Para ser sincera, no recordaba bien en qué consistía, pero era mi cumpleaños y si él hubiera estado en la mesa, lo habríamos pedido. Hay platos, sabores y algunos restaurantes que tienen el poder de conectarte con los que ya no están, como ciertas canciones o algunas película. Santi, además, describe los platos con tanto detalle y tanto cariño, que es imposible no rendirse a ellos.  No creo que en otro sitio se me ocurriera pedir lomo de orza, pero en Milán, sí. Y fue de los mejor que he comido este año.

Un plato típico manchego que se preparaba para que esa parte del cerdo se conservara durante todo el invierno después de la matanza. En Milán lo hacen ellos, friendo el lomo a fuego muy suave y añadiéndole las especias justas. el resultado es una carne jugosa y llena de sabor, que es puro espectáculo al combinarla con ese majestuoso all-i-oli cuyo secreto he prometido no desvelar. 

Mi padre habría sido feliz con ese lomo.