VALENCIA. Después de 12 años en el puesto, el abogado valenciano Julio de Miguel presentó este martes su dimisión como consejero de Iberdola. La salida del expresidente de Bancaja del órgano directivo de la eléctrica representa el último capítulo del intenso 'romance' que mantuvo la empresa que preside José Ignacio Sánchez Galán con la Comunitat Valenciana y que vivió sus momentos más álgidos la década pasada cuando la Generalitat jugó un papel determinante.
De Miguel era consejero dominical, es decir, estaba nombrado por la propia Iberdrola. La eléctrica, en su comunicado de ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) no explicó las razones que han llevado al abogado valenciano a dejar su puesto. Simplemente informó de su sustitución por Sebastián Battaner Arias tanto como vocal en el consejo como presidente de la comisión de auditoría y representante en la comisión de supervisión de riesgo.
En declaraciones a ValenciaPlaza.com, De Miguel recordó que tiene 71 años y que tocaba poner fin a una etapa profesional que calificó de "muy satisfactoria". Ayer se produjo la despedida y traspaso de poderes en una comida celebrada en la propia sede de la empresa en Madrid. No obstante, el abogado seguirá vinculado a la empresa como patrono de la Fundación Iberdrola.
De Miguel llegó a la eléctrica como consejero de Bancaja, caja de la que fue presidente entre los años 1998 y 2003 por la cuota de la Generalitat, controlada por el PP de Eduardo Zaplana. La caja de ahorros tomó una participación de la eléctrica en 2003 en un contexto especial: Iberdrola estaba siendo objeto de un intento de compra por parte de Gas Natural. La gasista lanzó una oferta hostil contra la que se rebeló Sánchez Galán, quien buscaría aliados para frenar la entrada de su competidor en el capital.
La ayuda le llegó de la Generalitat Valenciana. El entonces presidente Francisco Camps anunció públicamente en agosto de 2003 que las dos cajas de ahorros que controlaba el Gobierno valenciano, Bancaja y CAM, tomarían una participación del capital de la eléctrica. El anuncio lo hizo tras una reunión con Sánchez Galán y solo lo conocían los presidentes de las cajas. Era una orden política.
Sin embargo solo Bancaja cumplió la orden, adquiriendo 3.000 millones de euros en acciones de la eléctrica vasca hasta completar un 5%, mientras que la CAM se inclinó por Unión Fenosa. El apoyo de la caja valenciana fue clave para que el consejo de Iberdrola evitara la opa hostil de Gas Natural. A partir de ese momento se inició una relación entre la empresa y la Generalitat basada en una estrecha amistad entre los dos presidentes, al tiempo que Bancaja se consollidaba como accionista de referencia en el capital. Un mes después, De Miguel entraba en el consejo de Iberdrola por la puerta grande en representación de la caja.
CAMBIO EN LA GENERALITAT Y EN LA CAJA
Pero De Miguel tenía las horas contadas al frente de la caja de ahorros. José Luis Olivas, que había sido presidente interino de la Generalitat antes de Camps, estaba destinado a presidir Bancaja en función de sus acuerdos con Zaplana, pero antes había que solucionar el futuro de De Miguel una vez vencida la fuerte resistencia de éste a renunciar a l apresidencia del consejo de la entidad.
El pacto que alcanzaron Zaplana y Oliva con el abogado, con la colaboración de Sánchez Galán, fue su continuidad en el consejo de la eléctrica en calidad de consejero dominical. Dejaría de representar a la caja en el consejo, puesto que a partir de ese momento ocuparía Olivas, pero De Miguel seguiría con el cargo.
Y así se mantuvo hasta este martes. Sobrevivió a Olivas, que tuvo que dejar el puesto de consejero cuando dimitió como vicepresidente de Bankia tras la crisis de Banco de Valencia, y a Francisco Pons, consejero fugaz cuando sustituyó a Olivas en el banco y en los cargos que en su representación ostentaba.
La estrecha relación que mantuvo Iberdrola con la Generalitat Valenciana ha tenido hitos relevantes. La eléctrica llegó incluso a fijar en Valencia la sede de su filial Iberdrola Renovables, sociedad que sacó a bolsa. También puso en marcha un consejo consultivo territorial con empresarios valencianos representativos. Pero todo acabó diluyéndose. Renovables acabó integrada en su matriz, el consejo territorial disuelto y la caída en desgracia de Camps puso fin al idilio de Sánchez Galán con la Comunitat Valenciana.
La participación de Bancaja en Iberdrola, que llegó a ser del 6%, se integró en Bankia con la fusión para finalmente ser vendida. El único vestigio de aquella relación era la considerada por muchos insólita supervivencia de De Miguel en el consejo de administración. Y este martes acabó cediendo. "Es que no veo con 75 años en el consejo de Iberdrola. He vivido una etapa extraordinaria en esa empresa pero ahora toca dejar paso a otros".