VALÈNCIA. Puede que no sean la cara más visible de una obra, pero su labor resulta esencial: dirigen los trabajos, proponen soluciones innovadoras y velan por que se cumplan las medidas de seguridad. Son, en definitiva, un pilar fundamental en cada edificación porque conectan a todos los agentes que intervienen en ella. De ahí que el sector reclame una mayor visibilidad y trate de atraer nuevo talento en un momento de máxima demanda de vivienda, pero con una preocupante falta de mano de obra cualificada.
Para ello, el Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia (COAT Valencia) celebró hace unos días su gran noche, con la entrega de varios premios a través de diferentes categorías que responden precisamente a esos desafíos que afronta la profesión. “Los objetivos van alineados con la dinámica del colegio, que es proyectar nuestra profesión. Tenemos una línea de trabajo para que se conozca la profesión y dar reconocimiento al trabajo de los compañeros que aportan tanto a la edificación valenciana. Es una profesión maravillosa, con mucha historia, y todo lo que hacemos como técnicos tiene beneficios para la sociedad”, defendió Federico Esteve, secretario de COAT Valencia.
Así se puso de manifiesto en un desayuno organizado por Valencia Plaza y el ente colegial en el que participaron, además de Esteve, Borja Nebot, gerente del COAT, así como varios premiados en la edición 2025, entre ellos Verónica Benítez Jiménez, arquitecta técnica galardonada por su destacada actuación en edificación sostenible y saludable; Enrique Alario, premiado por su excelencia en la dirección de ejecución de obra; Eduardo García Sánchez, reconocido por su labor en rehabilitación edificatoria; y Miguel Lis Viñuales, galardonado por su destacada contribución en el ámbito de la seguridad y la salud en la construcción. Este encuentro subrayó el compromiso de los profesionales con la innovación y la calidad en sus respectivos campos de especialización.

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- Foto: KIKE TABERNER
En su intervención, Federico Esteve, secretario de COAT Valencia, puso en valor el papel de estos profesionales como eje vertebrador entre todos los agentes implicados: desde el promotor hasta el constructor y el arquitecto. “Ponemos orden en el proceso y mejoramos la calidad de vida de las personas, de los usuarios finales de los edificios, y también de aquellos que participan en el proceso edificatorio. Convertimos planos en edificios seguros, habitables y sostenibles”, expuso. En este sentido, incidió en que el éxito de su trabajo se mide por la ausencia de incidencias y por la alta calidad de las construcciones. “La edificación valenciana es puntera en gran parte gracias a nuestra profesión”, remarcó.
Precisamente, por la transversalidad de la arquitectura técnica, los premios galardonan desde propuestas de rehabilitación hasta métodos innovadores. Verónica Benítez fue premiada en la categoría de sostenibilidad por la obra de edificación sostenible en el colegio público de Algemesí. Un centro educativo público que será pionero en España por contar con la certificación Passivhaus, que garantiza un menor consumo energético y un mayor confort en las instalaciones al tener en cuenta la orientación, la distribución del calor, la ventilación o el aislamiento de las edificaciones.
A pesar de que este tipo de construcción es más costoso, la arquitecta técnica destacó que se pueden reducir gastos en otras áreas sin perder calidad. No obstante, remarcó que el verdadero reto es que la administración pública se atreva a utilizar estos sellos de sostenibilidad y a exigirlos en las licitaciones públicas para mejorar y hacer más eficiente el parque edificado. “Algunos privados ya apuestan por ello, y es importante que la administración pública también lo haga”, enfatizó.

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- Foto: KIKE TABERNER
Por su parte, Enrique Alario, arquitecto técnico premiado por su dirección de ejecución en la rehabilitación de un edificio emblemático, compartió su experiencia transformando un antiguo edificio de Telefónica en la plaza del Ayuntamiento en un hotel de cinco estrellas de la cadena Marriott. “El mayor reto fue la complejidad logística del lugar, con la dificultad de trabajar en un edificio sin montacargas y con picos de hasta 150 personas. A pesar de estos desafíos, conseguimos mantener altos estándares de calidad. Un gran reto fue transformar un edificio pensado para otro uso, adaptándolo a las nuevas necesidades, manteniendo su estética y estructura, como las ventanas de madera, mientras cumplíamos con las exigencias de cerramiento”, comentó Alario.
Además, puso sobre la mesa uno de los temas clave que marcarán el futuro del sector como es la utilización de la inteligencia artificial (IA). En este sentido, puntualizó que, aunque se está en una fase incipiente, el sector debe mantenerse a la vanguardia tecnológica. “La IA puede mejorar procesos, tiempos de ejecución y planificación. Es una herramienta que nos permite hacer más cosas en menos tiempo, con mejores resultados”, remarcó. En este sentido, Federico Esteve reconoció que, aunque es una herramienta muy útil, aún se debe aprender a utilizarla de forma adecuada, mientras que Borja Nebot enfatizó la importancia de no perder el criterio técnico. “La tecnología debe estar al servicio de nuestro trabajo, no sustituirlo”, señaló el gerente del ente colegial.
Desde el punto de vista de la rehabilitación, Eduardo García, arquitecto técnico premiado por la adecuación de las naves Demetrio Ribes, explicó que en su campo el mayor desafío es mantener la esencia del edificio, pero adaptarlo a nuevos usos y necesidades, una cuestión que no siempre es sencilla debido a normativas muy rígidas. “Unificar la preservación del patrimonio con los requisitos funcionales y energéticos actuales es uno de los principales retos. La accesibilidad y la eficiencia energética, al trabajar con materiales antiguos, también representan dificultades, pero lo importante es que el edificio sirva de nuevo a la sociedad”, comentó.

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- Foto: KIKE TABERNER
Otra arista de la arquitectura técnica es la coordinación de la seguridad en las obras, una tarea por la que fue premiado Miguel Lis por su intervención en el Roig Arena como figura máxima responsable de estos trabajos en una obra que en sus picos de actividad tuvo más de 1.400 trabajadores diarios. “La ejecución fue muy compleja, con innumerables retos, desde la cimentación hasta la estructura. Fueron casi cinco años de trabajo y uno de los principales retos fue la seguridad, porque en proyectos de gran envergadura, la concienciación sobre la seguridad es un trabajo de años. A pesar de todos los desafíos, el proyecto ha sido un éxito tanto en su ejecución como en su funcionamiento”, indicó.
Necesidad de relevo generacional
A lo largo del debate también se abordó un tema que preocupa y ocupa al sector: la falta de relevo generacional en la edificación y, por ende, la desaparición de oficios y la escasez de mano de obra. En este sentido, varios participantes coincidieron en señalar la urgente necesidad de atraer a las nuevas generaciones y hacer atractivo el sector. “La falta de mano de obra es un problema que afrontamos justo en un momento en que la arquitectura técnica vive un periodo idílico en cuanto a actividad profesional, con pleno empleo y siendo probablemente la figura más valorada dentro del sector”, concluyó Borja Nebot, quien enfatizó el papel del colegio como apoyo integral para abordar y dar soporte a cuestiones que interesan a este sector, como la sostenibilidad, la tecnología y la visibilidad.
“Queremos ser un soporte completo para la arquitectura técnica y abarcar todas las facetas existentes y emergentes de esta profesión tan versátil y fundamental en la edificación valenciana”, subrayó Federico Esteve.
El desayuno concluyó con un claro mensaje: la arquitectura técnica es una profesión clave para el desarrollo de la sociedad, y es fundamental seguir avanzando en su visibilidad, sostenibilidad, innovación y reconocimiento.

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- Foto: KIKE TABERNER