VALÈNCIA. La semana podía haber sido redonda, o al menos muy buena para el Govern del Botànic. Después de la crisis sufrida en junio con la dimisión de la vicepresidenta del Consell y referente de Compromís, Mónica Oltra, el pacto entre fuerzas progresistas ha ido entrando en una fase de cierta estabilización. La entrada como sustituta de Aitana Mas ha favorecido en cierta medida que se alivie tanto la presión mediática como la siempre difícil relación entre el PSPV y sus dos socios de gobierno, Compromís y Unides Podem.
Así, esta semana el Consell volvía a la carga buscando tomar el mando de la agenda política: el anuncio de próximos rodajes en Ciudad de la Luz, la presentación de la siguiente edición del Benidorm Fest, la visita de Pedro Sánchez a Morella con la conclusión de las obras de la N-232 o el impulso de un centro de formación para la gigafactoría de baterías de Volkswagen, han sido algunos de los hitos que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha tratado de exprimir esta semana.
Sin embargo, esta planificación de puntos informativos positivos se ha visto ensombrecida por momentos con el conflicto abierto en el Botànic en relación a la tasa turística. Una batalla librada entre dos bandas: por un lado, los favorables a este impuesto, Compromís y Unides Podem; por otro, los contrarios a la medida, el sector hotelero encabezado por Hosbec y el secretario autonómico de Turismo, el socialista Francesc Colomer.