Quizás porque su niñez, como la de Serrat, sigue jugando en sus playas, en Vlue, llevan luz y olor por donde quiera que vayan. En este caso alejados de la arena y sustentados bajo piedra calcárea. La misma que construyó el Miguelete y que desde hace pocos meses cimenta una plaza, la de La Reina. Vlue es un color, una plaza y una esencia. El azul, que navega del Mediterráneo a la Reina. Y a través de ese enclave nos trae una propuesta esencialmente nuestra.
Ofrecer una experiencia mediterránea en el centro de Valencia no debería ser un reto. Sin embargo, la ciudad se empeña en darle la espalda al mar, cono todo lo que nos trae y ofrece: producto de calidad, un estilo de vida jovial y desenfadado, una luz única y espacios para desconectar y ser feliz. En Vlue encontramos todo eso en el centro de una de las plazas más icónicas de la ciudad. Plaza que, lamentablemente, está rodeada de trampas para turistas. Por eso, lo de Vlue, es un oasis en el desierto: Anchos López, jamón de bellota o tellinas, se unen a una más que digna ensaladilla, tortilla de patatas, sepia mayo o carpaccio de gambas al ajillo. El trío de croquetas (Almussafes, chivIto y jamón), podrían plantarle cara al tridente del PSG y la titaina y el pisto con atún rojo, le harían un roto a cualquier defensa central.