Ha pasado ya un año, y como el barro se seca lento, las gentes no han olvidado la tragedia. Al igual que la mancha del fango es difícil de quitar, los valencianos y en especial, los afectados, no son capaces ni quieren olvidar.
La politización de la tragedia ha sido tan hiriente como el agua de aquellos días. Los valencianos esperaban una respuesta coordinada del gobierno de la nación con el gobierno valenciano y lo que encontraron fue una tibia reseña y una sensación de olvido. La frase “el pueblo salva al pueblo” era el bálsamo en aquellos días. Días oscuros, donde la incertidumbre anegaba las calles y se escondía entre los coches volcados.
Y llegaron las autoridades a buscar la foto, pero llegaron tarde, por eso se mancharon de barro. El jefe del Estado fue el mejor parado, pero muchas personas se preguntan por qué no pudo mediar con los dos gobiernos para que trabajasen de verdad codo con codo. El ejército, los bomberos, protección civil, tanto de aquí como de allá, se pusieron al lado de los afectados, trabajando con ellos, pero también existe la opinión de que llegaron tarde.
Hoy en día, el gobierno de la Generalitat sigue con un programa de reconstrucción, tanto para las zonas afectadas como para la imagen del President, sin muchos avances notables. Da la sensación de que continua esa incoordinación sangrante con el gobierno de la nación. Siguen si comenzar obras para evitar otra catástrofe como la vivida. Creen que la madre naturaleza nos está dando una tregua hasta que haya un acuerdo, ironías climáticas.
Mientras tanto, siguen las manifestaciones politizadas, seleccionando a los responsables sin mostrar a la totalidad de los culpables y solicitando sólo la sanción sobre el gobierno valenciano.
Estamos en el tiempo disléxico del “aquí no pasa dana”. Pero como las maravillosas personas que sufren este trastorno del aprendizaje, la sociedad valenciana seguirá luchando y trabajando para mejorar y desterrar la palabra “nada”. Lo siento por las personas interesadas, pero el olvido no ha causado todavía su efecto anestésico.
Antes de irme, quiero dar las gracias a gente como Carlos Goñi (@revolveroficial), donde en su actuación en el Palau de les Arts, se unió a nuestro grupo, las personas que nos mojamos. Aun pudiendo haber pasado del tema y seguir con el frenesí de su actuación, denunció con su micro las actuaciones tanto del Gobierno valenciano como del Gobierno de España. En mi opinión, fue un gesto de valentía que le honra. Yo estaba allí y me sentí orgulloso.
Por todo esto, les pido por favor que no se olviden de este infortunio, ni se dejen anestesiar ni manipular y ¡mójense! Reivindiquemos lo que nos pertenece y a lo que tenemos derecho, ya que, aparte de pagar impuestos que mejoren nuestra calidad de vida, tenemos antepasados que nos dejaron un gran tesoro cultural valenciano. Como Vicente Blasco Ibáñez en sus novelas La barraca y Cañas y barro, donde nos transmite que el alma del pueblo valenciano vive en su tierra, en su trabajo y en la fuerza que nace cuando todos reman juntos, o Miguel Hernández en su poema Pueblo, al decir: “Pueblo, chorro que quieren cegar, estrangular, y salta ante las armas más alto, más potente ... Pueblo, se salvan por la fuerza que sopla desde todos sus muertos”.
Queridos lectores, yo deseo unión desde el compromiso y la identidad de ser valencianos, porque existen muchas más cosas que nos unen de las que nos separan. Como dijo Esopo, “la unión hace la fuerza”. Gracias.