VALENCIA. Saltan chispas de la bancada de la oposición en Les Corts acerca de la intervención de la Caja de Ahorros del Mediterráneo por el Banco de España y de las informaciones que comienzan a caer en cascada, helada, desde las portadas de los medios de comunicación hacia la desprevenida opinión pública.
Sueldos y dietas, créditos baratos, financiaciones a tontas y a locas, excesiva concentración de riesgos inmobiliarios y demás retahíla de acciones heterodoxas... condujeron a la ruina al hasta hace unos años buque insignia de la economía alicantina, número dos del ahora arruinado sector financiero autonómico y cuarto del sector de cajas de ahorro de España. Como ejemplo de cuanto allí aconteció durante los últimos años sirva la información de la portada de hoy de ValenciaPlaza.com: mientras los beneficios de la entidad comenzaban a delizarse por una pendiente que a cualquier consejero responsable le hubiera puesto la piel de gallina, los vocales de la CAM se concedian a sí mismos unos aumentos de beneficios en ningún caso justificados ni por la evolución de la caja ni por el contexto de la economía española.
Producido el trauma, entra ahora dentro de las prerrogativas de los parlamentarios regionales investigar las causas que han conducido a esta entidad, de carácter semipúblico, hacia el desastre -no de otro modo se puede califica lo acontecido- y hacen bien en solicitar cuanta información sea necesaria para esclarecer sus motivos y posterior exigencia de responsabilidades si hubiera lugar a ello. Esquerra Unida ha exigido la constitución de una comisión de investigación y a ello se han sumado los socialistas. Mientras, el Gobierno autonómico y el partido que le sustenta, el PP, ha optado por echar balones fuera renegando de sus evidentes responsabilidades como tutor del sector financiero autonómico.
En realidad, pocos parlamentarios valencianos han prestado especial atención al devenir de las cajas de ahorro durante los últimos años. Quienes lo hacían se encontraban con el habitual muro de opacidad de esas entidades y la incomprensión del resto de sus colegas. Por otro lado, cada uno en su medida, se ha solicitado y obtenido créditos y lícita financiación de las cajas valencianas (y quien más, quien menos, la ha devuelto... o no, como explica este diario hoy en esta misma portada).
En este contexto, resulta llamativo que la actual dirección del partido socialista se haga ahora de nuevas y se rasgue las vestiduras por la intervención de la CAM. Lo cierto es que ha dispuesto históricamente de varios vocales en su consejo de administración. ¿Dónde estaban esos vocales en la CAM con carnet del PSPV-PSOE, alguno incluso con rango de exconseller de la Generalitat, algún otro empresario, durante los últimos años? ¿No enviaban información a la dirección del partido en cuya representación tenían sillón en el consejo? Y si lo hacían, ¿qué utilidad le daban en el partido? ¿no participaban los consejeros socialistas en las reuniones? ¿acaso no votaban con el resto del consejo las aprobaciones de créditos así como los sueldos y salarios que se autoasignaban?
No es ningún despropósito, ahora que permanece abierta la veda de la exigencia de responsabilidades a la diestra, hacerlo también a la siniestra. Poca o nula credibilidad va a tener el PSPV-PSOE en su misión como ‘controller' de la acción de gobierno si antes no realiza una autocrítica y depuración de las pertinentes responsabilidades -si las hubiera- entre los suyos, entre los que durante años han estado sorbiendo a largos tragos la sopa boba de la poltrona alicantina, como antes lo hicieron en su equivalente valenciana. Los que estuvieron y no actuaron, y los que permitieron tal estado de cosas.
Sólo entonces el primer partido de la oposición contará con argumentos sólidos y respaldo social suficiente para exigir responsabiidades y actuar frente a la inacción y/o negligencia de los sucesivos responsables autonómicos de la supervisión de las cajas de ahorro y de su lamentable y sobre todo costosísimo laissez faire, laissez passer.
