar a cabo un proyecto para una infraestructura de este tipo "cuesta un montón de meses", por lo que se plantean algunas soluciones para "agilizar" este proceso. Entre ellas, se encuentra la opción de utilizar proyectos ya llevados a cabo por parte de la Conselleria y adaptarlos a la parcela en la que se tenga que reconstruir el espacio destruido por la riada, así como reformar algunos criterios a la hora de construir, como es el caso de elevar en altura las aulas y dejas diáfana la planta baja del edificio, siguiendo el modelo de la tienda de Ikea en Alfafar. El Consell estima en 140 millones de euros el coste de recuperar todas las infraestructuras educativas afectadas por este episodio, así como los gastos derivados de las aulas prefabricados, los servicios de transporte, aulas prefabricadas, etc.
"Terriblemente negativo"
Desde la Plataforma per l'Ensenyament muestran una postura especialmente crítica con la gestión de la situación llevada a cabo por la Administración autonómica. El portavoz de la plataforma y presidente de Fampa-València, Rubén Pacheco, explica en declaraciones a Plaza: "El balance general del curso es terriblemente negativo porque, además de que la gestión general de la educación ha sido un auténtico desastre, se ha sumado el tema de la Dana y ha demostrado una falta de capacidad, de empatía, de voluntad y de prioridades más que palpable".
En este sentido, Pacheco critica que la "prioridad", a su juicio, del Consell haya sido "dar una imagen de normalidad lo más pronto posible, cuando no había nada más lejos de esa normalidad". "Nos ha dejado claro que la prioridad no es en absoluto ni el alumnado ni la calidad de la educación ni el bienestar de la infancia", critica. El portavoz de la plataforma ve "trampa" en la afirmación del conseller sobre que todo el alumnado arrancaría el próximo curso en su municipio: "Su municipio no es su centro". Además, se muestra escéptico con el cumplimiento de los plazos debido a que asegura que no se ha hecho lo propio con previsiones anteriores.

- El presidente de Fampa Valencia, Rubén Pacheco, en una imagen de archivo. -
- Foto: ROBER SOLSONA/EP
Mientras que, respecto al hecho de que la mayoría de los centros afectados estén en funcionamiento, Pacheco asevera que desde la comunidad educativa se les transmite una situación distinta: "La realidad es una y lo que manifiesta la Conselleria es otra". El portavoz de esta entidad, durante la conversación con Plaza suma a los problemas derivados de la Dana otras cuestiones que han estado en el foco en materia educativa durante el presente curso escolar, como ha sido la elección de la lengua base, la "falta" de docentes sustitutos o el "incumplimiento" de los acuerdos de plantillas.