VALENCIA. Esta semana, tan pródiga en noticias, hemos sabido que Leire Pajín, exministra de Sanidad, exsecretaria de Organización del PSOE y actual "número dos" del PSPV, ha decidido abandonar la política para incorporarse a la Organización Panamericana de la Salud, un organismo dependiente de la OMS.
Un abandono en principio momentáneo (el contrato que le ligaría a esta organización tendría una duración de seis meses, prorrogables otros seis), pero que en el caso de Pajín constituye una indudable novedad: por primera vez en su vida, Leire Pajín trabajará en algo no directamente ligado con su actividad política.
Y es que Pajín simboliza, mejor que nadie, la figura del dirigente político que lo es (dirigente) desde su más tierna infancia. Que ha hecho absolutamente toda su carrera profesional en el seno del partido, ascendiendo primero en los organismos internos de éste y más adelante en puestos de poder a los que es destinada por el partido. Una profesional de la política crecida, además, a la sombra de José Luis Rodríguez Zapatero, amigo de los padres de Pajín (históricos militantes del PSOE de Benidorm).
Pajín estuvo inmiscuida primero en política universitaria durante sus años de estudiante de Sociología en la Universidad de Alicante, donde fundó el sindicato afín al PSPV Campus Jove. Tras licenciarse, de 2000 a 2012 Pajín fue parlamentaria en sucesivas legislaturas (la primera vez, en 2000, la más joven del Congreso de los Diputados, con sólo 24 años). En 2004 abandonó su escaño para ser secretaria de Estado de Cooperación Internacional en el primer gobierno de Zapatero. Un puesto muy relevante y agradecido, sobre todo en
términos de financiación, y en el que Pajín pudo regar generosamente con subvenciones a las ONGs españolas y a los países en vías de desarrollo.
Cuatro años después, en 2008, Pajín ascendió a la secretaría de Organización del PSOE -el tercer puesto más relevante en términos orgánicos-, sustituyendo a José Blanco (quien, a su vez, ascendió a la vicesecretaría general del partido). En 2010, Zapatero aprovechó su última remodelación ministerial para nombrar a Leire Pajín ministra de Sanidad. Por último, en 2012, y ya con Zapatero retirado de la primera línea de la política, Pajín apostó por la candidatura de Carme Chacón frente a Alfredo Pérez Rubalcaba (perdió), así como por Ximo Puig frente al entonces secretario general del PSPV, Jorge Alarte. En este último envite logró vencer, situándose como número dos del PSPV.
Odiada por la derecha, muy poco apreciada por los demás
Como icono del zapaterismo, Leire Pajín siempre ha sido atacada con particular denuedo desde las filas de la derecha española, apelando a su falta de competencia, a sus privilegios, a lo inmerecido de sus cargos y carrera meteórica y, si se terciaba, también a su aspecto físico. En esto último destacó el impresentable alcalde de Valladolid, León de la Riva, que afirmó, a propósito del nombramiento de Pajín como ministra de Sanidad: "Tengo que decir que cada vez que le veo la cara y esos morritos pienso lo mismo, pero no lo voy a decir aquí". ¡Y menos mal que no lo dijo!
El respetable también ha estado siempre muy atento a las declaraciones y acciones de Pajín, con vistas, naturalmente, a ridiculizarla. Como por ejemplo, cuando tuvo la brillante idea de comparar el encuentro entre Zapatero y Obama con una "conjunción planetaria". O cuando pudimos ver, al poco de ser nombrada ministra de Sanidad, el gusto de Pajín por la pulsera Power Balance, un supuesto remedio "milagrero" con nulos efectos sobre la salud de los que la emplean.
De hecho, hace unos años hizo fortuna un rumor en virtud del cual Pajín habría acumulado distintos sueldos, correspondientes a sus puestos como senadora y secretaria de Organización del PSOE, así como a la compensación a la que tenía derecho tras abandonar la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional. Todo lo cual sumaría un total de 20.000 € mensuales. Un sueldo (o tres sueldos, mejor dicho) que estarían, como puede entenderse fácilmente, muy por encima de lo habitual en los ciudadanos; en especial, de su edad (en aquel entonces, frisando la treintena).
Pajín siempre negó este extremo y afirmó cobrar sólo el de senadora (en torno a los 5.000 € al mes). Pero la velocidad con la que se extendió el rumor, y su inmunidad a los desmentidos, muestra también la fuerza de la animadversión que se le tiene.
Está claro que detrás de este rechazo hay, por parte de algunos de sus críticos, una dosis de machismo, y/o encono político. Pero la cuestión es: ¿son las críticas inapropiadas o justificadas? Es decir: ¿es realmente la labor de Pajín digna de alabanza o por el contrario se trata de una dirigente claramente enaltecida "por encima de sus posibilidades"?
En general, Pajín ha estado en puestos de decisión bastante agradecidos. El Ministerio de Sanidad tiene prácticamente todas sus competencias transferidas a las comunidades autónomas. La Secretaría de Estado de Cooperación Internacional es, como se ha dicho, fundamentalmente una institución encargada de repartir subvenciones. A pesar de ello, no puede decirse que la labor de Pajín en dichos puestos generase muchos elogios.
En particular, su desempeño en la Secretaría de Estado, donde se habló de favoritismo en el reparto de fondos: la ONG presidida de 2000 a 2004 por Pajín, Solidaridad Internacional, recibió más de 70 millones de euros a lo largo de siete años, pasando en ese período del puesto 15 al primero en términos de subvenciones públicas.
Con todo, el principal problema de Pajín, a mi juicio, reside en su planteamiento de la acción política, que parece centrarse en un discurso sectario y prefabricado, en el que la derecha es mala por el hecho de serlo. Una amalgama de clichés pretendidamente progresistas que se congenian muy mal con su nula experiencia laboral y con la calidad de vida a la que ha estado acostumbrada desde un principio.
Los puestos de responsabilidad de Pajín, y sobre todo los sueldos y prebendas asociados a dichos sueldos, resultan mucho más criticables viniendo de alguien que hace un discurso revolucionario y pretendidamente centrado en la defensa de los más débiles que si quien acapara dichos privilegios, al menos, se ahorra envolverse en la bandera de la revolución desde el despacho oficial.
Quizás por ello, Pajín ha sido siempre muy mal valorada por la sociedad (y no sólo por parte de los conservadores). Durante su periplo en el Ministerio de Sanidad obtuvo una puntuación de 2,79 sobre diez, según el CIS. Sólo la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, bestia negra de los internautas, logró un peor resultado (2,58).
Un paréntesis con marcha atrás
Desde la derrota de Chacón, Pajín ha perdido la mayoría de su predicamento en Madrid (su paso por la Secretaría de Organización le granjeó más enemistades que apoyos). Sin embargo, ha logrado mantener, e incluso ha aumentado, su peso en el PSPV, merced al apoyo prestado a Ximo Puig y el puesto de gran relevancia (número dos del partido) que ostenta. Su falta de popularidad fuera del partido no es impedimento, como puede verse, para hacer carrera dentro de él. Todo un clásico en el PSPV.
Pajín es aún muy joven (35 años) y no está amortizada para la política de partido, como ha demostrado recientemente. Así pues: ¿por qué se marcha? No parece que se trate de un abandono definitivo, ni mucho menos. Como ella misma ha dicho, su marcha es "un paréntesis temporal que ha decidido que le permitirá la oportunidad de volver a trabajar en la cooperación y la lucha contra la pobreza" (así está escrito en la nota de prensa. Una lucha que está, según el diario ABC, muy bien remunerada: 150.000 € anuales.
Tal vez se trate, más bien, de una retirada momentánea, en un año sin elecciones a la vista, a la espera de que lleguen tiempos mejores: unas nuevas Elecciones Autonómicas en las que el PP puede perder la Generalitat, un renacer de la candidatura de Carme Chacón cuando se celebren las primarias en el PSOE para escoger al candidato a la presidencia del Gobierno...
En todo caso, este cambio de aires tendrá para Pajín, como ya hemos dicho al principio, una virtud inexcusable: será la primera vez en su vida, que sepamos, que trabaja en algo en principio ajeno a la política profesional, aunque el puesto guarde una clara relación con su desempeño en el Ministerio de Sanidad hasta fechas muy recientes. Aún es pronto, a fin de cuentas, para buscar el retiro dorado tan habitual en nuestra clase política: un puesto en un Consejo de Administración como premio a tantos sinsabores y desvelos en el desempeño de la función pública.
#prayfor... Iniesta y los incendios de Valencia
El domingo pasado se produjo la apoteosis: la selección española logró hacerse nuevamente con la Eurocopa. Y además, de forma brillante. La noticia llegaba a la Comunidad Valenciana en medio de un fin de semana de pesadilla, con sendos incendios incontrolados, que se llevaron por delante 50.000 hectáreas de territorio. Una tragedia ecológica de enormes proporciones.
Sumen ambos factores y combínenlos con Twitter y el periodismo deportivo y el resultado será una combinación explosiva (o, si se prefiere, una "conjunción planetaria"): una serie de militantes de Nuevas Generaciones del PP valenciano comenzaron a difundir el rumor de que el jugador de la selección española Andrés Iniesta había decidido donar sus 300.000 euros de prima a los damnificados por los incendios de Valencia.
Al poco tiempo, varios periodistas deportivos se hicieron eco de la "noticia", a la que no le alumbraba nada remotamente parecido a una prueba o declaración pública, y contribuyeron a darle carta de naturaleza, afirmando incluso que el Ayuntamiento de Valencia la había confirmado. Así que la "noticia" acabó saltando a muchos medios de comunicación y fue trending topic en Twitter, hasta que el propio Iniesta salió a desmentirla. Aquí explican pormenorizadamente todo el proceso.
Lo llamativo del caso es que, a estas alturas, muchos de los protagonistas del bulo ni se han molestado en dar alguna explicación o rectificación. ¿Para qué hacerlo?
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Guillermo López es profesor titular de Periodismo en la Universitat de València