Opinión

Opinión

CONVIENE SABER

Dar la voz al pueblo valenciano

Publicado: 11/11/2025 ·06:00
Actualizado: 11/11/2025 · 06:00
Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

Ha pasado un año desde la peor tragedia que ha vivido el pueblo valenciano en tiempos recientes. Un año desde aquella Dana devastadora que se cobró más de doscientas vidas y que dejó al descubierto no solo la vulnerabilidad de nuestro territorio, sino la nefasta gestión del Consell de Carlos Mazón. Un año de dolor, de silencio impuesto y de lucha incansable por parte de las víctimas y de una mayoría social que se negó a aceptar la mentira y la impunidad como forma de gobierno.

Esa persistencia, la presión ciudadana y el clamor de la calle han logrado finalmente lo que parecía imposible: la dimisión del peor president de la historia autonómica. Mazón se ha ido, sí, pero lo ha hecho en diferido, empujado por la evidencia judicial, por el descrédito político y por el rechazo moral de la sociedad valenciana. Se ha ido tarde y mal, sostenido hasta el último segundo por un Partido Popular que, bajo las órdenes de Feijóo y con la ayuda inestimable de Vox, ha preferido proteger a su líder antes que proteger a los valencianos y las valencianas.

Sin embargo, esta dimisión no es suficiente. No puede ser el punto final de un capítulo que ha dejado heridas profundas. Porque lo que necesita la Comunitat Valenciana no es un relevo pactado en los despachos de la derecha, sino dar la voz al pueblo.

Lo resumían dos jubilados, en una conversación de café en una terraza cercana al Palau, el mismo día en que Mazón anunció su salida. Con la serenidad que da la edad y la lucidez de quien ha visto pasar muchas etapas de nuestra historia, uno de ellos dijo al otro: “El que hi ha que fer es donar-li la veu al poble.” Y tenían razón. Eso es exactamente lo que pide la mayoría social valenciana: poder decidir, votar, recuperar la esperanza y la dignidad.

El PP se resiste a convocar elecciones porque sabe que, si los valencianos vuelven a hablar en las urnas, perderá el gobierno. Sabe que la sociedad ha despertado, que el relato de la mentira y el victimismo ya no cuela, y que la ciudadanía ha entendido que durante un año entero el único objetivo del Consell ha sido tapar la responsabilidad política y judicial de su president.

No es casual que, en paralelo, los mismos que hundieron la credibilidad del autogobierno estén intentando devaluar la figura de Diana Morant, secretaria general de los socialistas valencianos y ministra del Gobierno de España. La última bajeza ha sido el insulto del presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, que la llamó “escoba”, insinuando que no sirve para nada a los valencianos. Antes ya la llamaron “perra” a ella y a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé.

No son lapsus ni exabruptos espontáneos: son ataques calculados, proporcionales al miedo que provoca una rival política capaz de arrebatarles la Generalitat. Saben que Morant representa lo contrario que Mazón: preparación, rigor, decencia y compromiso. Lo temen, y por eso intentan destruirla. Pero los hechos hablan por sí solos.

Morant ha demostrado en cada etapa de su carrera que no necesita insultar para convencer, ni manipular para ganar. Ha sido alcaldesa, ha gestionado con eficacia, y en el último año, desde el Consejo de ministros, ha hecho más por los valencianos que Mazón en todo su mandato. Porque el peso real de la reconstrucción tras la tragedia lo está asumiendo el Gobierno de España, mientras la Generalitat se dedica a salvar a los suyos y a seguir el manual clásico del PP: hacer negocio con la desgracia.

Frente a un president indecente que abandonó a su pueblo cuando más lo necesitaba y que aún no ha pedido perdón, Diana Morant encarna una política limpia, moderna y comprometida. Lo dijo con claridad tras la dimisión de Mazón: “La solución no es cambiar una cara por otra. La única salida democrática es devolver la voz al pueblo valenciano y convocar elecciones.”

  • El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón. 

Porque la realidad es que desde que gobierna la derecha, la Comunitat Valenciana no ha dejado de ir a peor. Hemos visto cómo su negacionismo del cambio climático y de la ciencia ha costado vidas. El 29 de octubre de 2024, lo prioritario no fue proteger a la población, sino no “alarmar” ni estropear las previsiones económicas del puente de Todos los Santos. Se priorizó la hostelería antes que la seguridad, la propaganda antes que la emergencia. Y durante un año entero, la prioridad ha sido mantener a Mazón para seguir utilizando la tragedia como arma política contra Pedro Sánchez.

Pero las mentiras tienen las patas cortas. Los autos judiciales del Juzgado de Catarroja, avalados por la Fiscalía y la Audiencia Provincial, han dejado claro que las decisiones del Consell fueron negligentes y que la cadena de mando falló estrepitosamente. Cuando las calles gritaban “¡Mazón dimisión!”, el PP maniobraba para fabricar un relevo de laboratorio que a nadie convence

Y mientras tanto, las víctimas han sido despreciadas, ignoradas y humilladas. Durante un año no fueron recibidas por el Consell, fueron acusadas de estar “politizadas” por pedir la verdad, y el colmo de la indignidad fue que Mazón se presentara en el funeral de Estado a pesar de que las familias le habían pedido que no asistiera. No querían fotos; querían justicia. Querían que el expresident se presentara ante el juez, no ante los focos.

Esta semana, por fin, las víctimas fueron escuchadas en el Congreso de los Diputados, el único foro parlamentario que les ha abierto sus puertas, porque ni en el Senado ni en Les Corts Valencianes el PP y Vox lo permitieron. Su testimonio fue desgarrador y puso frente al espejo la miseria moral de una derecha que se atreve a llamar “politizadas” a las personas que lo perdieron todo.

El PP se aferra al poder en la Comunitat con una mezcla de miedo y arrogancia, mientras sigue aplicando su agenda de recortes, de mala gestión y de mentiras. Pero los valencianos y valencianas no pueden ni deben soportar ni un día más esta anomalía democrática.

La dimisión de Mazón no puede cerrar el ciclo del dolor ni de la impunidad. Es solo el primer paso. La única salida justa y democrática es convocar elecciones para que el pueblo valenciano recupere su voz, para que pueda decidir en libertad y empezar de nuevo. Porque lo que está en juego no es una silla, sino la dignidad de un pueblo que ha demostrado que no se rinde, que sabe distinguir entre quien le miente y quien le sirve. 

Y porque, como decían aquellos dos hombres en la terraza, con toda la razón que da el peso de los años: “El que hi ha que fer es donar-li la veu al poble.”

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo