Valencia Plaza

CUADERNOS DE CAMPAÑA

Esperando a Vox

  • Dalmau, Cantó, Oltra, Bonig y Puig, antes del debate. Foto: JORGE GIL/EP
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

La Cadena Ser ha abierto el fuego de los debates de la campaña electoral valenciana con el primer debate a cinco de las Autonómicas (habrá otro, en À Punt, dentro de dos semanas). Un debate con mucha gente, poco tiempo, y un formato envarado, sin posibilidades de establecer un diálogo directo entre los candidatos: cada uno cuenta con 90 segundos en cada bloque para formular sus propuestas (a veces, ha dado la sensación de que 90 segundos eran demasiado tiempo) y otros 60 para criticar a los demás o defenderse. Un debate cada vez más breve, más condensado, más televisivo aunque lo organizase una emisora de radio, y más aún porque ahora tenemos cinco partidos con opciones (seis, contando a Vox). Fragmentación política que en los medios propicia que la cosa se espectacularice cada vez más.

El debate ha transcurrido inicialmente como una mano de póker con dobles parejas: Puig-Bonig, por un lado, y Cantó-Oltra, por otro. Dalmau, mientras tanto, iba a lo suyo, leyendo constantemente propuestas y comentarios, como una caricatura de sí mismo, profesor de Universidad con un manual al que recurre en clase. Esas dobles parejas se han venido difuminando paulatinamente en un todos contra todos, pero siempre entre bloques: Cantó y Bonig contra Oltra y Puig. y siempre postulando la candidatura de cada cual como garantía de que no volverán los otros / no seguirán los actuales. Todo muy edificante. Y en este ámbito, quien tenía más que perder, como le ha ocurrido a lo largo de toda la legislatura, era Isabel Bonig: por muy mal que diga que lo ha hecho el Botànic, es verdaderamente difícil que la gente piense que lo han hecho peor que el PP. Sobre todo, porque el Botànic tampoco es que haya hecho mucho (ni bien ni mal).

Uno podría haber cogido las intervenciones de Puig contra Bonig, Bonig contra Puig, y quitarle el color al televisor (se emitía por streaming, pero ustedes ya me entienden): sus discursos tenían el conocido sabor del bipartidismo de antaño, esos tiempos felices en que el ciudadano podía elegir entre PP y PSOE, y no hay más que hablar. Todos en el PP y el PSOE añoran esa época gloriosa en la que no tenían que preocuparse del incordio de terceras, cuartas, quintas o incluso sextas opciones. Ya los socialistas tuvieron que resignarse a montar tripartitos para gobernar, y ahora le tocará el turno al PP, en caso de que las derechas sumen. ¿A dónde vamos a parar?

El debate entre Cantó y Oltra ha sido mucho más vivo. Los dos se han mostrado mucho más cómodos y adaptados al formato: el éxito de Oltra deriva, en última instancia, de su capacidad para salir en la tele cuando era muy difícil hacerlo, en los tiempos de Camps. Siempre en valenciano (Cantó la miraba con cara de "pero... ¿qué dice esta mujer? ¿En qué idioma está hablando?"), defendiendo el legado del Botánic con mucho más énfasis que el propio Puig, lo que no deja de ser contradictorio: Compromís pacta con el PSPV, ve cómo el PSPV les clava una puñalada trapera en forma de miniadelanto electoral dirigido contra ellos, y su reacción es suspirar por nuevos pactos con el PSPV.

Y qué les voy a contar de Cantó, un actor que interpreta perfectamente el papel de candidato. Sobre todo, en espacios como un debate con intervenciones breves. La gestualidad, la entonación, y el discurso de Cantó, sonaron convincentes y razonablemente genuinos. No sería exagerado decir que Cantó fue el ganador del debate: no fue de Óscar, pero sí de Goya a los mejores efectos especiales. Otra cosa es en formatos como la entrevista o la campaña considerada como un conjunto. Ahí, Cantó sufre más, porque sus frases efectistas acaban resultando muy repetitivas (yo ya habré escuchado veinte veces lo del "cuponazo" vasco y el PSC valenciano), y su discurso tiende a crisparse más, volverse demasiado histriónico en su afán por demostrar el pedigree conservador y anticatalanista de Ciudadanos.

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo

BBVA pone pies en polvorosa y se lleva 9.600 millones en bonos de Londres a Dublín
El interventor municipal frena la intención de Cs Valencia de usar dinero del grupo para el partido