Arrancamos con un carpaccio de sepia y alcachofa y sus ya clásicas -excelentes- croquetas de berenjena. Llega la pasta, dos versiones sobre la mesa: boletus toscano con trufa blanca y porcini, scialatielli con datterino napolitano (tomate de tierra volcánica) con bogavante azul.
A los postres no arriesgamos —el riesgo está sobrevalorado: tarta de chocolate puro y, cómo no, tiramisú. Todo está bien. Especialmente está bien el Planeta Syrah que tan absolutamente bien armoniza con los platos de María.
Tiramisú